Bases para lograr el parto de las novillas de carne a 24 meses

El reto de incrementar la eficiencia técnica de los rebaños de vacuno de carne debe abordarse optimizando el rendimiento reproductivo de las vacas, su capacidad de cría y su vida útil, que depende tanto de la edad a la que la vaca empieza a producir como de la edad al desvieje.

Para mejorar la longevidad productiva conviene adelantar en lo posible el primer parto. En España, aunque éste es frecuente entre los 2 y 3 años de edad (49%), la incidencia de primeros partos más tardíos es sorprendentemente alta (MAPAMA 2014).

Diversas recomendaciones indican que las vacas nodrizas deberían tener el primer parto en torno a los dos años. El manejo en lactación y recría deben permitir una pubertad temprana y que lleguen al primer parto con suficiente desarrollo y capaces de criar a sus terneros con un buen peso al destete, asegurando tres aspectos clave:

  • realizar la primera cubrición cuando alcancen al menos un 65% de su peso adulto, utilizando sementales de fácil parto
  • garantizar un manejo en gestación que permita llegar al primer parto con un 85% del peso adulto sin excesivo engrasamiento
  • asegurar que durante la primera lactación se cubren los requerimientos de crecimiento de la novilla, que crecerá hasta los 5 años.

En este sentido, en el CITA de Aragón se ha analizado el manejo más adecuado para adelantar el parto a los 2 años en novillas de razas Parda de Montaña y Pirenaica. Se han aplicado distintos manejos en lactación (0-6 meses, con objetivos de crecimiento de 0.7 vs. 1.0 kg/d obtenidos con vs. sin suplemento de pienso) y en recría, del destete hasta la cubrición a los 15 meses (0.7 vs. 1.0 kg/d, con alfalfa y distinta cantidad de pienso).

La edad a la pubertad no fue limitante para adelantar el parto: se inició a un peso medio de 323 kg (56% del peso adulto), con una edad entre 8.4 y 13.5 meses, dependiendo del crecimiento previo. La pubertad fue más temprana en las novillas Pardas que en las Pirenaicas (1.6 meses); y estuvo más influida por el crecimiento en lactación que tras el destete. Incluso con ganancias continuas de 0.7 kg/d del nacimiento a los 15 meses, todas estaban púberes 1.5 meses antes de la cubrición, que se realizó con >65% de su peso adulto, con buena fertilidad (90%).

Sin embargo, las novillas con crecimiento continuadamente bajo (0.7 kg en ambas fases), presentaron menor peso y desarrollo esquelético al parto, originando mayor necesidad de asistencia. En la primera lactación, ni los crecimientos de los terneros ni los rendimientos reproductivos de las novillas dependieron del manejo previo. Ambos fueron algo inferiores a los de vacas adultas, pero similares a los de novillas de las mismas razas con partos más tardíos (2,5-3 años). Por tanto, en ambas razas es viable adelantar el parto a los 2 años si se asegura un buen crecimiento (mínimo 1 kg/d) antes o después del destete.

Estos resultados se han aplicado al diseño de programas de recría aplicables en explotaciones comerciales. En la raza Parda de Montaña las novillas se recrían conjuntamente (proyecto financiado por MAPAMA) y cuando alcanzan los 400-425 kg se sincronizan e inseminan. Hasta la fecha se han recriado 150 novillas en tres años, con un coste aproximado de 550€/animal, que han retornado a las ganaderías de origen para parir antes de los 2.5 años e integrarse en el rebaño de vacas adultas.

 

Isabel Casasús y colaboradores.

CITA de Aragón.

Colaboradores: Albina Sanz, Javier Ferrer, Agustí Noya, José Antonio Rodríguez-Sánchez.