Opinión de Antonio Palomo : ESPECIES INVASORAS

FORO AGRO GANADERO, Opinión de Antonio Palomo: ESPECIES INVASORASOpinión de Antonio Palomo : ESPECIES INVASORAS

Después de una semana con el monotema, y no por ser un tema que venga del mono, de lo que luego hablaré, en donde los alogócratas han encontrado el terreno sembrado en y por sus medios de comunicación afines, voy a cambiar las agujas en términos ferroviarios para tratar un poco más de cerca el medio rural y las especies que en el habitan, a efectos de tratar de desintoxicarnos, y sin necesidad de utilizar secuestrantes de micotoxinas. Bien saben que una de las micotoxinas más problemáticas en porcino es la DON (deoxinivalenol o vomitoxina), y según se mire, también en humanos, pero no la toxina, sino lo del dicho Don sin din. Don viene del latín donum, que significa regalo, aunque haya mucho Don que no lo sea. El apócope din viene de dinero, sabiendo que puede existir el don sin din, cuya explicación bien la dio Quevedo diciendo: “Poderoso caballero es Don Dinero”. Muchos me han escuchado aquello en términos nutricionales, podemos engañar a los cerdos en el sueldo, pero no es sus rendimientos, lo que al hilo en cuestión se menciona con el refrán: “encargos sin din, descanso para mi rocín”. Disiento en muchas de las declaraciones de estos días que hacen referencia al poder por encima de todo, que al igual que el dinero, siguen la hegemonía cultural dominante para no perder, siendo inmoral en la medida en la que trata de imponer su moralidad a los demás. Bien quedaba patente en la oscarizada película americana de 1976 “Todos los hombres del presidente” con el mensaje “follow the money”, interpretada por los actores Robert Redford y Dustin Hoffman. Me contrarían posturas en las que queda patente que todo es respetable, excepto si no piensas como yo, que hoy conocemos como demagogia 2.0.

De aquí surge el “ecopaleto”, especie susceptible de ser invasora como veremos, al declararse comprometido con el entorno rural al tiempo que proclama las tasas verdes, reducir el consumo de carne y prohibir prácticas de las que vivimos cientos de miles de familias. No debemos olvidar que la emergencia de salvar a la humanidad es siempre un buen pretexto para controlarla. Ya decía Jenofonte que el ser humano es egoísta por naturaleza, aunque simplemente seamos una parte más de la misma junto con animales y plantas. Quizás, muchos de los problemas actuales surgen de que los humanos queramos dominar la naturaleza, en vez de asumir que somos sencillamente, una parte de esta. Son muy numerosos los ejemplos en la historia de la humanidad que demuestran como estamos alterando los ecosistemas de todo el mundo, nosotros, los humanos, con nuestras propias ocurrencias, invadiendo territorios en vez de respetarlos. No solo estamos haciendo tambalear ciertos ecosistemas y la economía del medio rural, sino también poniendo en riesgo la salud pública. El primero que utilizó el término de invasión biológica fue el zoólogo británico Charles Elton en 1958 en su libro The Ecology of Invasions by Animals and Plants, con su sonada regla estadística de los tres 10, donde 1 de cada 10 especies importadas aparecerán en la naturaleza y serán por tanto introducidas o exóticas, 1 de cada 10 especies introducidas lograrán establecerse en un nuevo medio y solo 1 de cada 10 de las establecidas se convertirán en una plaga o en invasora. Y aquí surge una gran pregunta que se hace el biólogo Ken Thompson: “¿no será que la mayoría de las especies invasoras se limita más bien a desenvolverse como mejor pueden en medio del embrollo creado por la especie más peligrosa de todas, el Homo sapiens?”. Un ejemplo sonado fue el zoológico Hacienda Nápoles que a finales de los 90 construyó en el valle Magdalena de Colombia el narcotraficante Pablo Escobar a base del din y saltándose reglas del comercio internacional de animales, logrando tener 1.200, incluidos seis hipopótamos (sus excrementos despistan a los perros detectores de drogas). Dichos mamíferos artiodáctilos que se estima producen una tonelada de carbono por individuo al año y son mega herbívoros (tomen nota algunos), además son vectores de enfermedades como el ántrax, la brucelosis, leptospirosis, salmonelosis o tuberculosis.

La mayoría de nuestras granjas de porcino están en el medio rural, vaya, donde han estado siempre, y quizás no sería mala idea preservarlas mejor que demonizarlas. Se me ocurre denominar al cerdo como una “especie paraguas” que, en biología de la conservación, es aquella que al ser protegida, se garantiza la protección indirecta de otras especies que comparten su hábitat, y en este caso esa especie somos los humanos. Difícilmente podemos considerar a los cerdos especies sinantrópicas, al no ser capaces de vivir en ecosistemas urbanos o en aquellos que se encuentran alterados por la actividad humana. Una especie sinantrópica es la neolítica amapola (Papaver rhoeas), lo que a algunos bien les suena aquello de que “eres más de campo que las amapolas”. Son muchos los estudios sociológicos que expresan como el porcentaje de personas que vivirán en las ciudades frente a los pueblos seguirá aumentando. Actualmente según criterios europeos es posible estimar que la población rural representa en España 17,2% del total (regla 80/20), y bien me consta, que dicha población no pedimos protección, solo pedimos respeto y que se nos deje trabajar. A ver si es que dentro del Homo sapiens han surgido algunas ramificaciones de especies invasoras que van al medio rural en sus ratos de ocio como el que va a un parque de atracciones.

En Australia aún es posible ver manadas de dromedarios y burros salvajes (>5 millones) que los investigadores de la Universidad de Sydney denominan megafauna. Esta columna se la dedico a algunos compañeros amantes de los asnos (burros) y muy respetuosos con el medio rural, y no tanto a aquellos que piensan que los burros aun viven por el motivo de que hay personas que les gusta ir montados encima de ellos. En Tokio han proliferado los cafés cuyo atractivo es abrazar y jugar con chinchillas, erizos y nutrias. En 2006 fue noticia la muerte de Max, el cerdo vietnamita de George Clooney con 18 años y 130 kilos peso vivo, que también tuvieron París Hilton, Rupert Grint y Victoria Beckham. En España, aparecieron en la prensa rosa en 2019, siendo uno de los regalos que recibió Victoria Federica durante su puesta de largo (un cerdo vietnamita llamado Rodrigo I de España). No olvidemos que este animal está incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (EEI) en base a la Ley 42/2007 de 13 de diciembre, siendo ilegal su tenencia a domicilio, por lo que fue devuelto a una granja, que es el lugar más idóneo. Un riesgo sanitario grave de los mismos es hibridarse con poblaciones de jabalíes, lo cual ya ha sucedido en diferentes regiones de nuestro país dando lugar a los cerdoli o jabamitas. Si ya tenemos el corazón en un puño con los jabalíes por el tema de la peste porcina africana, como se ha vuelto a poner de manifiesto el pasado 6 de enero en la región del Piamonte en Italia, no estaría de más prestarle más atención a estas prácticas imprudentes. A ver si es que lo del extensivo vs intensivo tiene sus limitaciones lógicas. Claro que, todo es susceptible de empeorar, pudiendo haber aún especies como los cerdones, temibles híbridos de cerdo y humano, que se mencionan en la tercera entrega de Maddaddam, la gran trilogía distópica de Margaret Atwood sobre la gran catástrofe natural que asola el planeta. ¿Sería mucho pedir un poco de cordura?

“Jamás llegó el gobierno de una democracia, o el de una aristocracia numerosa, a elevarse por encima de la mediocridad excepto allí donde el soberano se dejó guiar por los consejos y la influencia de “pocos” o de “uno” mejor dotado y más instruido”. John Stuart Mill (1806-1873) Filósofo y economista inglés

 

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