La acuaponia, un ejemplo de modelo sostenible

La palabra acuaponia nace de la unión de dos términos: Acuicultura (que cada vez tiene más relevancia en el mundo de la producción pecuaria) e Hidroponía (es un método de cultivo industrial de plantas que, en lugar de una base de tierra, utiliza únicamente soluciones acuosas con aportaciones de nutrientes químicos disueltos, o de sustratos estériles).

Se trata de la integración de dos sistemas productivos en un sistema cerrado. Se integra la producción piscícola con cierta producción vegetal (por ejemplo, este modelo está siendo desarrollado en Almería, en los invernaderos donde se producen tencas y tilapias en balsas, que se alimentan de subproductos de la producción de los tomates). En este sistema los desechos metabólicos de los peces benefician a las plantas, éstas limpian el agua y de esta manera se puede mantener la producción piscícola.

Los primeros trabajos publicados sobre la producción acuapónica se remontan a la década de los 70 del siglo pasado. En ellos ya se demostró que los desechos metabólicos que generaban los peces podían ser utilizados por el cultivo hidropónico de plantas. Sin embargo, no fue sino hasta veinte años más tarde cuando se empezaron a obtener datos concretos aplicables a la producción empresarial del modelo, que hoy sigue en fase de desarrollo.

De acuerdo con los estudios que se han publicado hasta la fecha, se obtiene con la acuaponia un ahorro muy significativo de agua y, paralelamente, se genera una reducción de su contaminación (entre un 60 y un 80 por 100 según los casos).

La acuaponia ofrece una clara ventaja frente a los modelos de recirculación de la producción piscícola (que han sido hasta ahora los habituales en las piscifactorías). Así, mientras en el sistema de recirculación tradicional se trabaja con un recambio de agua del 5 al 12 por 100 diario (con el fin de evitar la acumulación de desechos metabólicos), en la acuaponia se suele actuar con un nivel de reposición de agua que puede oscilar entre el 1 y el 3 por 100.

Esto es posible porque en la acuaponia, como ya se ha mencionado, las plantas absorben una parte muy significativa de los desechos metabólicos de los peces (la tasa de absorción depende del tipo de planta del sistema). Pero, en cualquier caso, se reduce la tasa de renovación de agua, lo que hace que disminuya el nivel de vertidos.

Ello tiene como consecuencia directa unos menores costes globales de explotación globalmente considerada y, paralelamente, se desarrollan dos fuentes de ingresos y se diluyen los riesgos empresariales al incidir en dos mercados muy diferentes.

Todo parece indicar que este sistema, que es un claro ejemplo de la sostenibilidad que tanto se predica en el ámbito de la Unión Europea, tendrá un importante desarrollo en los próximos años, sobre todo en los modelos ligados al cultivo bajo plástico.