PAQUETE DE HIGIENE

Dice mucho de un país cómo trata a sus animales y a sus mayores, aún teniendo que sufrir a veces la pérdida de alguna persona que ni siquiera ha llegado a esa tercera edad. Bien sabemos que las palabras se las lleva el viento, pero no es el caso de ciertas personas que, aunque se vayan a edad temprana, como el caso de nuestro compañero José Luis Lorenzo González el pasado día de la Constitución, nos dejan una huella indeleble en nuestras vidas y profesión. Solo quiero mostrar mi emoción inherente a estas mis breves palabras para que la esencia de lo escrito tenga un verdadero sentido de cariño, respeto y gratitud a José Luis, del que dejó el mejor relato en su memoria Pedro García Casado el pasado número del Foro Agroganadero, que es sin duda, hasta donde llega mi conocimiento, la persona más adecuada en nuestro ámbito profesional para escribir con sentimiento profundo sobre su persona. Esta columna es mi humilde homenaje a quién afrontó la vida y su enfermedad con gran entereza y dignidad hasta el último minuto. Bien demostró que su cerebro si tenía 80.000 millones de neuronas y su corteza cerebral 52 áreas funcionales con dos mil doscientos centímetros cuadrados. Gozaba de un inteligente sentido común, con muchas preguntas abiertas y pocas respuestas cerradas. Como bien decía Ramón y Cajal, la constitución misma del cerebro ofrece variaciones individuales enormes, tantas como los 8000 millones de personas que poblamos la Tierra, y aquí estamos ante una en positivo. Gracias José Luis por existir.

En esta columna, donde apenas nos quedan dos de las 52 semanas del año, quiero hacer mención al Real Decreto 1086/2020, de 9 de diciembre, aprobado por el consejo de ministros, y publicado el día 10 en el BOE número 322 con 38 páginas, el cual revisa el RD 640/2006 de la reglamentación europea en base a una demanda histórica de determinados sectores productivos, donde se incluye el mencionado “paquete de higiene” y que consta de 5 capítulos y 32 artículos, donde me permito destacar dos artículos: el 10 que hace referencia a las dimensiones y caracteres de la marca sanitaria de corderos, cabritos y lechones, así como al 14 sobre los resultados de los análisis de triquina. El primer Reglamento donde se creó la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria es del 2002, con aportaciones de calado en el 2004 del Parlamento Europeo en cuanto a los controles oficiales de productos de origen animal destinados al consumo humano, seguidas de otras importantes mejoras en los años 2005 y 2006 (higiene alimentos de origen animal). Estos a su vez se vieron reforzados por el Reglamento UE 2019/624 y 2019/627 en el mismo sentido, lo que hace que nunca en la historia de la humanidad gocemos de mayores garantías sanitarias en los alimentos de origen animal que producimos y ponemos a disposición del consumidor. La normativa aprobada se centra en la comercialización de productos alimenticios en base a nuestra realidad productiva, estableciendo los criterios de higiene y seguridad alimentaria dentro del sector primario de los productos de origen animal, dirigida sobre todo a pequeñas y medianas empresas alimentarias, bien conocidas como esenciales y ligadas al medio rural, del que muchos nos sentimos muy orgullosos.

La seguridad alimentaria es uno de los principios de la producción animal, y tiene como ángeles de la guarda a muchos compañeros Veterinarios dentro de la función tanto pública como privada, que quiero destacar como un eslabón primordial dentro de toda la cadena alimentaria. A todo esto, podemos sumar la Red de Alerta Alimentaria y el Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria (PNCOCA) junto con la estrategia NAOS que define la calidad nutricional de los alimentos, la Red Nacional de Laboratorios de Seguridad Alimentaria (RELSA), el Centro Nacional de Alimentación (CNA), Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y la EFSA (autoridad Europea de Seguridad Alimentaria). En mi opinión, no estoy muy seguro de que todo esto guarde relación directa con la percepción sesgada que algunas personas tienen de los alimentos de origen animal, por lo que quizás, no estaría de más trasladar esta información a los ciudadanos para que tengamos todos unos mínimos conocimientos que nos permitan elegir lo que queremos comer de forma libre y basada en realidades y no en mitos. Un mito es llana y simplemente una falsa verdad, se exprese en forma de relato, narración o fábula literaria fantasiosa. De hecho, la palabra mythos en griego significa “cuento” o “relato”. Bien decía Karl Popper (1972) que no es que con la ciencia se vaya a alcanzar ninguna verdad absoluta, pero sí es definitivamente irrefutable que se han ido perfilando certezas más consensuadas y cada vez más alejadas de las simples opiniones, imposiciones políticas o disquisiciones mágicas, creencias o filosofías sin bases empíricas.

“Y así vive el hombre, entre mitos y verdades, dedicación y ternura, en el trabajo de cada día, hecho de pan, verdad, sudor, vino y sueños” – Pablo Neruda (1904-1973) poeta y político chileno. Premio Nobel de Literatura 1971 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford

Por Antonio Palomo Yagüe