El arrastre de ganado en Canarias: ¿un deporte o un arte?
Los pasados días 17 y 18 de septiembre tuvieron lugar sendas Finales de los Concursos Insulares de Arrastre de las islas de La Palma y Tenerife (Concurso de Arrastre Cabildo de Tenerife-Trofeo Gobierno de Canarias), respectivamente. Mañanas veraniegas sin excesivo calor ante un público entregado y expectante.
Veintiuna yuntas (pareja de animales) entre novillas, vacas y toros de raza bovina Palmera participaron en la Exhibición y la Final del Concurso Insular de Arrastre de La Palma, destacando los resultados de las Categorías de Novillas de Cuarta (3 sacos) con un tiempo de 24”66 Agapito Isidro Goya; en Toros de Tercera (6 sacos) José Ángel Felipe con un tiempo de 29”37 y en la categoría de Vacas de Segunda (7 sacos) la yunta de José Pérez (conocido como D. José Barrios que continuaba arrastrando con 93 años la temporada pasada en las 6 pruebas del Concurso Insular de Arrastre de La Palma) y que este año guiaba su hijo el buayero Enrique Pérez que resultó ganador con un tiempo de 29”28.
Por otra parte, en la Final del Concurso de Arrastre Cabildo de Tenerife-Trofeo Gobierno de Canarias participaron 41 yuntas de raza bovina Canaria y sus cruces, destacando los resultados de las categorías de Toros de Tercera (6 sacos) donde resultó vencedor Manuel Melián (18”28), seguido de Francisco Fernández (20’50) y Roberto Pérez (21’27); mientras que Manuel Melián también quedó primero en la categoría de Toros de Segunda (7 sacos) con un tiempo de 20’57, seguido de Alejandro Fernández (20’75) y José Manuel Marrero (21’56).
Pero más allá de las diferencias notables entre las dos razas bovinas (“palmera” por un lado y “canaria” por otro, y el mayor porte y poderío de esta última) o las formas de amarrar (mediante canga -al cuello- en La Palma o yugo -en la frente- en la isla de Tenerife) o incluso las características diferentes de la corsa (plataforma de arrastre donde se colocan los sacos a arrastrar), cabe destacar las similitudes: un trabajo que en su día sirvió para arrastrar pinos desde las cumbres de La Palma a sus diversos puertitos de carga en la costa, o para arar y preparar las diferentes tierras para la siembra por las medianías isleñas, ahora se ha rescatado y potenciado como deporte. Llevado por los buayeros de La Palma como un arte, en el que hablando con sus animales logran que éstos transiten por el terreno de arrastre (35 metros ida, giro en el “yogurt” y 35 metros vuelta) de una forma más o menos rápida. O por los buayeros de Tenerife donde de forma más competitiva hacen una atractiva carrera para el espectador guiando a sus animales para hacer el recorrido en el menor tiempo posible (levantando al público de sus asientos) y arrancando esos mismos aplausos que por el manejo y la maña resuenan en La Palma.
A veces dos visiones distintas para conseguir un mismo fin: el mantenimiento de nuestra singular tradición de arrastre y de las razas autóctonas, uniendo a la tradición la visión moderna del deporte competitivo.
Técnico Veterinario del Club de Arrastre La Canga.
Delegado Insular de la Federación de Arrastre de Canarias.