Opinión de Antonio Palomo: SÍNDROME DE HUBRIS

Con su permiso, hoy me dirijo a ustedes como orgulloso Hijo y feliz Padre, que no como “Persona Especial”, al tiempo que quiero felicitar a todos los que son hijos por tener Padre y a todos los Padres por tener hijos, y porque no, también a los que no tengan físicamente a su Padre, y a los que no tengan Hijos, así como a todos los José (Pepes), María José y Josefina. Disiento de cambiar el Día del Padre por el Día de la Persona Especial, no solo por motivos obvios, sino debido a que un Padre puede o no ser una persona especial, al igual que una persona especial puede o no ser Padre. Lo que si estoy seguro es que un Padre es tan especial como una Madre, y una Madre tan especial como un Padre, por aquello de la Igual-Dad. A ver si es que algunas “personas especialmente listas dirigentes” aún no saben lo que son los gametos ni la información genética contenida en sus 23 cromosomas, y especialmente en el cromosoma sexual, donde algunas personas tienen el XX y otras el XY. Lógicamente, con todos mis respetos a las mutaciones genéticas y alteraciones en este cromosoma, especialmente a esas personas con la trisomía XXX tan especiales, bien sean niños o niñas. Si buscamos qué significa una persona especial en el diccionario, corresponde a aquélla que te comprende, que te escucha y que está ahí cuando realmente lo necesitas. Con esto ya podríamos estar satisfechos, aunque, personalmente, considero que un Padre es mucho más que eso. Claro que, si nos vamos a la definición del adjetivo especial, eso significa raro, poco corriente o diferente de lo ordinario, con sinónimos como particular, peculiar o singular. Tampoco considero que un Padre tenga esta acepción. Lo que si me gusta es que el Día del Padre (19 de marzo) precede al día en que entra la primavera este año, el lunes 20 a las 16:33, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN). Las personas más intolerantes son las que imponen la virtud en los demás, precisamente por su propia intolerancia. No creas que las manzanas hermosas saben mejor, como versión más sutil de la de nuestros Padres: “no es oro todo lo que reluce”.

            No hay semana que no queden en evidencia esas “mentes especiales listas” con sus ocurrencias, y he tratado de analizar el origen de tales sinsentidos. La soberbia y la arrogancia son malas consejeras y se encuadran en el Síndrome de Hubris o Síndrome de Hibris, o “enfermedad del poder”. Las personas que lo padecen tienen comportamientos narcisistas, tienen ideas fijas preconcebidas y rechazan posturas que no están en sintonía con sus ideas, son incapaces de cambiar de comportamiento y tienen un ego excesivo, circunscribiéndose a sujetos, no se si personas especiales, que están en el ejercicio del poder. Algunos consideran que es un trastorno transitorio de la personalidad, que se acaba cuando se termina el cargo, de lo cual no estoy del todo seguro. No me digan que no los podrían poner varios nombres y apellidos. El neurólogo David Owen entiende su etiología ligada a que las responsabilidades que conlleva el poder acaban afectando a la mente, sobre todo de aquellas que lo ostentan sin ser las más capaces, partiendo de escasa formación cultural que no necesariamente intelectual, con una personalidad subjetiva, un carácter emocional ansioso de afectividad, un desarrollo humano frágil y cierta inmadurez psicológica. Ya en la antigua Grecia había personas especiales dentro del mundo de la comedia, el teatro y la tragedia con estas características, de donde deriva su nombre. Recuerdan cuando Calígula nombró senador a su caballo. Pues eso.

            Este síndrome tampoco es infrecuente en el mundo de los negocios, donde se dice que unos son muy valientes y el dinero es muy cobarde, como hemos sido testigos la semana pasada con las quiebras del Silicon Valley Bank y el Credit Suisse, lo que algunos ignorantes de las finanzas, como es mi caso, entenderíamos que, por el nombre, deberían ser más solventes. No las tenemos todas con nosotros dentro del mundo del capital, y si no, que se lo pregunten a Macrón por su reforma de las pensiones con mociones de censura añadidas, o a nuestro ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que no de Exclusión, Inseguridad Social y Migrañas, Don José Luis Escrivá, que decía una cosa previa a su cargo anterior, y la contraria ahora, al que aprovecho a felicitar por San José. Me resulta curioso que esta segunda fase de la reforma de las pensiones se apruebe como Real Decreto Ley, otro más, con el acuerdo de los sindicatos, quienes no cotizan, y siendo rechazada por la CEOE. Me deja tranquilo saber que mi pensión, que no está lejos, se calculará con 27 años efectivos de cotización (29 años menos los dos peores), de tal forma que la Seguridad Social siempre aplicará la más ventajosa para el trabajador, sabiendo que ya llevo cerca de los 39 años cotizando (me quedan 5 años para los 65 y he cotizado más de 37 años y 9 meses) por lo que me corresponde el 100%. Seguiremos trabajando para contribuir a las pensiones de nuestros Hijos, por aquello de celebrar el día del Padre con dignidad. No obstante, me he quedado con la duda de que la reforma de las pensiones no haya ido solapada en gran medida a la reforma de las retenciones de los trabajadores. Como bien decían los romanos: “uno elogia una mercancía cuando quiere librarse de ella”. También mencionaban aquello de que las leyes vienen y van, pero la ética permanece.

            Tampoco me ha pasado desapercibido en el contexto del síndrome que nos ocupa, el ministro de Universidades, Don Joan Subirats al aprobarse la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU). Destacó que la función esencial desde hace centenares de años de la Universidad es preservar el pluralismo ideológico para la generación de conocimiento crítico. Como algunos saben, estoy ligado a la Universidad Complutense de Madrid, como profesor investigador asociado a tiempo parcial desde hace más de tres décadas, cuya figura recupera su sentido original, además de dignificar las condiciones laborales en esta LOSU, por lo que es mi deseo que se cumpla en el futuro dicha función. Precisamente, este martes 21 estamos convocados a votar para elegir al Rector UCM, dentro de ocho candidatos, donde se presenta a la reelección nuestro compañero veterinario Don Joaquín Goyache Goñi, ligado al centro docente desde 1988 y coetáneo, a quien deseo todo tipo de éxitos esta semana. En la Ley de Rodas, que data del año 800 a.C. se decía que, en toda contingencia se han de repartir equitativamente tanto los riesgos como los costes, sin tener en cuenta la responsabilidad. FELIZ PRIMAVERA.

“Quema troncos viejos, bebe vino añejo, lee viejos libros y conserva a los viejos amigos”.  Alfonso X de Castilla – “El Sabio” (Toledo 1221-Sevilla 1284) Rey de la Corona de Castilla e hijo de Fernando III “el Santo” (Fernando de la Cerda) y Beatriz de Suabia.

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