Las personas y los cerdos vamos de la mano. Y esto lo digo a sabiendas de que la producción de los segundos (120,5 millones de Tm en 2018) va en paralelo al aumento demográfico de los primeros a nivel mundial (7.742 millones), como lleva sucediendo desde que hace 10.000 años antes de Cristo se domesticara el Sus scrofa. El  cerdo formaba parte de los banquetes del Imperio Romano y Cristóbal Colón en su segundo viaje llevó cerdos en el barco al Nuevo Mundo. Ya en 1600 se empezó a alimentar a los cerdos en Pensilvania con los excedentes de maíz y en 1847 se producían en USA 35 millones de cerdos. En estos momentos gran parte de la población mundial (China 1.400 millones – la suma de Europa, EEUU y Brasil) y de los cerdos del mundo están en Asia, mejor dicho, estaban hasta el grave problema de sanidad que comenzó en agosto de 2018 y que ya se ha llevado casi la mitad de dicha producción…, y lo que queda. Entre Asia, Europa, EEUU y Brasil se produce más del 80 % del porcino mundial).   

Lo que no tengo ninguna duda es que, al igual que nuestro sector ha tenido una profunda transformación y evolución en estas tres últimas décadas, no van a ser menos intensas las próximas. Creo que tampoco tenemos ninguna duda de como ha cambiado la sociedad en nuestro país y en todo el mundo. ¿Qué valores regían la vida de nuestros Padres y cuáles son los que tienen hoy nuestros Hijos? No soy quien para decir si son mejores o peores, pero si obviamente diferentes, como lo son las culturas orientales y occidentales. 

En porcino hoy trabajamos fundamentados en principios como el bienestar, la bioseguridad, el uso responsable de antibióticos – resistencias antimicrobianas, impacto ambiental, sostenibilidad, seguridad alimentaria, mejores dietas… No creo que sea muy diferente a los aspectos que nos guían en nuestra vida cotidiana como personas. 

Digamos siempre si a la innovación y al progreso en nuestro sector porcino, manteniendo la ilusión, adaptándonos a las necesidades que nos demande la sociedad, modulando nuestras inversiones y siendo profesionales en todo lo que hacemos. El porcino es mundial y el mundo necesita al porcino. 

La Orden de San Antonio o Antonianos en el siglo XII se expandió por toda Europa, sobre todo en medios urbanos, donde además de sus actividades caritativas, se especializó en la ganadería porcina, no solo con el fin de procurarse alimentos para mantener sus encomiendas y hospitales y proporcionar carne a los indigentes, sino también porque se suponía que el tocino del cerdo tenía efectos benéficos sobre los enfermos de “fuego del infierno“ (probablemente provocado por el cornezuelo del centeno ) – Michel Pastoureau, “Animales célebres “Editorial Periférica 2019 “

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA