La covid-19, un obstáculo más en las decadentes matanzas domiciliarias en España

  • El coronavirus no ha hecho sino profundizar más en ese retroceso de las matanzas en todos los puntos de la geografía española, dada la necesidad de reducir al máximo el número de personas asistentes.

 

Un matarife despieza un cerdo en una matanza domiciliaria. Efeagro/Elisa Laderas
Un matarife despieza un cerdo en una matanza domiciliaria

Las matanzas domiciliarias de cerdo fueron durante mucho tiempo un evento familiar y social tradicional cuando arreciaba el frío en las zonas rurales de España, pero con el tiempo han ido perdiendo relevancia y ya este año se ven reducidas al mínimo por los efectos de la pandemia.
El coronavirus no ha hecho sino profundizar más en ese retroceso de las matanzas en todos los puntos de la geografía española, dada la necesidad de reducir al máximo el número de personas asistentes para evitar posibles brotes de covid-19

Comunidades matanceras como Extremadura cuentan con su propia normativa, replicada por numerosos ayuntamientos de la región como recordatorio a sus vecinos, según ha analizado Efeagro.
En esta región, el número máximo de participantes será de seis personas, excepto si los convivientes son más de seis; el solicitante de la matanza elaborará una lista de asistentes y sus teléfonos de contacto, que conservará durante 15 días.
El lugar de celebración será, a ser posible, al aire libre o en locales con espacio para poder mantener la distancia social y una buena ventilación.

Se prohíbe compartir útiles como cuchillos y baños, que se desinfectarán después de cada uso.
La Junta de Extremadura ha incluido como obligatorio el uso de la mascarilla entre no convivientes y recomienda el lavado frecuente de manos y el uso de pañuelos desechables durante las labores.
Además, el responsable de la actividad deberá hacer una declaración firmada asegurando que se cumplen todas estas medidas de protección, seguridad y sanidad para evitar contagios.

En Los Santos de Maimona (Badajoz), su alcalde, Manuel Lavado, ha insistido en un comunicado en la importancia de cumplir con todas las medidas de prevención y de no” tomarse de una forma festiva” este año la matanza.
“Han de limitarse a las labores tradicionales de sacrificio y elaboración de los distintos productos para el autoconsumo”, ha indicado el regidor.

En Galicia, la Xunta ha elaborado un protocolo específico para las matanzas de este año, que recoge unas medidas similares.
Así, se incide en la necesidad de evitar el contacto físico y mantener la distancia social, es obligatorio el uso de mascarillas quirúrgicas o higiénicas, y se limita el número de personas participantes.

El protocolo gallego aplica a las matanzas las medidas generales ya impuestas en otros ámbitos, como la higiene de manos o el respeto a las restricciones de movilidad que pueda haber vigentes en cada momento.
El documento gallego, eso sí, indica que las medidas se irán actualizando en función de la situación epidemiológica de cada momento.

 

La opinión de los veterinarios

El presidente del Colegio de Veterinarios de Valladolid, Rufino Álamo, insiste a Efeagro la conveniencia de adoptar esas medidas restrictivas para minimizar los riesgos de contagios e incluirlas dentro del plan de sanidad y seguridad alimentaria que debe regir en toda matanza.
Recuerda, además, que no hay evidencia científica de contagio de animales a humanos -sí al revés-.
Incide en que, como máximo, podrán reunirse entre 6 y 10 personas para participar en el evento, en función de la situación de la covid en la zona.

Para Álamo, las medidas de higiene son “fundamentales” en una matanza, no ya sólo por el hecho de estar en situación de pandemia sino porque el lavado de manos es esencial para “no contaminar” los productos alimenticios que se manipulan.
La mascarilla la ve también “imprescindible” así como el distanciamiento debido entre personas dentro de esta campaña.

Por otro lado, subraya la importancia de la figura del veterinario para analizar la carne del animal sacrificado y confirmar que es apta para el consumo propio.
Así, el profesional debe descartar la presencia del parásito triquina mediante un análisis al microscopio.
También el veterinario puede descartar a simple vista si la canal está afectada por tuberculosis, cisticercosis (infección causada por la tenia) o la hidatidosis.