Las carreras de caballos

Dentro del mundo de la hípica, son muy conocidas las carreras de caballos, sobre todo debido a las apuestas, que son su principal medio de sustento, aunque no el único.

En España, se celebraron el año pasado un total de 513 carreras, en las cuales participaron 850 caballos y generaron un impacto económico directo, solo en la competición, de 112 millones de euros anuales; es decir, sin contabilizar el dinero generado por la compraventa de caballos ni por la cría de éstos. Además, por cada caballo en entrenamiento se generan entre 5 y 7 puestos de trabajo aproximadamente, tanto directos como indirectos.

Las carreras de caballos que más se conocen en el ámbito popular o social, son las carreras de galope sin obstáculos, aunque también existen carreras de galope con obstáculos e incluso carreras de trotones.

Las carreras que más impacto tienen son las carreras de galope, sobre todo los Grandes Premios. En ellos, la distancia que deben recorrer los caballos varía entre 400 metros y los 4 Kilómetros, aunque los recorridos de las pruebas más habituales oscilan entre 1.000 y 1.600 metros y las de los Grandes Premios entre 1.600 y 2.500 metros.

El récord de velocidad alcanzado en un Gran Premio (2.414 m.) fue de 60.86 Km/h. Un caballo normal, en el momento de alcanzar su velocidad máxima, puede llegar a 50 Km/h. Sin embargo, un caballo de competición a distancias cortas puede llegar a los 70’76 Km/h. Con la mejora genética, gracias a la selección reproductiva, se piensa que podrían llegar a logar velocidades punta de 85 Km/h.

Pero las dos preguntas claves aquí son: ¿cómo es un caballo de carreras? ¿Cualquier caballo es apto para ello?

La raza de caballos más utilizada en las carreras es el Pura Sangre Inglés; es la más veloz, aunque también suelen competir caballos de otras razas como el Cuarto de Milla, Akhal Teke y el Angloárabe, entre otras.

Las características comunes de estos caballos de carreras son su velocidad y su resistencia, basadas en parte en su morfología: cuello largo y musculoso, dorso ancho y recto, espaldas profundas muy bien musculadas y muy inclinadas y extremidades alargadas y fuertes.

La morfología deseada también varía en función de la distancia que deba recorrer en competición. En carreras de corta distancia se buscan caballos musculosos y explosivos, lo que se llama “sprinters”; para distancias más largas, lo que se busca son caballos de mayor tamaño y extremidades más largas. Por ello hay varias líneas de cría, buscando animales más especializados en un tipo u otro de carrera.

La edad mínima en que un caballo puede empezar a competir es de 2 años, edad muy temprana si lo comparamos con los caballos de doma o salto, que empiezan a domarse a los 3 años. Por ello, también estos caballos suelen retirarse de la competición a edades que son tempranas: los 4 años de edad.

Las patologías más comunes asociadas a esta disciplina deportiva son, sobre todo, enfermedades del aparato locomotor, como tendinitis, desmitis, enfermedad metacarpal dorsal, problemas articulares y fracturas. También son comunes y motivo de una bajada del rendimiento deportivo, patologías del aparato respiratorio, como la enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias (Inflamatory airway disease).

Las carreras de caballos constituyen un mundo apasionante a la vez que polémico. por lo que no dejan de estar, por ejemplo, en el punto de mira de las asociaciones animalistas.

 

María Socorro Simó

Servicio Clínico Equino

CEU – Universidad Cardenal Herrera.