Opinión de Antonio Palomo : FACHOSFERA CODICIOSA

Decía el filósofo y economista escocés del siglo XVIII David Hume: ¿Qué razones me das para creerte en lugar de pensar que te equivocas o que intentas engañarme? Coloquialmente escuchábamos que las mentiras tienen las patas cortas, pero no lo tengo tan claro en estos tiempos de “fachosfera codiciosa”. Dicho término, que no está acuñado en la RAE, se pronunció la semana pasada y fue motivo de debate continuo, que como en tantas ocasiones es plagiado por expertos en tal arte sin que se paren a conocer su origen real, que no es el de un periodista español copiado por su superior, sino que surgió en Francia en el año 2000 con la web “Fdesouche” fundada por un antiguo militante del Frente Nacional de Marine Le Pen refiriéndose a la posición de dominancia de la extrema derecha en internet y en toda su diversidad. En síntesis, que ese afán excesivo por el interés propio, por decidir que es o no delito a espaldas del poder judicial, basado en un egoísmo que nunca se consigue satisfacer hace que utilicen términos que bien les definen como codiciosos. Se dice que la codicia es como el agua salada, que cuanto más se bebe más sed da. En diferentes estudios de psicología refieren que la codicia nubla el juicio y la empatía humana. Bien decía Epicuro que, si quieres ser rico, no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia, a lo que añado, lee un poco más. Me quedé sorprendido, aunque no del todo, por los datos publicados la semana pasada sobre los hábitos de lectura de los españoles, donde una tercera parte no lee nunca. Ya me explico por qué tienen que terminar por plagiar. Si tuvieran el hábito de lectura otro gallo nos cantaría, definiéndose el mismo como el comportamiento estructurado intencional que hace que una persona lea frecuentemente por motivación personal, lo cual crea satisfacción, sensación de logro, placer y entretenimiento.  Hay mucho egotismo y poco socialismo en quienes dominan el arte, si es que a eso se le puede nominar así, de utilizar la sociedad sin ser utilizado por ella. No vale la intención, sino solamente lo que se ha hecho en verdad y forma. La ilusión socializa, el realismo singulariza. La imitación ahorra el esfuerzo de la originalidad, dicho metabólicamente, consume menos energía. Me quedo con la respuesta de Descartes a la pregunta ¿dónde encuentro yo certeza si todo fuera un engaño?: en el sentido común.

Estamos en el mundo de las situationship a todos los niveles, lo que no deja tiempo para todo aquello que necesita ser pausado con perspectiva de medio largo plazo. El término fusiona las palabras relación y situación, por lo que se puede traducir como estar en una situación. Se trata de una forma de relacionarse en la que existe algo, pero, a la vez, no existe nada. Hay sexo, pero no una relación. Quedamos, pero no es una cita. Una situationship es un sí, pero no. Me recuerda al libro de Erasmo de Rotterdam titulado “Elogio de la locura” en el que se preguntaba: ¿Amará al otro el que se odia a si mismo? Continuaba diciendo que en dicho caso no se avergonzaba de la obscenidad, pero esta había de ser prudente y tener buen estilo. Creo sinceramente que ambas ya se han perdido a estas alturas. Y volvemos a Maquiavelo: el fin del poder es el poder mismo. En palabras más sencillas me comentaba esto mismo un ganadero de Zamora la semana pasada, con quien recordamos a una excelente compañera veterinaria, alumna de la Facultad, que falleció demasiado joven por un cáncer de mama y a quien quiero dedicar esta columna. Carmen, igual que Montaigne me dijo en más de una ocasión que algunos animales estaban por encima del hombre en prudencia, capacidad de amor y fidelidad. También Carmen coincidía con Voltaire cuando escribió aquello de que: “A uno le entran ganas de ir a cuatro patas”. A la hora de afrontar problemas en las granjas, además de los conocimientos, muchos de ellos versados en la lectura, otros en las visitas constantes a las granjas con los ganaderos – colegas, y siempre basados en el razonamiento, que no solo percibe, sino que también orienta, lograba tomar medidas a corto y medio plazo basadas en la pirámide que, personalmente tanto utilizo, importante > prioritario > urgente. Me resulta mucho más interesante este planteamiento que el de la inmediatez mediática de la era digital.

Como en cada columna de opinión pretendo dar la medida de mi visión y no la de las cosas. Los griegos apreciaban la variedad individual como fin en si misma, la meta de que existen muchos individuos que hagan visible la singularidad, siendo partidario de la riqueza en las diferencias, sin poner muros entre unos y otros, algo que parecen no entender muy bien algunos agricultores franceses, incluida la ministra de Agricultura del país galo o muchos mandatarios nacionales, que dentro del concepto de voluntad de poder del Renacimiento, bien referido por F. Nietzsche, solo piensan en el poder sobre los otros solamente frente al poder sobre si mismos, es decir, en el sentido de la voluntad de incrementar su propio poder. Ello hace que se les vea poco felices y si muy irascibles, lo que bien se refleja en las encuestas sociológicas globales. Nuestro sector agrícola y ganadero, llevando la contraria a los principios de la actual responsable del ministerio de trabajo no trabaja menos para ganar más, sino que va en nuestro ADN trabajar más para ganar algo, que puede ser poco o mucho dependiendo de los mercados, además de estar muy condicionados por tener unos gastos variables más elevados que los fijos, lo que hace que sea una empresa compleja de gestionar. Lo que en la naturaleza son los genes, son en la sociedad actual los memes, que se replican por el camino de la imitación dando lugar a la muchedumbre solitaria. Decía el filósofo del s. XX Heidegger que la masa desinhibe, pero no hace libre, pues en ella “cada uno es como el otro y nadie es él mismo”. No son libres, pero tienen un montón de tiempo libre, algo muy común y pernicioso. Ricarda Huch nacida en Alemania en 1864, a quien se la conoció como la primera mujer de Europa, a su vez una de las primeras mujeres en tener un doctorado, se sentía más unida al pueblo trabajador que a la gente preocupada ante todo de que su vestimenta esté en el lugar que el gesto aristocrático exige y que me recuerda a YODior”. Me quedo, por sentido común con Ricarda, que murió en Berlín en 1876 y que tiene grabada en su lápida una cita suya: “quien no osa lo imposible, nunca conseguirá lo posible”. Ella si era una influencer senso estricto, de la que me declaro seguidor (follower).

“El hombre es un animal crédulo que tiene necesidad de creer. A falta de buenas razones para creer, se conforma con las malas” – Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo y Matemático británico, Premio Nobel de Literatura 1950.

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