Opinión de Antonio Palomo: QUID PRO QUO

Opinión de Antonio Palomo: QUID PRO QUOOpinión de Antonio Palomo: QUID PRO QUO

Algo a cambio de algo (quid pro quo), este es el lema y la bandera que vemos enarbolar diariamente, que es muy diferente al aliquid pro nihilo (algo a cambio de nada), que era mucho más común antes y que nos enseñaron nuestros Padres: haz lo que tengas que hacer sin esperar nada a cambio. Cuando en esta semana pasada realizaba una docena de cursos virtuales obligatorios anuales – learning courses dentro de la compañía, se repetían constantemente seis palabras: acoso, hostigamiento, discriminación, diversidad, inclusión y dignidad, con las cuales no puedo estar más de acuerdo, y que entiendo se basan en ese principio de hacer lo que hay que hacer de la forma correcta. Es más, soy testigo diariamente, en todos mis ámbitos profesionales, y los que no lo son, donde, incluso, la relación se invierte y ciertas personas pretenden recibir sin dar nada previamente, considerándolo, en algunos casos, hasta un derecho. Jamás la verdad ha ido del brazo de un incondicional y no solo miente aquel que habla en contra de su saber, sino precisamente más aquel que habla en contra de su ignorancia. Como me dijo en una ocasión uno de los ganaderos más prudentes que he conocido, un segoviano que en su juventud emigró a Suiza para volver a su pueblo natal y montar su granja en los años 80: “incluso la nuez más vacía quiere ser cascada”. A Carlos y su Familia les dedico esta columna de opinión como muestra de gratitud por todo lo que me enseñaron cuando empezaba, in memoria. Siempre he pensado, y actualmente puedo ratificarlo que, quien siembra recoge y que la vida es generosa con el dadivoso.

 

Quizás, esta inversión de conceptos se deba, en parte, al Síndrome de Hubris, tan común, basado en ese ego desmedido que observamos en no pocos elementos, quiero decir personas, que desprecian las opiniones y necesidades de los demás. La palabra procede del griego y significa arrogancia u orgullo, utilizándose en la época helénica como concepto para referir la arrogancia humana frente a los dioses, que les hacía creer que podían conseguirlo todo. Dicho término fue acuñado por el neurólogo David Owen en 2008 en su libro “En el poder y en la enfermedad”. Algunos de nuestros dirigentes actuales, tanto regionales como nacionales e internacionales padecen dicho cuadro. Ya saben aquello de la soledad del poder y de que el poder corrompe si no aplicamos nuestros principios básicos de consciencia y humildad. Sería bueno que al lado de un alto cargo hubiera una figura que le “bajara los humos” o bien, sencillamente que le recordara que es mortal, como era el caso del esclavo que estaba presente cuando a los generales romanos victoriosos se les imponía la corona de laurel que, ante los momentos de exaltación le susurraba al oído “memento mori” (recuerda que eres mortal). O aquella otra frase que se utilizaba durante la coronación de los Papas: “Sancte Pater, sic transit gloria mundo” (Santo Padre, así pasa la gloria del mundo). En algunos casos, queda patente el concepto de analfabetismo emocional, nada infrecuente en Occidente. Como refería el filósofo británico GK Chesterton: “no liberes a un camello de la carga sobre su joroba; puede que lo estés liberando de ser un camello”. Aunque, quizás, quede reflejado mejor lo del quid pro quo en una frase de una canción de la Reina del Pop, Madonna: I am a material girl, living in a material world.

 

Es por ello por lo que utilizo, en el uso de nuestro derecho de libertad de expresión, la sátira, una combinación de moral y humor para tratar todos los despropósitos a los que estamos siendo testigos, que en mi caso se ciñe más al filósofo Horacio que a Lucilio, este segundo inventor del género que se ensañaba más frente al primero que era más tolerante. Estamos hablando del siglo I y II a.C., y no deja de estar de rabiosa actualidad, aunque ya, hasta nuestro noble escritor del siglo de Oro, Francisco de Quevedo, escribió sonetos satíricos que toman los versos de la obra Sátiras del romano Juvenal. Aunque, y debido, a mi inclinación conocida por los cerdos, la palabra sátira, en sus primitivas aplicaciones literarias, según el gramático del siglo IV Diomedes, su origen latín, satura, se aplicaba a una ofrenda a los dioses que consistía, entre otros manjares, a un embutido relleno de numerosos y diversos ingredientes. Si me dan a elegir me quedo con los productos curados de los que consumimos en nuestro país una media de 1 kg/persona/mes, y por supuesto con nuestro emblema nacional, el cerdo blanco e ibérico. Friedrich Nietzsche ya mencionó en su obra magna Así habló Zaratustra que había encontrado mayores peligros entre hombres que entre animales.

No obstante, para nada quiero caer en el aburrimiento situacional sobre esa toma y daca de ese algo a cambio de algo, sea o no legal, moral, ético…. Para ello, he acudido a la escala de propensión al aburrimiento (BPS – Boredom Proneness Scale) propuesta en 1986 por investigadores de la Universidad de Oregón. He llegado a la conclusión de que suspendo en dicha escala, ya que encuentro fácilmente la sensación de sentido a lo que hago, lo que me hace estar constantemente estimulado. Uno de los investigadores describe la alta propensión al aburrimiento como una capacidad incompleta de hallar interacciones significativas en el entorno. Algunos llegamos a pensar que los acontecimientos más grandes no son nuestros momentos más ruidosos sino los más silenciosos que nos permiten mantener el equilibrio con todo el entorno, no solo con las personas en nuestro derredor. Paco Sanz Cubo agricultor – ganadero – escritor de Fuentepelayo, amigo de mi Padre, me dijo una frase que siempre llevo en la mente: “el rocío cae sobre la siembra cuando la noche está callada”. En no pocas ocasiones, observar es mejor que hablar, sobre todo cuando no puedes aportar nada, motivo por el cual me adhiero al derecho a no decir nada, que defendía el filósofo francés Gilles Deleuze, o como decía William Shakespeare en Otelo:” Déjame un instante a solas conmigo”, que es lo que personalmente practico como trabajo de pensamiento.

 

FELIZ COMIENZO DE OTOÑO – La otoñada verdadera, por San Mateo las aguas primeras, que bien harán a los cerdos en la montanera.

 

“Todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión, pero no sus propios hechos” – Daniel Patrick Moynihan (1927-2003) Embajador estadounidense ante la ONU que acuñó este axioma de la vida pública moderna.

 

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