La polémica de los aceites minerales en nutrición animal

En esta oportunidad ha sido la OCU (Organización de Consumidores) la que ha abierto de nuevo el debate público en lo que a estas sustancias se refiere. Y lo ha hecho al pedir la retirada de tres referencias de la venta en el mercado español: unos cereales de arroz con cacao de El Corte Inglés, unas granolas con avena de Quaker y una pasta para lasaña de la marca Festaiola Agnesi.

La razón de este proceder es que han detectado en los mencionados productos unos hidrocarburos aromáticos, un tipo de aceite mineral que puede actuar como “carcinógeno genotóxico”, es decir, se trata de un agente capaz de producir cáncer a través de una alteración del material genético (lo cierto es que, aunque se trata de un agente nocivo no se conoce qué cantidades se deben realmente consumir par que exista un riesgo constatable para la salud).

La realidad es que su utilización no está prohibida, aunque sí se encuentran, desde hace años, en el punto de mira de las autoridades por sus posibles consecuencias negativas para la salud. Actualmente se está a la espera de nuevos estudios sobre sus efectos. Se propone, si es posible, evitar su presencia, aunque la clave está en la cantidad presente en un alimento.

En este sentido, como bien ha manifestado doña Carmen Vidal, Catedrática de Nutrición y Bromatología a Efeagro: “encontrar este componente en un alimento no lo convierte en cancerígeno. Estas sustancias también nos llegan por vía ambiental (por ejemplo, por el humo del tabaco o de los coches, pero también de las brasas de una parrilla) y seguramente por ahí estemos expuestos a cantidades mucho más altas que en los alimentos.

Hay que ser conscientes de que los alimentos pueden llegar a contener hidrocarburos a través de los materiales de embalaje, el uso de aditivos y coadyuvantes tecnológicos, lubricantes de la maquinaria empleada en el procesado y lo cierto es que estos aceites están presentes en muchos alimentos a distintos niveles.

Precisamente la carencia de unos resultados que puedan considerarse fidedignos, logrados en los estudios existentes fue lo que llevó a las autoridades europeas a instar a los Estados miembros, en 2017 y 2018, a controlar y vigilar la presencia de “hidrocarburos de aceites minerales” (entre ellos, los aromáticos) en productos tales como el pan, los cereales, la carne, el pescado, los helados, la pasta, las legumbres, los embutidos y los aceites vegetales.

La OCU ha justificado su petición referida a la retirada de estos productos por la decisión de las autoridades de Bélgica de prohibir la presencia de estos hidrocarburos aromáticos y de limitar la cantidad de los saturados (un tipo de aceite mineral cuyo principal problema es que tiende a acumularse en los tejidos humanos y puede causar efectos nocivos en el hígado).

Por su parte, según Efeagro, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) ha señalado que hace un año ya se publicó una recomendación en la que se reconocía que existe “una posible preocupación sanitaria sobre estos aceites minerales y es necesario recopilar información que permita hacer una evaluación más precisa” (el problema aquí radica en que, a día de hoy, no hay un método de análisis estandarizado, por lo que los resultados obtenidos varían considerablemente partiendo de una misma muestra).