Opinión de Antonio Palomo: «SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO»

Opinión de Antonio Palomo: SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

I have a summer night dream, no tan trascendental como el del líder estadounidense Martin Luther King Jr., pero sí de calado para nuestro sector porcino. Claro que, no estoy muy seguro qué interpretación de este sueño haría el neurólogo austriaco Sigmund Freud. Si puedo asegurarles que, de otros sueños de este verano, ya me atrevo hacer, yo mismo, una asociación libre. Y permítanme que no les cuente todos. Reflexiono sobre este sueño, que es mantenernos libres de peste porcina africana (PPA) o fiebre porcina africana como les gusta denominarla a los más puristas. En primer lugar, y por eso del lenguaje inclusivo, sueño con evitar la entrada de la Pepa, Pepo, Pepe. Vemos aquí que no permitir la entrada a Pepe en España es un delirium tremens, como tantas veces incurre dicho lenguaje. Aunque entre las borracheras mentales de nuestros gobernantes y las fiestas patronales veraniegas, dicho delirio es sumamente frecuente, que no por ello deseable. Recordemos que su definición corresponde a una forma grave de abstinencia alcohólica que involucra cambios repentinos e intensos del sistema nervioso o mental. A los que les guste la cerveza, desde mi ignorancia en el tema, puedo recomendarles la cerveza rubia pálida de triple fermentación producida en los Flandes orientales de Bélgica y nombrada la mejor cerveza del mundo en 1998, Delirium Tremens, cuyo emblema es el elefante rosa. Les invito a tomarse una en el Delirium Café de Bruselas, o donde las circunstancias así lo requieran. 

En referencia a la PPA llevo días observando a muchas personas dentro de nuestro sector en la manifestación, que me contraría, y es la que entiendo como “huelga de brazos caídos”, que desde mi punto de vista no favorece para nada la actitud positiva, preventiva y proactiva que se requiere para mantenerla a raya, o en nuestro caso al otro lado de la línea roja que ahora está más allá de los Pirineos. Dichos como los de los moteros: “están los que se han caído de la moto, y los que se van a caer” asociado al símil hacia los países que tienen la PPA y los que la van a tener, me resulta derrotista y negacionista de la realidad de un país, que como el nuestro conseguimos librarnos de ella, y disponemos de una normativa específica, profusa y precisa para su prevención, control y erradicación. No es menos cierto, de lo cual no soy autista, que el riesgo cero no existe, y menos cuando las dos principales causas de su ingreso están vigentes. El virus ADN de la Familia Asfarviridae hay que traerlo, ya que el solo no viene, bien a dos o cuatro patas, por lo que el control – limitación de entrada de animales (lechones y reproductores del norte de Europa) es un riesgo troncal, como lo es el de pasajeros en puertos y aeropuertos, como he podido ver en los explícitos carteles informativos a la entrada de numerosos países en lo que va de año, y que brilla por su ausencia en el nuestro, siendo, como somos el tercer país productor mundial. Y si somos de los primeros, que lo seamos para todo, no solo para vanagloriarnos. Un jabalí, cuya velocidad casi alcance la del AVE-rías de Extremadura, nunca podría haber recorrido la distancia que separaba al virus de República Dominicana, pero sí lo llevaron por desperdicios de barcos, aviones y comida de los turistas. Hablamos mucho de bioseguridad, biogestión, bioexclusión y biocontención, hagámoslo todos y cada uno en nuestras responsabilidades. Recordemos que, según el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC) de Ciudad Real, en España hay más de un millón de jabalíes y, aunque se cazan unos 400.000 al año, en 2025 su población podría duplicarse, asumiendo que han accedido hacia una enorme despensa de residuos orgánicos en las ciudades, con el riesgo que ello supone. Aquí, como en temas de calado, el fallo de unos pocos puede ser el problema de muchos, lo que bien mencionaba Antonio Machado como fino catador de uno de los aforismos del filósofo alemán Friedrich Nietzsche: “en él no es la excepción la que confirma la regla, sino que es la regla la que confirma la excepción” 

Soñé en mis primeros veranos como profesional, eso hace ya casi cuatro décadas, donde convivía en nuestro país con las big4: peste porcina africana, peste porcina clásica, fiebre aftosa y enfermedad de Aujeszky, vacunando físicamente a reproductoras y lechones de las tres últimas, que durante mi vida laboral seríamos capaces de erradicar las cuatro enfermedades de este país líder en producción porcina. Solo nos queda Aujeszky, siendo la única vacuna obligatoria, de momento. Sigue siendo mi sueño, en este caso de las cuatro estaciones, llegar a retirarme, algo que queda mucho menos de lo que llevo en activo, verlo cumplido, y en la parte que me toca trabajaré porque así sea, sin perder el aliento ni la ilusión. Evitemos, por favor, la ley de la atracción. Cojamos el relevo como en esa épica carrera mixta de 4 x 400 metros de los XVIII Campeonatos del mundo de atletismo que se han celebrado en el estadio Hayward Field de Eugene (Oregon – US) entre 15-24 de julio, ganada por República Dominicana, para llegar a la meta los primeros, a lo que la prensa deportiva a definido como cuatro en uno. En la segunda serie de clasificación, los dominicanos ganaron la prueba y nosotros quedamos eliminados al quedar cuartos a tan solo 3 segundos. En la élite un segundo es mágico.  Reflexiono también en este punto sobre el realismo mágico del que hacía gala el escritor colombiano fallecido en México, Don Gabriel García Márquez, y que el describía como los trabajos que yuxtaponen la fantasía y el mito con las actividades diarias y ordinarias. No caigamos en el efecto Rasputín que sufrió a la nobleza del país de Putin a ras, aquel campesino siberiano que fue un gran consejero del zar ruso Nicolas II favoreciendo a una gran mayoría del pueblo, lo que molestaba a unos pocos, y esos pocos lo terminaron asesinando en diciembre 1916. No matemos a nuestra gallina de los huevos dorados, por favor, y pensemos en la suerte de unos muchos. A veces tengo la impresión, al escuchar conversaciones al respecto, que tratan de encubrir con una particular magia las cosas que cuentan, pero no ven o no quieren ver la realidad que nos rodea, en ocasiones derivado de que su racionalismo les impide ver los hechos fehacientes. No quiero entrar en esa habilidad de algunos de nuestros representantes políticos ante hechos funestos, como los tremendos efectos destructivos de los incendios, basada en su destreza para desvanecer los límites entre los verdadero y lo fantástico. Entiendo que estos comportamientos en plenas olas de calor se puedan deber a la actirastia, es decir a la excitación sexual producida por los rayos solares que no a la altanería soberbia del poder, aunque me quedo con la duda. Promulgo la asunción de riesgos y de responsabilidades.

Y para concluir, quiero mencionar la obra de teatro, a modo de comedia, llevada a la ópera y al cine, creada por William Shakespeare (1595) titulada “El sueño de una noche de verano”, que incluye las aventuras de cuatro amantes atenienses nobles, colmada de amor, fantasía, magia y sueños. Las hadas dan una pócima a la reina Titania, obligándola a enamorarse de un asno, lo cual, si se queda en algo cómico es simpático, y deseo que así termine mi sueño para que no sea melodramático para tantos. 

FELIZ MES DE AGOSTO y retomamos en la primera semana de septiembre después de celebrar el 3S un esperado enlace matrimonial en mi tierra. Deseo felicitar con esta columna a los novios en su cuarentena. 

 

Usted puede prohibirme lo que quiera y yo lo cumplo. Lo malo es que no puede prohibirme lo que pienso” Gabriel García Márquez (Gabo: 1927-2014) Escritor colombiano Premio Nobel de Literatura 1982

 

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