Opinión de Antonio Palomo: SÍNDROME PARASITARIO DEL AVESTRUZ (SPA)

FORO AGRO GANADERO, Opinión de Antonio Palomo: SÍNDROME PARASITARIO DEL AVESTRUZ (SPA)Opinión de Antonio Palomo: SÍNDROME PARASITARIO DEL AVESTRUZ (SPA)

Después de 700 días con mascarilla, ya no es obligatorio su uso en interiores, salvo honrosas y razonables excepciones. Esto no equivale a que a muchos se les haya caído la máscara, pero si a algunos de forma significativa, mientras que otros han mantenido su hipóstasis o verdadera identidad alejados de la razón. Como decía Isaac Asimov, la forma más fácil de solucionar un problema es negar su existencia. Esta reflexión la hacía con un excelente encargado de una granja de 1.500 reproductoras la semana pasada por tierras extremeñas cuando me refería la importancia de ser conscientes a tiempo real cuando tenemos un problema en una granja, o en nuestra propia vida. Por ello, disiento de Asimov, ya que la negación puede agravar aún más el problema, siendo partidario de atajar los mismos lo antes posible. Bien sabemos que, por ejemplo, ante procesos infecciosos u oncológicos, la detección temprana salva muchas vidas, sumado a la frase favorita de los precavidos y mencionada inicialmente por el teólogo holandés Erasmo de Rotterdam allá por el siglo XV, que decía “más vale prevenir que curar”. Luego están otras frases más mundanas del refranero popular como “más vale prevenir que lamentar” o “una puntada a tiempo ahorra ciento”. Obviamente, no todas las situaciones desagradables o indeseables pueden prevenirse, pero al menos tratar su detección temprana para minimizar la gravedad del problema. Esto está en la base de la propedéutica, asignatura de nuestro grado de Veterinaria, que sienta las bases para la patología general destinada a enseñar los fundamentos que sirven de introducción a la medicina clínica. Se centra en llevar a cabo los procedimientos previos para poder diagnosticar, tomando como principios la semiotecnia o correcta recogida de datos y la semiología para convertirlos en utilidad diagnóstica. Ya saben aquel axioma clínico que menciona la no existencia de síntomas puramente patognomónicos y que nos puede llevar a cometer tantos errores correlacionando unos pocos signos clínicos con un problema. Aquí, siempre reflexiono con la lección de mi Madre: “aprende de los errores de los demás, y así te evitarás muchos disgustos”.

El deseo de negar la realidad se basa en que la capacidad humana para el engaño – y el autoengaño – es enorme, habiendo corrientes de pensamiento científico que piensan que una de las razones por las que nuestra inteligencia evolucionó como lo hizo fue la de poder manipular a los demás. Al albur de dicho proceso manipulador, hemos desarrollado una tendencia paralela al autoengaño que nos protege de delatar nuestra falsedad, que se refleja en aquello de que, el primer paso para ser un buen mentiroso es creerte la mentira, además de tener buena memoria para recordarla y repetirla. El proceso de aprendizaje, tan solo memorístico, claramente reduce la capacidad reflexiva e interactiva de ideas precisas para las bases semiológicas. Vaya, cuanto me suena esto, aunque no estoy tan seguro de que nos ayude a evolucionar, y menos a nivel intelectual. Los humanos somos animales narrativos y, como tal, nuestras experiencias personales influyen mucho en la configuración de nuestra cosmovisión.

Ya el vienés, y no me refiero al café que tanto me gusta, sino al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, observó la capacidad humana para suprimir la información desagradable refiriéndose a ella como “esta política del avestruz” basada en la práctica de esconder la cabeza que hace dicha ave estrutioniforme o retite no voladora que puede correr hasta los 70 km/hora. La alegoría humana refiere a esconder la cabeza para evitar realidades molestas, aunque lo que realmente hace el avestruz al enterrar su cabeza y cuello, que son coloreados, en la arena, es mimetizarse con los arbustos cercanos y confundir a sus depredadores. A veces, mimetizarse puede suponer perfectamente una forma de engaño al prójimo.  Los avestruces que viven en zonas de sabana, en estepas y zonas áridas, dentro de su éxito reproductivo está precisamente esa capacidad de pasar desapercibidas, donde las hembras ponen un huevo equivalente a dos docenas de huevos de gallinas cada dos días en los agujeros que los machos escarban en el suelo, para posteriormente turnarse en su incubación durante 45 días, de forma que las hembras de plumas pardas lo hacen durante el día y los machos de plumas negras durante la noche. Gad Saad, nacido en Beirut en 1964, hoy profesor de marketing en la Universidad Concordia de Montreal, estudioso de la psicología evolucionista del marketing y en el comportamiento del consumidor, al darse cuenta de que las ideas patógenas estaban provocando que el número de personas que rechazaban la realidad iba increscendo, acuño este término SPA – Síndrome Parasitario del Avestruz, basado en el ataque a la razón. Dicho trastorno lleva a que una persona rechace realidades evidentes construyendo una realidad alternativa conocida como “Unicornia”. La lógica de sus explicaciones se centra en correlaciones ilusorias, vínculos causales inexistentes y tópicos progresistas para sentirse bien, asociado en no pocas ocasiones de un aire de altiva superioridad moral. En filosofía de la ciencia, el psicólogo humanista Abraham Maslow en su texto The Psychology of Science, desmonta dichas realidades alternativas, en su teoría del martillo muy relacionada con la idea de la obsesión metodológica, procedimiento por el cual los investigadores se concentran en el uso de procedimientos de recogida o análisis de datos específicos con independencia de su idoneidad para un problema de investigación determinado, con lo que no puedo estar más de acuerdo, ya que desde mi punto de vista es un error de semiotecnia. En este punto, a la hora de afrontar cualquier problema, utilizo el principio metodológico de la navaja de Ockham, principio de economía o de parsimonia atribuido al fraile franciscano Guillermo de Ockham en el siglo XIV según el cual, en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable, lo que implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja. Lógicamente, en mi opinión, la escala importa, por lo que sí, como menciona el filósofo Walter Chatton, tres cosas no son suficientes para verificar una proposición afirmativa sobre una teoría, debemos añadir una cuarta, y así sucesivamente hasta poder verificarla. A esto, Albert Einstein hizo una reflexión que bien me parece poner de colofón: “a duras penas se puede negar que el objetivo supremo de toda teoría es convertir los elementos básicos en simples y tan pocos como sea posible, pero sin tener que rendirse a la adecuada representación de un solo dato de la experiencia. Simple, pero no más simple”.

Todos los animales son iguales, pero algunos animales más iguales que otros” George Orwell – Eric Arthur Blair (1903-1950) Escritor inglés de origen indio en su libro Rebelión en la granja

 

Date de alta y recibe nuestro 👉🏼 Diario Digital AXÓN INFORMAVET ONE HEALTH

Date de alta y recibe nuestro 👉🏼 Boletín Digital de Foro Agro Ganadero

Noticias animales de compañía

Noticias animales de producción

Trabajos técnicos animales de producción

Trabajos técnicos animales de compañía