El difícil presente y complejo futuro de los mayoristas

Escribo estas líneas como continuación de mis intervenciones en el II Congreso de la Confederación Nacional de Empresarios Mayoristas de Frutas y Hortalizas de España (CEOMFE) y en la Feria “Fruit Attraction”.

En ambos eventos traté, la compleja y múltiple temática del diagnóstico, la realidad y el futuro de los mayoristas en este ámbito de la producción agraria. En mi opinión, todo lo que expuse es perfectamente trasladable a otros segmentos de este sector primario de actividad económica (tanto de la agricultura como de la ganadería).

Partimos de que el gasto anual en alimentación en España supera actualmente los 99.000 millones de euros y de que casi el 68% del mismo se efectúa en los hogares.

En este contexto, y al igual como ocurre, por ejemplo, en el porcino o en la leche, por poner solo dos ejemplos, el consumo cuantitativo de futas y hortalizas frescas en los hogares ha descendido de manera significativa en el último año (año 2015) respecto al 2014 (un 3,7% en frutas frescas y un 4,7% en hortalizas y patatas frescas; los hogares destinan a estos dos capítulos un 16,5% del total de su gasto en alimentación; unos 11.000 millones aproximadamente).

Pero lo más significativo, vinculado al tema que nos ocupa, es que las ventas en las tiendas tradicionales han descendido en 7,2% en el caso dela fruta fresca y un 7,5% en el de las hortalizas frescas. Obviamente, esta realidad afecta de manera evidente a los mayoristas entendidos como un componente con una gran trascendencia histórica en la cadena alimentaria, dado que constituye el eslabón que pone en relación comercial al segmento productor con el minorista.

Hoy, este eslabón mayorista (mayorista en destino, para que nos entendamos), hablando siempre en términos generales, se encuentra en una situación realmente difícil. Sufre una marcada pérdida de protagonismo en la cadena, y, paralelamente, tiene que soportar, entre otras cuestiones, la aplicación sesgada de la Ley de Mejora del Funcionamiento de la Cadena Alimentaria-AICA (dónde, por ejemplo, en Canal Horeca no está, incomprensiblemente, afectado por la misma).

En efecto, esta pérdida de protagonismo a la que hago referencia, está fundamentada, por una parte, en la multiplicación y consolidación de los mayoristas en origen, surgidos fundamentalmente de la mano de una serie de agrupaciones de productores (sea, por ejemplo, a partir de una estructura de cooperativas de primer o de segundo grado) y, en algunos casos, directamente desde la Gran Distribución; por otra, en la llegada a “nuestro mundo”, en mi opinión para quedarse definitivamente en él, del E-commerce (comercio electrónico) lo que anuncia un cambio sustancial del papel del mayorista.

Por estas razones si, en este proceso de cambio, los mayoristas no saben evolucionar rápida y adecuadamente, adaptándose a las nuevas coordenadas comerciales, su futuro, no me cabe duda alguna, se presenta ciertamente complejo (y que nadie olvide lo que les sucedió cuando en su momento, cabalgando en la prepotencia, originada sin duda por el gran protagonismo que tenían en la cadena, “despreciaron” a una Gran Distribución que empezaba a desarrollarse).

Pero, lo que más preocupa en estos momentos, de acuerdo a lo que he podido constatar a lo largo de esta última semana, es que muchos mayoristas no son realmente conscientes de estas realidades y se refugian en argumentos inconsistentes o falaces a la hora de justificar el por qué han pasado por ejemplo en Mercamadrid, de comercializar el 100% de las frutas y hortalizas frescas consumidas en la capital a comercializar menos del 50%.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.