A vueltas con el sector ovino de carne

Últimamente se habla mucho de la carne de ovino, de sus bondades y de que su producción es muy amigable con el medio. A pesar de ello, la misma representa, en la actual Unión Europea, menos del 2 por 100 del total de la carne generada por la ganadería. Por ello, hoy en día, su importancia es fundamentalmente logística, ya que está claramente vinculada al medio rural y a la fijación de población.

 

España viene a poseer un 19 por 100 del censo ovino de la Unión Europea a veintiocho (U.E. – 28) que se cifra actualmente, año 2017, en unos 87 – 88 millones de cabezas (unos 20 millones menos que hace 25 años). Ello significa que nuestro país es el segundo detentor de cabezas de ovino en la Unión, por detrás del Reino Unido, que tiene alrededor de 23,5 millones de cabezas (el 27 por 100 de todo el censo de la U.E. – 28).

La Unión Europea viene a producir (considerando también el autoconsumo – consumo rural) del orden de las 700.000 toneladas anuales de carne de ovino, de las cuales algo más de las 300.000 t las produce el Reino Unido y unas 117.000 t España (la producción española viene a suponer alrededor del 16,4 por 100 de toda la producción comunitaria).

En nuestro país, la producción total de carne en el año 2016 alcanzó, de acuerdo con los datos oficiales publicados, los 6,42 millones de toneladas, lo que significa que la carne de ovino en España supone, al igual como sucede en la U.E., menos del 2 por 100 del total (concretamente, el 1,8 por 100).

En este sentido, hay que señalar también que, a principios del presente siglo, la producción de carne de ovino en España llegó alcanzar las 235.000 t anuales, lo que significa que la misma se ha reducido, en los últimos 15 – 16 años prácticamente en un 50 por 100.

Paralelamente, el consumo global aparente de carne de ovino en nuestro país se ha reducido en los últimos 15 años casi a la cuarta parte y, consecuentemente, el consumo per cápita aparente ha descendido de los 5,36 Kg a los 1,4 Kg actuales.

Así, mientras la Unión Europea es deficitaria en carne de ovino (su producción global cubre, aproximadamente, el 87 por 100 de sus necesidades, lo que obliga a realizar unas importaciones netas de unas 90.000 t anuales, la mayoría procedentes de Nueva Zelanda) España es altamente excedentaria.

En el año 2016, España importó, sumando carne, despojos y animales vivos, casi 14.000 toneladas, pero exportó unas 87.500 t (por lo tanto, nuestro superávit global, contando con la carne en stock y con la las 44.000 t estimadas de carne de los animales vivos exportados se sitúo teóricamente alrededor de las 73.500 toneladas, lo que equivale a casi el 63 por 100 de nuestra producción).

La realidad es que el nivel de autoabastecimiento en carne de ovino se sitúa actualmente alrededor del 145 por 100 que no deja de ser una cifran tan elevada como preocupante.

Desde mi punto de vista, el principal “Talón de Aquiles” que tiene el sector en nuestro país, como muy bien se ha detectado desde INTEROVIC (la Organización Interprofesional del Ovino y Caprino de Carne), es el del consumo y su evolución que, por otra parte, aproximadamente tiene lugar en los hogares en un 70 por 100.

Precisamente por ello, ante la actual situación de la capacidad adquisitiva neta del consumidor medio en nuestro país, no resulta nada sencillo cambiar aquí las tendencias (una situación similar tiene el vacuno de carne) y no veo a corto plazo un cambio positivo significativo en las cifras de consumo referidas, a pesar de los muchos y buenos esfuerzos que está haciendo la interprofesional citada.

 

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.