España y el consumo de porcino de capa blanca
De acuerdo con lo publicado por la Interprofesional INTERPORC el sector del ganado porcino de capa blanca aporta a los consumidores españoles del orden del 43% de toda la proteína cárnica que ingieren a lo largo del año.
Ello significa que contribuye al sistema alimentario español con más del 20% de toda la carne fresca y el 82,30% de toda la carne transformada puesta a disposición de los consumidores. Se trata de una realmente muy potente implantación en el modelo alimentario nacional que, sin embargo, viene siguiendo un preocupante proceso de retroceso que es necesario analizar.
En España el consumo de carne en general (incluyendo todos los tipos de carnes y especies) se está viendo afectado desde hace años por un continuado proceso de reducción del consumo. Así, en el periodo 2007-2018 el consumo total de carne en España se ha reducido en un 3,52 por 100,si bien dicha reducción se habría centrado en el consumo de carnes frescas, refrigeradas o congeladas, mientras que el consumo en elaborados cárnicos ha aumentado
El mencionado retroceso en el consumo de carnes frescas/refrigeradas/congeladasha afectado a la mayoría de los sectores ganaderos, exceptuando el del pollo y otras aves, cuyo consumo se ha incrementado en los últimos 10 o 15 años. El sector porcino de capa blanca también se ha visto inmerso en dicho proceso, si bien con un impacto tal vez no tan fuerte como el que ha afectado a los sectores del vacuno, del ovino/caprino o de los conejos.
En el marco del mencionado proceso de reducción del consumo de carne, en general, en España, es interesante observar la estructura de dicho consumo en 2018 y su evolución respecto al año anterior. Bajo esta premisa se puede constatar que en 2018 el único tipo de carne con un cierto crecimiento de su consumo ha sido precisamente la de porcino.
En este sentido hay que indicar que España es uno de los mayores consumidores de porcino de la UE-28. En el año 2017 se registró un “Consumo per Cápita” promedio de 41,2 kg/hab./año.
Una de las principales ventajas competitivas del Sector Porcino de Capa Blanca Español es, sin lugar a dudas, la diversificación de su mercado interior, en el que junto a la comercialización de carnes y despojos frescos, congelados y refrigerados, al corte o envasados, convive una amplísima y potente gama de productos elaborados, de múltiples tipologías, formatos y presentaciones (curados, cocidos, conservas, etc.). Esta diversificada estructura de productos representa un sólido soporte de la sostenibilidad sectorial.
En el caso concreto de los productos elaborados, dicha pérdida de peso específico del porcino en la estructura general del consumo de productos cárnicos en España se produce en un contexto general de expansión del consumo de carnes transformadas (que, como se indicó antes, se habría incrementado en un 11% entre los años 2007 y 2018). Sin embargo, en igual periodo, el consumo de elaborados derivados del cerdo de capa blanca (sin incluir ibérico ni aves) habría retrocedido un 2,91% observándose una transformación de la estructura global del consumo de elaborados.
Un factor importante en la evolución del consumo de carnes y elaborados del porcino en España ha sido la trasformación de las estructuras de distribución minorista, especialmente la continuada reducción de las ventas a través de tiendas especializadas o tradicionales, en favor de la distribución organizada. En el pasado año 2018 la misma ya controlaba más del 65% de la distribución de carnes de porcino y más del 77% de la distribución de elaborados del porcino. La incorporación de nuevos formatos de distribución representa un importante reto/incertidumbre con indudable impacto en la estructura de consumo.
El preocupante comportamiento del consumo de carnes y elaborados derivados del porcino de capa blanca en el mercado interior representa, en los momentos actuales, una de las grandes incertidumbres y preocupaciones a las que se enfrenta el sector; de forma que en opinión de muchos operadores sectoriales, condiciona inexorablemente la futura sostenibilidad del mismo.
Por ello, en opinión de INTERPORC, es de una enorme importancia conocer y analizar, en todas sus vertientes y manifestaciones, dicho comportamiento y su tendencia, con vistas a identificar las necesidades de nuevas estrategias sectoriales en las áreas de producción, transformación, comercialización y exportación.