Fitobióticos
Las cada vez más drásticas limitaciones existentes en el uso de antimicrobianos en sanidad animal, debidas a la aparición y diseminación de bacterias resistentes a estos compuestos, hacen imprescindible la búsqueda de alternativas viables que permitan su sustitución.
En la última década, se han incrementado las investigaciones centradas en la obtención de sustancias que posean efectos antimicrobianos y promotores del crecimiento sin las desventajas de inducir resistencia bacteriana, toxicidad, efectos secundarios tanto en animales como en personas y que sean económicamente rentables y seguras medioambientalmente (Yang et al., 2015).
Los compuestos fitogénicos (también denominados fitobióticos o botánicos) se definen como compuestos bioactivos naturales derivados de las plantas y que presentan efectos positivos sobre la salud. En ellos se incluyen los aceites esenciales, los extractos de plantas y otros productos botánicos (Grashorn, 2010; Yang et al., 2015; Gheisar & Kim, 2017).
Estas sustancias son bien conocidas desde antiguo por sus efectos farmacológicos y han sido ampliamente utilizadas en la medicina tradicional y alternativa humana, siendo también el origen de múltiples fármacos. Se han constatado, entre otras, las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, digestivas y antimicrobianas (antivíricas, antibacterianas y antifúngicas) de algunos de estos compuestos (Yang et al.,2015). Esta última propiedad tiene su origen en la naturaleza, donde el metabolismo secundario de las plantas genera una amplia variedad de compuestos químicamente distintos con una función principal de protección frente al ataque de los depredadores y de patógenos microbianos (Bassolé et al., 2012).
Por lo tanto, los compuestos fitogénicos han sido ampliamente estudiados como alternativas a los antibióticos. Y dentro de ellos, los aceites esenciales son los que han sido objeto de un mayor número de investigaciones a este respecto. Se caracterizan por ser productos líquidos aromáticos obtenidos por métodos de extracción químicos o mecánicos. Químicamente son mezclas muy complejas de hasta 100 componentes hidrofóbicos y volátiles en diferentes proporciones y cuya composición exacta depende de múltiples factores (Chouhan et al., 2017). Otras moléculas menos estudiadas pero que también presentan características antimicrobianas son: flavonoides, fenoles, aldehídos, isoprenoides, quinonas, etc.
Aunque el mecanismo de acción antimicrobiano aún no está bien definido para todos estos compuestos, los investigadores han sugerido que se debe a su interacción sobre la pared bacteriana, desestabilizándola estructuralmente y alterando su permeabilidad, así como mediante la modulación del microbioma y la morfología intestinal (Chouhan et al., 2017).
A pesar de que los resultados de eficacia existentes en la bibliografía sean a veces muy variables, debido principalmente a las diferencias en metodología, composición del fitobiótico y condiciones de los estudios, se han publicado resultados muy positivos que apoyan su uso como alternativa a los antimicrobianos (Grashorn, 2010; Yang et al., 2015).
A este respecto, cabe destacar la potenciación de la actividad antimicrobiana (sinergia) de diferentes componentes fitogénicos entre sí y con otros compuestos, como pueden ser los ácidos orgánicos, ácidos grasos de cadena corta y media e incluso con antimicrobianos (Langeveld et al. 2014; Chouhan et al., 2017). Esta combinación de compuestos activos permitiría obtener mejores resultados reduciendo dosis y costes.
Por lo tanto, de cara al futuro, una mejor comprensión de los efectos de los diferentes compuestos fitogénicos sobre la microbiota, la fisiología intestinal y la inmunología, nos permitirán optimizar el uso de estos compuestos, con el objetivo de sustituir los antibióticos o reducir su uso, manteniendo una producción animal sanitariamente saludable y económicamente sostenible.
Nota: existe bibliografía disponible para los posibles interesados
Sonia Téllez
Lípidos Toledo S.A |
Pedro Gil
Consultor Veterinario |