Presente y futuro a corto plazo del mercado porcino en China

Siempre me ha sorprendido la facilidad que tienen ciertos analistas de simplificar de manera realmente importante cuestiones verdaderamente complejas.

Este es el caso con que uno se encuentra, por ejemplo, cuando estudia algunos análisis referidos a la situación actual del mercado chino del porcino y los presuntos importantes beneficios que a corto – medio plazo tendrá la expansión de la Peste Porcina Africana (PPA) en China para los países (entre ellos, España) que son suministradores habituales de aquel mercado.

Actualmente, en China, el consumo per cápita de porcino supera ya los 30 kg en equivalente kilos canal a pesar de que los ingresos medios de sus consumidores son del orden del 20 por 100 de la media europea y que la carne de pollo es notablemente más barata.

Pero, y este pero es importante, el crecimiento del mencionado consumo se ha ido desacelerando en los últimos años marcando un gran paralelismo con la desaceleración de su PIB.

A esta realidad hay que unir un hecho que en España conocemos bien y que muchos hemos sufrido en nuestras propias carnes: el “boom inmobiliario”. Actualmente en China hay un manifiesto exceso de construcción lo que significa que se ha reducido drásticamente el valor de las inversiones que han hecho los jóvenes y la muy pujante clase media al adquirir su vivienda; ello está suponiendo un freno a la movilidad (no pueden recuperar una parte importante de la inversión realizada) y consecuentemente, en muchos casos, un freno a la evolución positiva de sus ingresos (esta es la razón por la que el Gobierno Chino intenta frenar los créditos destinados a la construcción de viviendas y a la creación de infraestructuras; ambas van muy por delante de su necesidad y de su ocupación).

La guerra comercial entre los EE.UU. y China también está teniendo ya sus repercusiones en la demanda de tecnología y sus componentes, que son una parte importante de la economía china. La consecuencia inmediata de ello ha sido que los consumidores chinos, hablando en términos generales, ha adoptado una “posición defensiva del gasto” ante una presunta disminución futura de sus ingresos y una creciente incertidumbre laboral.

Teniendo en cuenta todos estos factores cabe suponer que la demanda de porcino del mercado chino caerá más rápidamente que la propia desaceleración de su crecimiento. Y ello no sólo contribuirá, en mi opinión, el aumento del precio del mismo por la reducción de la oferta sino de forma muy importante jugará aquí la incertidumbre económica que se está apoderando de la clase media china y, no por último, la pérdida de imagen que está teniendo la producción porcina, fundamentalmente entre los urbanitas, a causa de la PPA (el concepto de “carne potencialmente enferma” es difícil de combatir a corto plazo pese a todas las garantías que existen acerca de que la PPA no representa ningún peligro para la salud humana).

Ante esta compleja situación creo que tendrán lugar, con una visión a corto – medio plazo, dos hechos relevantes; por una parte el Gobierno Chino no importará, en un futuro próximo, carne y productos del porcino a cualquier precio (vayan tomando nota los grandes exportadores) y, por otra, el incremento del consumo de pollo en China, que actualmente puede ser algo menos de la mitad que de porcino, se acelerará (ante la incertidumbre económica, menos gasto, menos tecnología y comida más barata).

Por todo ello no me parece, en contra de muchas opiniones, que el mercado chino vaya a ofrecer a sus proveedores habituales, a lo largo de este año 2019, oportunidades excepcionales de negocio a través de sus importaciones de porcino.