LAS 3Vs: Variabilidad, Virtualidad y Volatilidad

LAS 3Vs: Variabilidad, Virtualidad y Volatilidad. ANTONIO PALOMO YAGÜE

Valeria, Verdad y Victoria, la primera el nombre de mi hija menor a quien dedico esta columna, y que evidentemente son tres palabras que empiezan por V, que al menos a mí me sirven de referencia en mi vida, que también se escribe con V. Pero quizás, las otras tres palabras con dicha inicial que mejor reflejan la realidad actual son Variabilidad, Virtualidad y Volatilidad. La variabilidad entre las personas, la virtualidad en nuestras comunicaciones actuales y la volatilidad de los mercados. Dicha volatilidad, sin ir más lejos la podemos ver en estos días, centrada en los precios de las materias primas pienso, responsables de un 70% de nuestro coste de producción en porcino blanco y 80% en ibérico, siendo además un coste variable, también con v. Muchos de ustedes habrán escuchado lo del “Efecto MariposaThe Butterfly Effect” del matemático americano y creador de la Teoría del Caos, Edward Norton Lorenz (1917-2008) que decía aquello de que “el batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en la otra parte del mundo”. Bien lo estamos viviendo en nuestro sector desde agosto de 2018 en que apareció la Peste Porcina Africana en China. Esto nos enseña que a veces grandes cambios empiezan con actos pequeños y casuales. ¡Qué les puedo decir en este punto que ustedes no sepan! Desde el punto de vista económico, la volatilidad es la desviación estándar de la rentabilidad de un activo financiero respecto de su media a lo largo de un periodo de tiempo determinado. Tanto, sino más, como la volatilidad de los precios debido al mercado global, me preocupa la volatilidad de la palabra. Y ¿qué quiero decir con ello? Pues quiero referirme al poco valor que tiene en nuestros días la palabra, que bien expresan los Nikis en su canción “Donde dije digo, digo Diego” y que, según el Instituto Cervantes, se emplea para rectificar una afirmación o desdecirse. Siempre escuché en mi infancia aquello de “te doy mi palabra de honor”, que siempre he asociado a las matrículas de honor como grado de excelencia personal y académica. Bien recuerdo como mi Padre iba cada jueves al mercado a vender los cerdos al tratante, y la transacción se cerraba con la palabra y un apretón de manos. Creo que a nadie se nos ocurre hacer hoy así negocios, y sabiendo que los cerdos son los mismos, quizás debamos pararnos a pensar que lo que se ha deteriorado es la persona por esa falta de confianza y el no cumplimiento de la palabra por alguna de las partes. No tengo ninguna duda de que, si cada uno hiciésemos bien nuestro trabajo y fuésemos menos volátiles, el mundo sería más justo. Así, podemos encontrar también que la volatilidad de los paradigmas tradicionales hace referencia a la ruptura del modelo o ejemplo a seguir en cualquier otro aspecto, no solo económico, sino también cultural y social. Desde el punto de vista químico, la volatilidad es la capacidad de algunos líquidos o sólidos para volatilizarse o transformarse en vapor o gas, siendo un ejemplo el alcohol. A ver si es que la volatilidad no va a ser tan buena como algunos nos quieren hacer entender.

La variabilidad entendida como falta de homogeneidad en el peso de los lechones al nacimiento que tanto nos preocupa hoy, que se refleja en mayor dispersión de pesos en el momento del sacrificio, bien sabemos todos lo que nos penaliza tanto a nivel productivo como económico, al devaluarnos el concepto de cerdos de valor total. Podemos añadir además como sinónimos de variabilidad, las tres ies, que son la inestabilidad, incertidumbre e inconstancia. Personalmente prefiero para los negocios y para mi vida la estabilidad, la certidumbre y la constancia.

Y, ¿qué podemos decir de la virtualidad? De todos es bien conocido que vivimos en un mundo cada vez más virtual, aunque me satisfacen más las virtudes que enunció Platón (400 a.C.), conocidas como las cuatro virtudes cardinales: fortaleza, justicia, prudencia y templanza. A nivel académico, llevamos un año virtual en muchos casos, donde ya se acuña el término Blended Learning vs presencial, que se entiende como aprendizaje combinado, aprendizaje integrado, formación combinada o aprendizaje mixto. Personalmente prefiero el learning al blended, y me pregunto qué opinan ustedes (Never stop Learning). Al mismo tiempo, y en este orden de cosas, cuando escucho lo de enseñanza semipresencial, me recuerda mucho a lo que me decía un ganadero de mi tierra segoviana al referirse a que daba de comer a sus cerdos semiádlibitum, lo que aún me cuesta entender. Claro que también prefiero que sea semipresencial que semipresidencial, visto el telar. Y luego está lo de la leche semidesnatada, que a eso sí que llego, bien comprendo y bien me gusta tomar cada día. Y aquí podemos pensar en que el ser humano tiene una tendencia natural a tratar los conceptos que creamos de un modo realista y esencialista, en el sentido en el que tomamos las abstracciones que realizamos como la esencia de las cosas, lo que se estudia en el concepto de El Universo Bloque nominado por William James en 2008.

“La verdad es incontrovertible. La malicia puede atacarla, la ignorancia puede burlarse de ella, pero al final, la verdad está ahí” – Winston Churchill (1874-1965) – Primer ministro Reino Unido

 

Por Antonio Palomo Yagüe