La técnica de la inmunocastración aplicada al ganado bovino de engorde
La castración, la castración clásica, en el ganado bovino sigue siendo una práctica de manejo común en muchas partes del mundo, dado que, como es bien conocido por los ganaderos y por sus técnicos, la aplicación práctica de esta técnica proporciona importantes ventajas técnicas y económicas, tales como: una mejora notable la calidad de la canal y de la propia carne (aumentando su flavor) y, adicionalmente, generando una reducción del comportamiento agresivo y sexual del macho (lo que comporta finalmente unas mayores facilidad y seguridad en el manejo de los animales).
No obstante, la castración “clásica” (quirúrgica o no quirúrgica) provoca habitualmente un dolor prolongado e induce un elevado estrés en el animal (lo que reduce la bondad de sus parámetros técnicos ligados a su desarrollo); además, se ha comprobado que reduce la concentración plasmática de las hormonas anabólicas asociadas al crecimiento muscular y, como se ha indicado, reduce consecuentemente los rendimientos productivos de los terneros a los que se les aplica esta técnica.
Sin embargo, las ventajas finales que se obtienen con la implementación de esta práctica son vistas por la industria cárnica de América del Norte como significativamente mayores que los mencionados aspectos negativos a que da lugar. Este hecho es el que ha generado, hasta el presente, la utilización habitual de esta herramienta o práctica de manejo en las explotaciones norteamericanas dedicadas al cebo del ganado vacuno.
Paralelamente, las nuevas tendencias en las demandas sociales (de naturaleza manifiestamente antropomórfica) que están afectando a la ganadería, especialmente la sujeta a modelos de explotación intensivos y las últimas reglamentaciones (especialmente en ámbito del I Mundo), están provocado cambios muy importantes en los sistemas productivos en las mencionadas explotaciones ganaderas.
En este sentido, cabe mencionar un elemento a considerar de vital importancia por sus connotaciones prácticas en la moderna producción pecuaria: el bienestar animal. Este tema está trayendo consigo una serie de prohibiciones como, por ejemplo: la estricta prohibición de que sean realizadas en la base animal operaciones que le supongan una pérdida de una cantidad significativa de tejido (y probablemente en un futuro no lejano una prohibición de toda práctica que suponga una mutilación en la base animal).
Este hecho ha dado lugar, en algunas regiones del Mundo (empezando por la Unión Europea), a la prohibición expresa de aplicar la castración quirúrgica, aun con el uso de anestésicos (esta medida, como es bien conocido, está fundamentada principalmente en evitar o reducir el dolor que puede ocasionar esta práctica en los animales).
Por estas razones, se está trabajando intensamente en la actualidad en encontrar alternativas para desarrollar un método de castración que, pudiendo ser asumido por el sector y, por ello, ser aplicado en la práctica, proporcione las ventajas ya mencionadas y que, paralelamente, evite a los animales el dolor infligido y las secuelas originadas por una castración quirúrgica.
En este contexto, recientemente se está aplicado un método de castración que recibe el nombre deinmunocastración (técnica que ya lleva varios años siendo aplicada exitosamente en el ganado porcino). Esta técnica, en el caso del ganado vacuno, consiste en la aplicación de una vacuna, la Bopriva, que contiene péptidos sintéticos de GnRH.
La Bopriva, es un anti-GnRH que provoca la formación de anticuerpos específicos que se unen y neutralizan la GnRH, suprimiendo la generación de testosterona; consecuentemente, produce respuestas autoinmunes como las que afectan directamente a la estructura y a la función de las gónadas masculinas, interfiriendo en su capacidad de producir gametos y esteroides sexuales.
Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que la utilización de la referida inmunización en los terneros reduce la conducta agresiva de los machos y, consecuentemente, se reducen las peleas y las agresiones. Ello da lugar a una reducción importante del nivel de estrés en los terneros, lo que podría influir en la reducción de lesiones y lo que es sumamente importante: en la obtención de un producto de mejor calidad (al generarse una mayor infiltración grasa en los músculos, lo que determina un mayor flavor de la carne). En el cuadro 1 se exponen algunos datos inherentes a la aplicación de esta técnica.
Cuadro 1. Valores medios ± E.E. de las variables de la calidad de canal por tratamiento
Medias ± error estándar; letras distintas en el mismo renglón son diferentes (P<0.05); n=434 canales evaluadas.
Fuente: elaboración propia.
Esta técnica de la inmunocastración, en este caso en el ganado vacuno de cebo, es una de las que marca el camino por dónde, desde nuestro punto de vista, va a discurrir la producción animal en un futuro a corto plazo: teniendo un máximo respeto a los denominados “cinco derechos innegociables de la base animal útil”.
Mabel Y. Rodríguez
MSc |
Mary Cruz Durán
MSc. Zootecnista |