Opinión de Antonio Palomo Yagüe: USURA

Usura y lucro van de la mano, aunque sabiendo que desde el punto de vista formal la usura es el uso con desgaste de una cosa, quizás un exceso del segundo termine siendo un lastre. Ya en la Biblia se refería a aquellos que buscaban lucrarse de cualquier manera, es decir, asociado a uno de los siete pecados capitales como es la avaricia, y bien digo, capital. Para aderezar el contexto del término me vienen a la cabeza un libro y dos películas. El libro es “El Capital” de Karl Marx. Las dos películas son tan variadas en su género como el western americano de drama rodado en el “Golden City”, al lado de donde vivo, en Hoyo de Manzanares (Madrid) en 1964 titulado “Por un puñado de dólares” (A fistful of dollars) protagonizada por Clint Eastwood, así como la película francesa de drama que fue Concha de Oro en 2012 titulada “El capital”, que narra la vida de un banquero con pocos escrúpulos. Me resulta curioso que ambas son películas dramáticas, hacia donde suele converger la usura. Desde la perspectiva económica, la usura en términos jurídicos, la entendemos como la práctica que consiste en cobrar un interés excesivamente elevado por un préstamo. Como decía el diplomático francés nacido en el siglo XVIII Charles Maurice de Talleyrand: todo lo que es exagerado es insignificante. Al hilo del lucro, o enriquecimiento excesivo o dinero en abundancia como escuchamos popularmente (“nada en la abundancia”) tenemos el término nimio, que contradictoriamente a lo que pensamos viene del latín nimius, que significa excesivo, abundante. La palabra se interpreta mal con frecuencia, y tendemos a tener acepciones contradictorias, como algo no material, insignificante.

A mi personalmente me gusta más la película italiana seleccionada para los Oscar en 2014 con dos protagonistas llamadas Valeria, como mí hija pequeña, que se titula “El capital humano”, y más que la película, lo que ello conlleva. Siempre he leído y escuchado que es la parte más importante de cualquier organización, aunque en no pocas ocasiones, quien lo dice luego no es coherente, y pienso que quizás se refiere al humano capital y no al primer término. Si me consta que una empresa es tan buena como lo sean sus empleados, y tanto mejor cuanto más agradable sea el clima laboral. Sin duda que, las habilidades profesionales de cada persona del equipo, aporta valor económico, y que tanto la experiencia laboral como la formación son claves en la rentabilidad de cada persona, y cuanto mayor porcentaje humano aquí enmarcado, mejores resultados financieros. El concepto de capital humano fue desarrollado por el americano, premio Nobel de Economía en 1979, Theodore Schultz, que consideraba que si se invierte en él puede traer múltiples beneficios para la empresa y la sociedad. Hasta ese momento, el crecimiento económico se asociaba a los factores tradicionales de producción, como son el capital, la tierra y el trabajo. Con los orígenes de mis Padres en la agricultura del secano segoviano, bien conocí la tierra y el trabajo, afortunadamente. Y luego aplicando lo que aprendimos, comprobamos la correlación entre el trabajo y el capital en aquella frase de que “cuanto más trabajo mejor me va” o que “la suerte me pille trabajando”. Picasso decía aquello de que “las musas me pillen trabajando”, que es la misma acepción, pero de un maravilloso pintor.

Y cuando estas dos semanas estoy leyendo algunas de las cifras de la Cumbre del Clima (COP26) celebrada en Glasgow (Escocia), en la que participan un exagerado número de 25.000 delegados, con la impactante frase de “la última oportunidad para salvar el planeta”, que en cada cumbre es la última, aunque creo que sería más actual llamarla “la penúltima”, por lo del botellón, lo que no deja de llamarme la atención, la no en pocas ocasiones, incoherencia del ser humano frente a la del clima. Algunas frases de altos dirigentes que están participando en la COP me parecen nimias, como lo del “capitalismo inclusivo”, que no me dejan de sorprender, como tantas y tantas declaraciones de líderes mundiales, muchas de ellas colmadas de simbolismos, exageraciones y protagonismos vacuos. Tampoco me deja de llamar la atención la ausencia del presidente del pulmón del planeta (Amazonas) o la puesta de perfil de las grandes potencias de población como China e India, que suman la mitad de los seres humanos que habitamos este planeta llamado Tierra. Quizás les vendría bien utilizar mejor el término forecasting para estimar y analizar la demanda futura de bienes necesarios, en vez de hacer pronósticos, sin ninguna estimación ni monitorización fundamentada. Al fin y al cabo, sabiendo que formamos parte de la naturaleza, las plantas, los animales y los humanos, somos estos últimos los que más la dañamos, y a buen seguro, sabemos que el sector primario de la agricultura y ganadería son partícipes en baja cuantía, aunque algunos de los participantes les da por demonizarnos. No me cabe ninguna duda de que la naturaleza es mucho más que nosotros, ya que las personas somos una pequeña rama de esta. Y para demostrarlo, me baso en la otra cumbre, el parque natural de Cumbre Vieja en el sur de la isla de La Palma (Canarias) cuyo volcán inició su erupción el 19 de septiembre, donde la belleza de este fenómeno natural y sus consecuencias dramáticas van unidas. Aquí lo exagerado es significante y la naturaleza nos da una lección, que tengo mis dudas cale en quienes tienen que tomar las decisiones a la escocesa. Para mí, el volcán de La Palma sería un leading indicator, que en términos económicos sería ese factor que cambia antes de que el resto de la economía comience a ir en una dirección particular. A ver si nuestros dirigentes mundiales demuestran que realmente son líderes, siendo capaces de detectar estos factores y adelantarse a sus promulgadas consecuencias. No todo en la vida son “brotes verdes” ni “recuperación económica” que me recuerdan a bolsas de ensaladas y suspensos académicos respectivamente. Una cosa son los objetivos (budjet) y otra las expectativas (forecast). Esperemos que cuando concluya la cumbre el día 12N ambos conceptos converjan.

“….las cosas más grandes y más importantes no existen sin las más pequeñas e insignificantes”  Giordano Bruno (1548-1600)  Astrónomo y filósofo italiano

“Para el filósofo natural, no hay objeto natural poco importante o insignificante” John Herschel (1792-1871) Científico inglés

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