A vueltas con el precio de la leche a nivel ganadero

El tema del precio que perciben los ganaderos españoles por la leche producida por sus vacas sigue siendo, a pesar de todas las medidas tomadas (empezado por los ineficaces contratos), significativamente inferior a la media de precios que rigen en la Unión Europea.

Así, de acuerdo con los datos publicados en la Unión Europea (U.E. – 28), donde tampoco las cosas ruedan demasiado bien (aunque mucho mejor que en España) el precio unitario medio de la leche pagado a los ganaderos de la Unión en diciembre pasado (estando también considerado el precio español), fue de 37,49 céntimos, un 0,9 por 100 menos que en el mes de noviembre.

Ello significa que, siempre de acuerdo con el Observatorio Lácteo de la Unión Europea de junio a noviembre del año pasado, los precios unitarios medios percibidos por los ganaderos de la U.E. no bajaron.

En España, las cifras medias oficiales son significativamente peores. Así, el precio oficial que percibieron nuestros ganaderos en el mes de diciembre fue de 32,43 céntimos/kg (un precio que fue un 7 por 100 más alto que el de diciembre del año 2016… ¡Quien no se consuela es porque no quiere!

No obstante, el precio en España, y ésta es la triste realidad, fue más de 5 céntimos más bajo que el medio comunitario. El precio español en diciembre fue el quinto más bajo de toda la Unión Europea; solo los ganaderos de los Estados de Portugal, Bulgaria, Lituania y Rumania se vieron más castigados por los precios que los ganaderos españoles

Es evidente que el tantas veces comentado aumento, en el otoño pasado, de las entregas de leche a los primeros compradores en el conjunto de la Unión Europea tuvo un efecto sobre el precio pagado a los productores.

En lo que respecta al mes de enero de este año, la Comisión prevé un nuevo descenso del 1,5 por 100, hasta los 36,94 €/kg. En el caso de España, la Comisión considera que el precio unitario medio en este mes va a ser el mismo que en diciembre. No obstante, hay que significar dos cosas; en primer lugar, las diferencias que se registran habitualmente entre las distintas CC.AA. y, en segundo lugar, los tiempos reales que tardan los primeros compradores en pagar a los ganaderos.