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El año 2020, como todos los años de nuestra nueva era, ha tenido 52 semanas con 7 días y 24 horas cada uno. No es menos cierto que lo malo siempre parece durar más que lo bueno, pero eso es solo una apreciación mental. De lo que si estoy seguro es de que “de bien a mal se va muy mal”, como decía mi Padre. Por eso, tenemos que procurar ir de mal a bien, sacando lectura de las desgracias y errores. Tampoco tengo ninguna duda, sabiendo del comportamiento humano, que no todas las personas se paran a pensar lo suficiente para sacar conclusiones de calado, y mucho menos para llevarlas a la práctica con coherencia, partiendo de que el ser humano es un ser de naturaleza genéticamente social que dice el eminente neurocientífico Francisco Mora. Tampoco es así en el mundo animal, lo que es más lógico si partimos de que son animales irracionales. Pero en estos basta con un pequeño grupo para dirigir al resto en su búsqueda de alimento, protección o migración (cigüeñas, gansos, gaviotas, golondrinas, grullas). A veces, los humanos nos parecemos más a los antílopes africanos (ñus), bovinos herbívoros muy parecidos al ganado vacuno (wildebeest en holandés) que forman los rebaños más numerosos de la tierra en el Parque Nacional Serengueti de Tanzania y que en su migración de unos 3.000 km en busca de hierba fresca a las tierras Masai Mara al sur de Kenia, muchos de ellos pierden la vida al atravesar los ríos Kagera y Mbalageti presa de los cocodrilos. Además, los ñus son antílopes sociales que se reúnen en grupos familiares de hembras con sus crías, y los machos adultos hacen grupos aparte, que se asocian entre sí, y con otras especies de la sabana. No hay competencia por la comida a pesar de la superpoblación, ya que a las cebras les gustan las hierbas altas, a las gacelas las cortas y a los ñus las intermedias, los cuales además se aprovechan de la vista de las gacelas y el olfato de las cebras para detectar si hay depredadores cerca. Lo que quiero decir con esto es que quizás deberíamos, en muchos aspectos, aprender del comportamiento solidario de muchos animales ya que estamos en una sociedad donde la solidaridad no es el patrón de conducta. Claro que viendo como se comportan los ñus me recuerdan mucho al de bastantes personas de la ñ. Hay personas en la vida social que solo quieren recibir y nunca dar, conocidos como “Fruges consumere natos” en latín (nacidos solo para consumir frutos). Prefiero quedarme con Cicerón que apuntaba que la verdadera manera de aprender bien era enseñando.

 

Afortunadamente, en nuestro sector primario agroalimentario, dentro del cual estamos quienes nos dedicamos al porcino, aún quedan esbozos de solidaridad entre todos los eslabones de la cadena alimentaria, con una respuesta a la crisis sanitaria unificada por parte de las empresas (granjas, mataderos, industrias cárnicas, fabricas de piensos-premezclas, farmacéuticas, transportes, genéticas, materiales, aditivos), asociaciones y administración que nos ha llevado a cumplir estas 52 semanas con un balance positivo. Nuestro sector, como en cualquier otro, no ha estado exento de crisis tanto endógenas como exógenas, que cuando se han juntado temporalmente nos han zarandeado, y de las que siempre salimos reforzados. Una buena noticia, es que, desde el punto de vista económico, en estas 52 semanas de este fatídico 2020, gran parte de nuestras empresas acabaremos con beneficios. Pero precisamente por eso quiero poner especial atención, ya que nos puede dar una lectura equivocada, y pensar que estamos por encima de todo mal, y eso no es cierto en un mundo globalizado. Pensemos en las pérdidas que ha sufrido este mismo año el sector porcino en EEUU o en el mercado de materias primas (cereales y soja) donde en un año de cosecha histórica, tenemos precios elevados al cierre del mismo. En nuestro sector cada semana es un reto, y tenemos 52 nuevos retos por delante, que a buen seguro no serán todos fáciles, y donde volvemos a tener la posibilidad de demostrarnos a nosotros mismos que somos un sector profesional y con futuro. Sigamos formándonos y aprendiendo la lección cada semana y no esperemos al final del año, o aplicando aquella frase de “Dios proveerá”, que ahora traducimos en “Europa proveerá”. Alguien mencionó que las sociedades que se acostumbran a estar entre algodones no quieren escuchar la voz de la verdad. Como decía Adolph Knigge ya en el siglo XVIII: “no hay acto benéfico más grande que el de la enseñanza y la formación”.

 

52 semanas pueden parecer mucho o poco tiempo, pero estoy convencido que es suficiente. En un solo día podemos perder a una persona que queremos mucho, y en otros casos podemos necesitar mucho tiempo para alcanzar algún objetivo. Esto quedó perfectamente reflejado en la Ley de la Relatividad General de Einstein bajo el paradigma del espacio/tiempo, y no soy nadie para poner la más mínima pega. Todos los días amanece y anochece para todos los 8.000 millones de habitantes del planeta, y con pocos minutos de diferencia para los casi 52 millones de habitantes de nuestro país (tocamos a 1 millón de habitantes por semana y a un millón de jamones por semana, prácticamente). Las diferencias en cómo cada uno de nosotros sembramos, abonamos y recogemos frutos cada día son abismales, pero el tiempo es el mismo, con ligeras diferencias de milisegundos según la altitud, que puede ser la excusa perfecta para alguno. Pero prefiero la altitud de miras, no se ustedes, aunque esto tampoco depende de la altura de cada uno. Después de 800 años (4 marzo 1226- Edad Media) ha tenido lugar este 21 de diciembre, durante 45 minutos, la alineación planetaria de Júpiter y Saturno formando una sola estrella a la vista (“la estrella de Belén”), lo que no volverá a repetirse hasta el año 2400. Hemos tenido la oportunidad única de disfrutar algo que muchas personas no han podido ni podrán disfrutar en su vida. Todos hemos sufrido en estas 52 semanas en nuestras familias y/o personas queridas alguna/s desgracia importante que nos ha hecho padecer, pero a buen seguro que también hemos podido apreciar otras muchas acciones que nos han hecho disfrutar. Personalmente quiero agradecer a la vida todo lo que este año nos ha dado-quitado y deseo que nos sirva a la gran mayoría para seguir creciendo como personas y profesionales con prudencia y honestidad.

¡FELIZ NOCHEVIEJA!

“La Agricultura, madre de la inocencia y del honesto trabajo, y, como decía Columena, parienta y allegada de la sabiduría, será el primer apoyo de la fuerza y el esplendor de las naciones” – Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) – Escritor, Filósofo y político español

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA