Opinión de Antonio Palomo: De COSTA a COSTA

Opinión de Antonio Palomo: De COSTA a COSTAOpinión de Antonio Palomo: De COSTA a COSTA

En el libro de Santos Arán, de su biblioteca pecuaria, publicado en 1956 titulado Ganado de Cerda, escribía lo siguiente: “Ningún país ha progresado, en el orden ganadero, hasta que se ha establecido la inteligencia de los productores para producir y para defenderse. De aquí la bondad de estas Asociaciones, que abarcan, no solo lo que se refiere estrictamente a la reproducción, sino también la higiene, la profilaxis, alimentación, seguro, compra de alimentos, venta de ganado, etc.” Un ejemplo y apellido propio en nuestro sector porcino español de la inteligencia de los productores es COSTA, Don José María Costa padre, quien falleció la semana pasada, con la misma edad (87) e idénticas fechas que lo hizo mi Padre hace seis años, otro sabio agricultor y ganadero. Además, el Señor Costa fundó la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR), organismo que presidió durante 44 años, destacando su calidad humana y profesionalidad, que bien me constan, y que también eran señas de identidad de su hijo José María, Veterinario con quien visité muchas granjas hace más de tres décadas, a quien desgraciadamente perdimos prematuramente; además de ser las de su hijo Eduardo y resto de la Familia, dejando ese legado a todo el equipo del Grupo Costa, empresa de referencia en el porcino mundial. Algunos aún no habíamos ido a la escuela primaria cuando en 1966, Don José María, como buen emprendedor y con esa visión empresarial que le caracterizaba, fundó Piensos Costa en Fraga (Huesca), hoy Costa Food Group. ¿Cómo es posible que en menos de 60 años sean la segunda productora nacional del sector porcino con más de 850 granjas integradas, producir 4 millones de kilos de pienso al día y unos 3,6 millones de cerdos al año? Sencillo de explicar si nos atenemos a la nota que sacaron en redes su propio equipo: el ejemplo de los valores de esfuerzo, constancia y pasión. Por esto, y mucho más, quiero dedicar esta columna de opinión a Don José María Costa, toda su Familia y por extensión a todas las personas que han trabajado y trabajan en esta gran compañía de la que siento gran respeto y orgullo, y por cuyo legado quiero felicitarle y honrarle con mi humilde trabajo como veterinario de porcino.

Sin duda, ante este gran ser humano que a muchos nos ha inspirado, me viene a la cabeza la aseveración del filósofo ateniense Sócrates en la que el arte de ser humanos radica en la nobleza de espíritu, tan necesarios en estos tiempos que vivimos. Si a ello añadimos lo que el gran filósofo alemán F. Nietzsche decía, ya de joven, que la única manera de salir de la crisis social es que los seres humanos…¡vuelvan a ser humanos! Vuelvan a encontrarse a sí mismos, vuelvan a conocerse a sí mismos, vuelvan a formarse espiritualmente, quizás no estaría de más que reflexionáramos sobre esa nobleza de espíritu de Cosa a Costa. Precisamente, dos de las características de nuestro protagonista fueron la ausencia de la soberbia intelectual y de la ceguera moral, tan empoderadas, sumado a lo que el eminente filósofo austriaco de la ciencia, Karl Popper bien mencionaba: “All live is problem solving” (la vida consiste en resolver problemas). Aquí quiero añadir mi punto de vista al respecto en el día a día del trabajo y que me comentaba el propietario de una granja en Lérida la semana pasada. Una de las funciones de la inteligencia es identificar los problemas, es decir, saber problematizar, no para lamentarse, sino para poder encontrar la solución. El riesgo de no hacerlo es llegar a la habituación y dar por bueno lo que no lo es, naturalizando cualquier disparate. ¡Les suena lo de la técnica de la avestruz o lo de la reducción al absurdo!

La resolución de problemas, algunos lo comparan con lo de acercarse a la costa, en este caso marítima, y que designan como aporía, donde se enmarcan los problemas a los que no podemos dejar de enfrentarnos, pero que no tienen una solución definitiva, sino de acercamiento permanente, conocida como asintótica. Por ello, se define la aporía como una meta inalcanzable, pero que anima permanentemente a ser alcanzada. Es lo que nos pasa a algunos nacidos tierra adentro que, de vez en cuando, nos hace ilusión acercarnos a la costa a ver el mar. Entiéndase también como una metáfora dentro del contexto de esta columna de opinión personalizada a esas inteligencias heurísticas enfocadas a resolver problemas. En este contexto, George Orwell mencionaba que lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano, algo que el Sr. Costa con su corazón de unos 300 gramos, bien nos dejó como ejemplo. Déjame oírte hablar y te diré cómo es tu corazón, que decía el médico suizo del siglo XVI, Paracelso.

Cada persona tenemos en nuestro cerebro doce veces más neuronas que habitantes hay en la tierra, sabiendo que los humanos las usamos de muy diversas formas, llevando a resultados claramente diferentes, y que en ciencia se conoce como principio de la integración (“binding”), algo que en nuestro sistema de producción porcina nacional es relevante y bien entendido de costa a costa. Decía otro eminente aragonés, Don Santiago Ramón y Cajal que, la neurona no es lo importante, sino su capacidad de dar y recibir, de compartir. Si a ello añadimos lo de “viendo cómo camina alguien, podemos saber si ha encontrado su camino”, o lo que algunos me han escuchado repetir en numerosas ocasiones cuando visito una granja – empresa, “vista la caseta, visto el melonar”, nos podemos hacer una idea de lo que nos espera en cada momento. Para concluir, quiero hacer una reflexión que ya me la hacían mis progenitores, referente a ser consciente de todo aquello que pasa por delante de nuestros ojos, lo que nos puede llevar a perder una cantidad considerable de información que, es lo mismo que decir que hay una parte de la realidad que nos pasa desapercibida y que guarda relación con la interconexión entre el cerebro y el corazón, conociéndose hoy en medicina como HER (heart evoked response). Así, se está estudiando en identificar si la pérdida de percepción se debe a que el cerebro no haya respondido al corazón, o a que el corazón no se haya comunicado de forma eficiente con el cerebro. En mi pensamiento, y creo que también lo estaba en el del Sr. Costa, pongámosle las dos C´s en nuestras vidas, cerebro y corazón.

Coordenadas semana 06:  Francia y San Blas

“Lo que has heredado de tus padres, ¡adquiérelo para poseerlo!” – Johann Wolfgang von Goethe –  en su obra dramática Fausto (“canto del macho cabrío”)

 

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