El ovino de leche en Castilla y León, víctima y ejemplo de inexistencia de las cadenas de valor

La verdad es que empiezo a estar realmente muy, muy cansado de seguir manteniendo, contra viento y marea, mi total independencia (en todos los ámbitos, obviamente) a la hora de expresar mis opiniones, de efectuar mis análisis y de dar, sin reservas, mis predicciones.

Paralelamente, constato cómo debo medrar profesionalmente, sí o sí, en un escenario cada vez más temeroso y donde, como “norma de subsistencia”, se cuidan extraordinariamente las “formas”, entre otras razones por el “qué dirán de mi” y por la presión inmisericorde que efectúan ciertos colectivos a través de las redes sociales (aunque ello pueda suponer, en no pocas oportunidades, sesgar los hechos y entrar en el mundo de las medias verdades, de las vaguedades y/o incluso de las posverdades).

En este “patatal” resulto ser, una y otra vez, “políticamente incorrecto” e incómodo para muchos. Ello implica que no me queda más remedio que pagar el correspondiente peaje, que es cada vez es más elevado. Pero, a pesar de mi juventud (mental y de espíritu, me refiero) no voy a cambiar y hoy le toca, a título de ejemplo, asumir protagonismo, en el escenario de la denuncia, al modelo de mercadeo que afecta al sector del ovino de leche de Castilla y León.

En España, Castilla y León es la Comunidad Autónoma (CC.AA.) con el mayor censo de ovino de leche. De acuerdo con los últimos datos publicados, tiene actualmente unas 2.300 explotaciones, con un censo de 1.028.302 hembras de aptitud preferente leche y una producción anual cercana a los 290 millones de litros. Estas cifras vienen a representar algo más del 42 por 100 del censo de ovino de leche español y el 60 por 100 de toda la producción española de leche de oveja. En esta CC.AA. también se encuentran las principales industrias de transformación, que son finalmente los “compradores clave” de la leche producida por las mencionadas ovejas.

Hoy martes, cuando nuestro boletín número 120 está viendo la luz,  el sector del ovino de leche se encuentra “en la calle” pidiendo a la Consejería de Agricultura y Ganadería que ejerza un arbitraje efectivo con el fin de intentar evitar las inapropiadas actuaciones comerciales, de mercadeo, de una distribución que, según el sector productor, está muy interesada en vender queso (especialmente el queso mezcla) a bajo precio con la finalidad de utilizarlo como producto reclamo (lo cual no es nada nuevo y si no que se lo pregunten, por ejemplo, a sus colegas los ganaderos de vacuno de leche).

No hace falta decir, como lo he denunciado mil veces, que las mencionadas industrias de transformación (muchas de las cuales están obsoletas y son poco competitivas) se han de doblegar, al no haber una escala de valor, a las presiones de la distribución para intentar salvar sus balances. Ello las lleva a apretar injustamente en el precio real al eslabón más débil, el ganadero.

Así resulta que hoy, a los hechos me remito, los ganaderos de Castilla y León productores de leche de oveja ven cómo en la Lonja de León se fijó el pasado 24 de octubre un precio de 0,0661 euros/por el extracto quesero en litros (E.Q.) y con E.Q del orden del 12,5.

Ello supone, hablando en términos medios, que los ganaderos de Castilla y León vienen a percibir, por la leche de sus ovejas, un 6 – 8 por 100 menos que la media nacional y un 12 – 15 por 100 menos de lo que reciben los ganaderos de ovino de leche ubicados en Castilla-La Mancha (unos 72 cts. /l frente a unos 78 – 80 cts./l y a unos 85 – 87 cts./l, respectivamente), cuando el coste real de producción supera en general y en Castilla y León, en base a una contabilidad analítica, los 80 cts./l (ello significa que los mencionados ganaderos se han de conformar, sí o sí. con cubrir los costes variables y solo una parte de los costes fijos ¡demencial!).

Y luego nos extrañamos de que, en Castilla y León, que es el ejemplo que hoy he traído a colación, hayan desaparecido, en los últimos 10 años, casi 1.600 explotaciones de ovino de leche y nos rasgamos las vestiduras cuanto se constata que hay graves problemas de relevo generacional y de despoblación del medio rural… Eso sí, se nos llena la boca de hablar de la PAC, de la futura PAC y de la importancia del desarrollo rural.

¡Cuánta milonga y cuanta posverdad! (¡Ya he vuelto a ser políticamente incorrecto! No tengo cura).

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.