Opinión de Antonio Palomo: CHERRY RED
Opinión de Antonio Palomo: CHERRY RED
Quien nace lechón muere cochino. Esta frase la he oido – dicho varias veces durante la semana, que viene a decirnos que debemos guardar pocas esperanzas de que ciertas personas cambien a lo largo de su vida, siendo lo más previsible que crezcan en su ignorancia, como el caso del lechón, que crece y crece hasta hacerse cochino. Destaco la conversación con un matrimonio de ganaderos conquense, a cuya casa llevo acudiendo desde finales de los 80 y que atesoran ocho décadas de vida, que responden a la generación CET (cultos, educados y trabajadores), como una gran parte del tejido empresarial del sector porcino, con las lógicas excepciones. A Laura y Javier quiero dedicar esta columna de opinión, al tiempo que agradecer su amistad perpetua. Uno de los pilares de su éxito a lo largo de los años lo resumíamos como que “no hay atajo sin trabajo”, valor que ha ido perdiendo impacto en las prioridades sociales, y que ha llevado a las conclusiones del último informe presentado la semana pasada sobre las capacidades académicas de nuestros jóvenes durante el bachillerato, constatando una vez más como seguimos retrocediendo en conocimientos. En mi opinión, esto tendría que formar parte de los titulares diarios y ser principal preocupación de nuestros responsables políticos por encima de sus cuitas con los tribunales, denunciándose unos a otros y los otros a los unos, cambiando personas de posiciones, que no ideas, eliminando al que tiene pensamiento libre y no les da la razón, ensalzándose con desmedidas falsas declaraciones y gestos tanto manuales como bucales más propios de nuestros ancestros primates. No se si conocen aquel refrán que nos decía nuestro tío Francisco una y otra vez: “un tonto hace a ciento si le dan lugar y tiempo” en referencia a que la gente acaba repitiendo lo que hacen o dicen otros, tendiendo a ser los más imitados los comportamientos más absurdos.
Personalmente me preocupa mucho más la formación de nuestros jóvenes que los desmanes de estos días tanto en nuestro país como en Corea del Sur y Francia, que tienen muchos puntos en común en su origen. Ya nos decían nuestros mayores que si no hubiera encubridores no habría ladrones. Por cierto, el país asiático tiene grandes similitudes con España, también en cuanto a número de habitantes como al número de cerdos que llegaron a producir, hoy mermados por problemas sanitarios. Uno de los platos típicos es el suyuk, elaborado con carne de cerdo y verduras, de moda allí como alimento saludable y que tuve la oportunidad de probar en uno de mis viajes. También tienen un cerdo negro de Jejú similar a nuestro cerdo ibérico que en 2015 lo declararon Monumento Natural de Corea del Sur. Propongo tal distinción para nuestro cerdo ibérico. En contrapartida su sistema educativo está dentro de los mejores del mundo, junto a Países Bajos, Irlanda, Alemania, Reino Unido, Canadá, Singapur, Finlandia y Japón.
La primera vez que acudí a la granja de Cuenca fue para resolver un problema que le estaba provocando una total mortalidad (100%) de los lechones recién nacidos, los cuales mostraban sintomatología nerviosa. El diagnostico fue rápido, enfermedad de Aujeszky, como lo fue la solución, la vacunación. En nuestra práctica diaria, sabiendo como la sanidad es un concepto dinámico, ni en las postrimerias del siglo pasado todo era pseudorrabia, como la originada por un Herpesvirus, ni ahora todo es PRRS provocado por un Arterivirus. En este sentido, como bien me decía un director de producción catalán, soy testigo de cómo muchos compañeros se dedican a responsabilizar de todo lo que pasa en la granja al virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino, lo cual no solo no es cierto en un gran número de casos, sino que hace perder la perspectiva y el enfoque global que, entiendo, debemos hacer de partida ante cualquier problema, y no solo en nuestras granjas y empresas, sino en asuntos cotidianos y personales.
Cuando tratamos de cuestiones que no se basan en realidades objetivas, cualquier persona somos libres de tener nuestras opiniones y preferencias, basadas en simpatías, sin necesidad de justificarlas; que es a lo que nos referimos cuando decimos que para gustos se hicieron los colores. Desde mi punto de vista, me gusta decir mejor que sobre gustos y colores no discuten los doctores, es decir, debemos hacer un planteamiento con un argumentario en la base del conocimiento y no escudarnos en un virus, que sin duda, cuando es el primer responsable de un problema, bien lo sufrimos. Y aquí llegamos a este interesante cuadro clínico “cherry red” que vivimos con gran satisfacción esta semana por su rápida detección y mínimo impacto, que no es infrecuente en esta época del año y que tan elevadas mortalidades puede producir. A primera hora de la mañana del miércoles cuando llega el responsable a la granja me contacta muy preocupado diciendo que “vemos la respiración agitada de los lechones en la paridera” y me pregunta “si puede ser patología de algún tipo”. Me pasa unos videos y observo incoordinación sumado a un comportamiento social de las camadas en lactación anormal. Le pido que les tome temperaturas y no hay fiebre, a lo que le respondo que “todo parece normal en cuanto a la salud y observo alguna irregularidad en el ambiente”, pidiéndole que revise temperatura de placas de calefacción y concentracción de gases en la sala. Su respuesta al minuto fue: “Mil gracias!!! Eso es seguro”. Y la prescripción no fue ningún antibiótico, ni poner ningún aditivo, ni vacunar a toda la granja, tan solo “ventila las salas”. A veces las soluciones son sencillas y con minimo coste, que son las que más me gustan. Tuvimos menos del 1% de mortalidad con lesiones macroscópicas muy características que se conocen como “cherry red” ya que tanto la sangre como diferentes órganos y tejidos adquieren esa coloración rojo cereza. Se debe a que el monoxido de carbono compite con el oxígeno en la hemoglobina con una capacidad de fijación diez veces superior, alterando gravemente el transporte de oxígeno y nutrientes a las células. Ya sabemos que además de sangre azul, hay sangre roja (arterial con más óxigeno) y también sangre cereza (intoxicada). La sangre arterial y venosa son fisiológicas, la cherry red no. Lo cierto es que tener un interlocutor razonable ayuda mucho. Me quedo con aquella frase de Arno Penzias, Premio Nobel de Física, que dice: un argumento es lo que convence a los hombres razonables, y que numerosas pruebas son las que hay que desarrollar, como refuerzo, para convencer incluso a un hombre no razonable. Y a veces ni eso.
Coordenadas semana 50: ¡¡A disfrutar de las comidas – cenas de empresa y cuidado con las intoxicaciones de cualquier tipo!!
“Las palabras que no van seguidas de los hechos no valen la pena” – Demóstenes (384-322 a.C.) Político ateniense – Padre de la Oratoria
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