Opinión de Antonio Palomo: INTERPORC 10º ANIVERSARIO

Opinión de Antonio Palomo: INTERPORC 10º ANIVERSARIOOpinión de Antonio Palomo: INTERPORC 10º ANIVERSARIO

En la noche previa a la llegada del verano, el 20 de junio en Madrid, la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC), celebró su décimo aniversario, centrando su mensaje en la casa común del sector bajo la que existe un proyecto colectivo y unido de profesionales, empresas, administraciones y organizaciones que la forman, cuyo trabajo de excelencia destacó el propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, tal y como se refleja en la nota de prensa, y de lo que doy fe como testigo de la cita, al tiempo que quiero agradecer a todo el equipo humano de INTERPORC el que tuviesen la consideración de invitarme. Me siento orgulloso de haber nacido en el seno de una familia agrícola ganadera de Segovia y dedicado mi vida profesional al sector porcino, y por ende quiero dedicar esta columna de opinión a todos los miembros de la interprofesional, empresas, profesionales, organizaciones y a los compañeros de la administración, al tiempo que felicitaros, mostraros mí gratitud y daros mi más sincera enhorabuena. Como refería mi Padre: “si cada uno hacemos lo que tenemos que hacer, todo ira mejor”. Creo que nuestro sector es un ejemplo de ello y debemos continuar trabajando con ímpetu, actitud positiva, proactividad, resiliencia, transparencia y empatía con las necesidades de la sociedad, al tiempo que, innovando, externalizando e internacionalizando nuestros cerdos y dando una buena imagen profesional desde los hechos, placando a los actores con malas prácticas que pongan en riesgo lo que construimos la mayoría. Como decía mi abuela Margarita: “un solo garbanzo malo puede estropear un buen cocido”.

Pero para celebrarlo voy a hacer mención especial al destacado protagonista, que para nada son los actores del juego de la sillita de la reina y juego de tronos de nuestros poderes políticos, sino el cerdo, sobre el que voy a referirme con admiración a continuación. De joven estudiante tuve que decidir a qué especie de mamífero doméstico quería dedicarme laboralmente, y no tuve duda, a estos monogástricos – omnívoros – artiodáctilos y ungulados. Como decía aquel adagio musical: pueden gustarte dos canciones, pero solo puedes bailar una. Siendo veraz, debo confesar que danzo tanto como los de capa blanca o rosados, color de la interprofesional, como con los de capa negra o ibéricos. Les pido disculpas por este poliamor. Los cerdos pertenecen al tipo de especie doble ominoso como bien se relataba en las últimas líneas del libro de George Orwell en 1945, “Rebelión en la granja”: los animales pasaron la mirada del cerdo al hombre, del hombre al cerdo y después nuevamente del cerdo al hombre, pero ya era imposible decir cuál era cuál”. Aquí me quedo con la frase del gran filósofo de la moral romano Séneca en la que “importa mucho más lo que tu pienses de ti mismo que lo que otros piensen de ti”, así como lo que ha declarado recientemente uno de los iconos de Hollywood, Ben Affleck, a sus 50 años: “llegado un momento, se convierten en igual de significativos los proyectos que rechazas para lograr el tipo de carrera que quieres crear”.  Pues esta es la carrera que quise crear en mi vida y así lo manifiesto con orgullo, lema de la interprofesional: “orgullosos de lo nuestro”.

Ya en el año 1.500, Fráncfort tenia 10.000 humanos y 1.500 cerdos. En Berlín se prohibió la crianza de cerdos en 1685, supuestamente porque el caballo de Federico Guillermo casi tropieza por culpa de un cerdo, ciudad a la que hoy se la denomina con el dudoso honor de ser la “capital de los jabalíes”, encontrando carteles urbanos que dicen aquello de ¡Prohibido alimentarlos! En 1865 vivían en la región de Murcia unos 50.000 cerdos chatos murcianos. Como mencionó la escritora alemana Cora Stephan en sus Memorias de una criadora de cerdos, son excelentes compañeros y me encantan los cerdos. Recordemos que, en China y sudeste asiático, hoy primeros productores mundiales, el cerdo fue el primer animal aprovechado en la economía doméstica, garantizando, como pura reserva alimenticia, la supervivencia en tiempos de escasez y hambre, al tiempo que en Egipto los lechones se usaban como parte del ajuar funerario.

En sus Investigaciones sobre los animales Aristóteles ya hizo mención a la cría de cerdos, diciendo que lo que más les engorda por tener un estómago caliente es el reposo. Ya apuntaba a la importancia de su bienestar donde INTERPORC ha desarrollado en estos 10 años, quizás, el reglamento técnico de bienestar porcino (IAWS) más exigente y profesional del mundo. Igual me dejo llevar un poco por la simpatía al excelente comité científico que lo ha desarrollado. En la cultura romana los cerdos formaban parte de todos los establecimientos rurales, siendo muy populares la carne, el jamón y los embutidos, donde incluso el escritor Petronio llegó a redactar el testamento de un cerdo antes de su faena, al que se le levantó una lápida en la que se podía leer: “Aquí descansa en paz un cerdito. Vivió tres años, diez meses y trece días”. Ya por aquel entonces se decía que el porquero debía ser una persona vigilante, diligente, laborioso y cuidadoso. Apuesto porque sigamos esta misma senda.

Saben como China en 2007 celebró el año del cerdo, considerándolo una encarnación de la fertilidad, la fortuna y la riqueza. Con estos tres atributos, ¿quién no quiere estar ligado al cerdo? Al mismo tiempo, se dice que las personas que nacen en un año del cerdo se destacan por su tolerancia, confiabilidad, su moral y nobleza. En Francia dicen aquello de que “dans le cochon tout est bon” (en el cerdo todo es bueno). El cerdo también ha aparecido en la prensa rosa numerosas ocasiones Menciono a Max, el cerdo vietnamita de la estrella del cine George Clooney que adoptó con su novia de entonces, la actriz Kelly Preston, y que después de su separación Clooney se quedó con la patria potestad, además de decir aquello de que “la relación con Max había sido la más larga de su vida”, considerando que el cerdo murió en 2007 a la legendaria edad de 18 años. Podríamos continuar contando numerosas historias referenciadas de nuestro gran protagonista, pero para no cansarles más, voy a terminar dando el nombre del cerdo a partir del cual se logró tener la primera secuencia del ADN completo del Sus scrofa domestica: era una cerdita de raza Duroc llamada T.J. Tabasco.

“A quien ha hecho su trabajo exitosamente con esfuerzo y sin ostentación se le felicita diciendo: los cerdos que no hablan encuentran las raíces más gruesas” – Anónimo

 

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