Unas breves reflexiones macro y microeconómicas para empezar el año 2019

El pasado día 9 de enero, don Salvador Di Stefano, un afamado consultor y analista de negocios argentino, con quien tuve en su día el honor de compartir la tribuna de oradores en Guadalajara (México), dónde por cierto, creo, se batió el récord de asistentes (más de 7.200), ha publicado un interesante informe referido a Argentina y que ha titulado “El problema no es la deuda, es la micro”.

En mi opinión, este trabajo, al igual que otros publicados por este autor sobre microeconomía y sobre política-económica, deberían ser de obligada lectura y estudio por parte de todos los responsables, directos e indirectos y a todos los niveles, de nuestras finanzas públicas.

Es verdad que actualmente la situación macroeconómica argentina es claramente mejor que la española (no así la microeconómica).

Su deuda externa, estimo que es de unos 300.000 millones de euros que pueden equivaler al 62% de su PIB. También parece ser cierto que las necesidades financieras que genera esta deuda para los años 2019 y 2020 están previsiblemente cubiertas vía las aportaciones del FMI, de los Organismos Internacionales, del propio mercado interior, y también por la refinanciación de la deuda.

Por otra parte, ante la fuerte recesión que está sufriendo Argentina, se espera que en este año 2019 las importaciones no lleguen a los 60.000 millones y las exportaciones, si el clima no castiga las cosechas, puedan acercarse a los 70.000 millones (siempre que el tipo de cambio monetario sea adecuado). Luego, macroeconómicamente, en este 2019, no debería haber grandes problemas en Argentina.

El problema está, y esta lección es la que debemos de tener muy en cuenta en España, en la microeconomía.

Argentina, para poder cumplir sus metas presupuestarias, se ha de enfrentar en este 2019 a una terrible presión tributaria (la más elevada de los últimos 60 años) y con una inflación a la vista de un 30% anual.

¿Les suena a ustedes una parte de esta música? Como bien escribe don Salvador, “los verdaderos problemas están en la microeconomía”.

Es evidente que una situación tributaria de esta naturaleza, en España sazonada con un incremento irresponsable del gasto público, con una “política aparentemente social” que no podemos financiar y consecuentemente con un aumento significativo de los impuestos directos e indirectos (empezando por los carburantes y la energía), con todo lo que ello comporta, va a complicar enormemente la vida de las empresas (incluyendo naturalmente a las agrícolas y a las ganaderas) en este 2019.

Ante estas realidades definidas por una política económica populista pero muy poco realista, nuestras empresas deberán necesariamente a lo largo de los próximos meses, en razón del inevitablemente aumento de sus costes estructurales, mejorar significativamente su eficiencia y su eficacia y reducir sus costes operativos.

Y no olvidemos que por una parte, el tejido empresarial español, excuso decir el agrícola y el pecuario, está conformado muy mayoritariamente por PYMES (más del 94% de las empresas españolas son PYMES); en la gran mayoría de ellas los necesarios ajustes mencionados suelen ser especialmente difíciles de lograr sin penalizar directamente a la mano de obra.

Por otra parte, lo expuesto significa que las grandes empresas (habitualmente criminalizadas por la actual clase política dirigente, aunque son las que muestran mayores niveles de productividad por empleado y pagan mejores salarios), son cuantitativamente residuales, lo que hace globalmente todo un poco más difícil.

Queda por ver en los próximos meses, como evoluciona la demanda especialmente de los productos pecuarios, entre la inevitable reducción del poder adquisitivo neto mensual de la inmensa mayoría de nosotros.

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.