Aproximación a la utilidad del dato de la urea en leche para saber el equilibrio de la ración. Primeras aportaciones (I)
Desde que el LILCYL S.A. (Laboratorio Interprofesional Lácteo de Castilla y León) aporta el dato de la urea en leche, son numerosas las preguntas y afirmaciones que se están haciendo acerca de cuál debe ser el dato correcto para cualquier explotación, pero ¿lo sabemos?
Se apunta que tasas elevadas de urea en leche pueden ser causa de un exceso de proteína degradada en el rumen o por exceso de proteínas no degradadas en intestino, en relación con la energía disponible. Si tenemos en cuenta que la cantidad de urea en la leche de vaca es representativa de la cantidad de urea en sangre y que tasas “normales” y constantes se dan cuando la ración es equilibrada, las pocas publicaciones que existen para ovino, hasta ahora, nos dicen que el principal motivo de variación es, por un lado, la aportación de nitrógeno al animal y, por otro lado, la proporción proteína-energía.
Pero también se conoce que depende, asimismo, de las prácticas del ganadero, el comportamiento de los animales, el nivel de forrajes, etc. De hecho, si tomamos los pasos que en vacuno se aconsejan como etapas para el diagnóstico de urea en leche, veremos que van más allá de la relación proteína/energía de la ración:
- Observación de forrajes disponibles.
- Concentrados utilizados.
- La distribución de la ración.
- Cómo lo consumen.
- Observación de los animales.
- Racionamiento.
Las publicaciones francesas siempre han apostado por que la medición de la tasa de urea en ovino permite evaluar la estrategia alimentaria y que, al igual que en vacuno lechero, la utilización eficaz de la proteína es uno de los grandes desafíos de la alimentación de la oveja, ya que el N de la ración se utiliza para elaborar proteínas y se da por hecho que existe un rango óptimo de resultados que garantizan un buen funcionamiento del rumen.
Existen publicadas, al menos, dos fórmulas de regresión que relacionan la urea en leche con el ratio proteína/energía de la ración. Una del INRA, con un número muy limitado de animales de raza Lacaune y que daría como fórmula:
Urea en leche = 377 + 13,4 (PDIE-PDIN/UFL)
Con lo que, con valores de ratio PDI/UFL entre 0 y 20, que pudieran darse como correctos en España, resultaría que tendríamos resultados teóricos entre 377 y 645.
Y otro del Centre Départemental de l’Elevage Ovin, con un número mucho mayor de animales, pero de razas menos lecheras (Basco-Béarnaise , Manech tête noire, y Manech tête rousse) y que dan como fórmula :
Urea en leche = 391 + 8,28 (PDIN-PDIE/UFL)
Donde ellos mismos indican que la tasa de urea puede variar entre 220 mg/l a 520 mg/l y que esa variación puede tener lugar por la producción y por el manejo, ya que también se indica que las tasas de urea en leche son más elevadas a partir del mes de febrero.
Los últimos estudios publicados, realizados en la región de Aquitania, apuntan a que el nivel de urea en leche ha subido, en su zona, desde el año 2000 (de 400 a 426), considerando que un resultado de análisis comprendido entre 340 y 500 podría ser adecuado, pero hasta 580 también podría ser “normal” por el nivel de producción, además de por otros factores. Datos entre 250 y 340 pueden ser consecuencia de un exceso de energía y niveles por debajo de 250 dicen que serían debidos a aportes alimentarios claramente deficitarios en nitrógeno.
¿Se puede esto extrapolar a la situación actual en Castilla y León? Nosotros pensamos que, cuando menos, es discutible.
Francisco Martínez Sanmiguel.
Veterinario.
Sociedad Europea de Nutrición Animal.