Opinión de Antonio Palomo Yagüe: ESPÍRITU OLÍMPICO

FORO AGRO GANADERO, OPINION ANTONIO PALOMOOpinión de Antonio Palomo Yagüe: ESPÍRITU OLÍMPICO

Después de un mes de agosto en el que deseo que todos ustedes hayan podido disfrutar en mayor o menor medida de un merecido reposo estival, me permito volver a opinar a modo de columna, con los mismos ánimos y el forjado espíritu olímpico que da continuidad al gran trabajo de todos nuestros atletas que participaron en la 32ª Olimpiada TOKIO 2020 con el fruto de 17 medallas olímpicas y 42 diplomas olímpicos, superadas por nuestros atletas Paralímpicos. Con el espíritu olímpico no me refiero a la canción de Los Planetas que hace alusión a Granada, diciendo aquello de “detrás de tus ojos se han ido los míos”, aunque tiene mucho que ver esta canción dedicada al amor hacia una gitana con esa voluntad firme de conseguir unos objetivos ligada al sacrificio personal, y al espíritu olímpico en el caso de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. En nuestras empresas todos los años tenemos unos objetivos vs presupuestos sobre los que trabajamos con vistas a cumplirlos. En el deporte, y bien lo sabemos los que tenemos hijos deportistas de alta competición, también llamados de élite, el éxito de con quien compite no es motivo de envidia o abandono, sino de motivación y acicate para mejorar, es más, el objetivo muchas veces, y según el deporte, es batir tu propia marca personal y superarte a ti mismo. En el deporte como en el trabajo también se trata de promover valores esenciales para todos y cada uno de los miembros del equipo. El respeto, la educación y el sacrificio son señas de identidad de cualquiera que quiera ser considerado un buen deportista, ya que al igual que en nuestras empresas, hay trabajadores buenos y malos, en base a este concepto del espíritu olímpico. Esto se basaría en el propio lema deportivo que pronunció el barón Pierre de Coubertain en la inauguración de los primeros juegos olímpicos de la era moderna (6 abril 1896 – JJOO Atenas), que podemos tomar como metáfora en nuestras vidas: Citius, Altius y Fortius que se traduce como “más rápido, más alto y más fuerte” o tan sencillo como intentar ser mejor, siempre, que es contrario al espíritu conformista, acomodaticio y negacionista. Para ello, es preciso poder ir por la vida con la cabeza erguida y la mente abierta.

Quiero hacer énfasis en que el espíritu olímpico promueve la mejora colectiva y no solo el triunfo personal. Detrás de un deportista de élite hay todo un equipo profesional (entrenador, preparadores, fisioterapeutas, médicos, psicólogos) y humano (compañeros, amigos y familiares) que lo hace posible. Hemos sido testigos en estos JJOO de importantes descalificaciones por juego sucio y por falta de deportividad, como de grandes gestas deportivas con medalla de oro incluida en kárate por Sandra Sánchez a sus 39 años, o la felicitación de todo un Rafael Nadal, ausente en estos JJOO, al tenista que ha ganado bronce, Pablo Carreño, por debajo de él en el ranking, que desde mi punto de vista demuestra una gran educación, ética y respeto, y que dice mucho de ellos como seres humanos. Personalmente pienso que el deportista de élite no solo es aquel que gana una medalla, sino todo aquel que bate sus propias marcas, que como bien dicen muchos de ellos, que ya el simple hecho de estar en una Olimpiada, eso ya significa estar entre los elegidos. En toda carrera, para alcanzar unos objetivos todos sufrimos derrotas y decepciones, disfrutamos de logros y éxitos, y tanto unos como otros nos deben servir para continuar mejorando. Es más, seguro que todos han escuchado a sus progenitores aquello de que “se aprende más de las derrotas que de los triunfos” a sabiendas de que a todos nos gusta más ganar que perder, aunque personalmente pienso que lo importante es no detenerse y seguir trabajando, teniendo un espíritu olímpico de autocrítica para tratar de superarnos cada día y superar el listón de la verdad absoluta.

Como en nuestra propia industria porcina, donde hemos pasado de una producción tradicional a una más sofisticada, también en los JJOO se diferencian los antiguos de los modernos, donde las diferencias son muy considerables. Los antiguos eran en honor al dios Zeus, solo se celebraban en Olimpia y únicamente podían participar en los mismos ciudadanos griegos libres que hablaban griego, con un número de pruebas reducido (concursos ecuestres, lucha, boxeo, salto de longitud, lanzamiento de jabalina “que no la hembra del jabalí”, lanzamiento de disco y carreras). Comenzaron a celebrarse en el año 776 a.C. cada cuatro años y hasta el 393 d.C. durante 293 ocasiones. Hace 125 años comenzaron los JJOO modernos, siendo la primera sede Atenas donde participaron tan solo atletas de 14 países y 9 deporte olímpicos, para pasar a continuación en 1900 a Paris, donde participaron por primera vez mujeres. Desde 2008 los JJOO de verano incluyen 28 deportes con 36 disciplinas y sobre 300 competiciones, a los que se suman los 7 deportes con 15 disciplinas y 80 competiciones de los JJOO de invierno. En estos últimos juegos olímpicos han participado más de 11.600 atletas de 204 países sin distinción de raza, religión y género. Pongamos el ejemplo de España con Ana Peleteiro del color de su medalla en atletismo o Jordi Xammar (catalán) y Nicolas Rodríguez (gallego) bronce como equipo de vela, con rangos de edades en los medallistas entre 17 y 39 años (más del doble o mitad) y sin paridad por género. Creo más en la equidad que en la igualdad. Ante esto me hago una reflexión basada en el espíritu olímpico, en que la voluntad firme de alcanzar nuestros objetivos en base al esfuerzo personal poco tiene que ver con aspectos de color, creencias, idioma, país-comunidad o sexo, y más bien en la integración colaborativa entre todos, y no como tantas veces nos quieren hacer creer y que considero que divide más que fortalece. No es menos cierto que en ocasiones, pueden existir personas excepcionales con clara predominancia, como las tres atletas de Jamaica medallistas de los 100 metros lisos, a quien solo me queda decir aquello de los británicos del bombín “take your hat off”. Pero quizás, no estaría de más para entender dónde está la explicación de ese triplete, que visualicemos la película del atleta once veces campeón del mundo y ocho medallas de oro olímpicas en velocidad llamado Usain Bolt, también jamaicano, que no la película Bolt de Walt Disney sobre un perro con superpoderes. Creo puede ser una buena fuente de inspiración para nuestro trabajo del día a día, además de ser más real el primero que el segundo. Adelante con el último cuatrimestre de este año olímpico para cumplir con el susodicho espíritu nuestros objetivos y presupuestos.

FELICIDADES a todos, GLORIA y HONOR a los campeones.

“Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”. Pierre Fredy de Coubertin (1863-1937) Historiador y Pedagogo fundador del Movimiento Olímpico en 1894.  

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