Opinión de Antonio Palomo: APOFENIA

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Lo más lógico es relacionar hechos que están correlacionados, una de mis preferencias cuando estudiamos los datos productivos en nuestras granjas de porcino, a la hora de producir lo más posible de la manera más eficiente y rentable factible. Esto me lleva a encontrarme, en numerosas ocasiones, con personas que tratan de justificar parámetros que no guardan ninguna relación entre sí, que es lo que conocemos como apofenia. Esto es muy frecuente actualmente cuando tratamos de buscar la causa determinante de un problema, poniendo más énfasis en localizar al culpable que la etiología real. El viernes pasado me reunía con un prometedor Veterinario y alumno, del que me siento muy orgulloso, tanto en su plano profesional, como especialmente humano, a quienes se les había positivizado una granja al virus PRRS. Se apellida Bravo, a quien juntamente con todo el excelente equipo humano de nuestra empresa Ibéricos de Arauzo, quiero dedicar esta columna de opinión, al tiempo que felicitar por sus logros. En una empresa, más que reflexionar sobre los errores básicos que venían arrastrando, y que son más frecuentes de lo que personalmente me gustarían, estaban mirando a “ese animal de dos patas” que había vehiculado el virus en la granja en vez de hacer un análisis más exhaustivo de algunas otras grietas en la bioseguridad más flagrantes. En epidemiología se conoce como la falacia de la evidencia incompleta. A veces es tan sencillo como revisar las 3M´s del manejo: ausencia de vacío sanitario, edad prematura al destete y densidad elevada. Claro que también tenemos las otras 3M´s de alguno de nuestros candidatos presidenciales: maldad, manipulación y mentira. Ambas tienen en común que sus resultados son catastróficos y practican aquel dicho de que “para lo que me queda en el convento voy a repartir todo lo que hay dentro”. Lamentables y preocupantes ambas posturas que llevan al concepto de la encapsulación, con base en el aislamiento de la realidad. Recordemos comparar churras con churras y merinas con merinas, que bien decía el Señor Domingo, el vecino de mis Padres, de profesión pastor.

Entre “tú” y “yo” hay una letra griega – la raíz de un malentendido, el motivo de que no nos entendamos como si habláramos en diferentes idiomas. Afortunadamente también es una conjunción copulativa, y eso une mucho. Esto lo decía mi coetáneo el escritor bilbaíno afincado en Madrid Borja Declaux. No puedo estar más de acuerdo, y trato en mi vida de esa “y” referida más al gusto, gozo y deleite, que son, sin duda, cosas serias. Para ello, la base para evitar malentendidos está en tener la confianza y credibilidad necesarias y suficientes, además de conferir significado a los números de nuestras empresas, ya que los números no hablan por sí mismos, y debemos ser nosotros los que hablemos por ellos, realizando interpretaciones objetivas y serias que guarden relación con lo que está pasando en la granja. Es lo que se conoce como dataviz, concepto de visualización de los datos.

Uno de los ejemplos clásicos es como interpretar los datos medios, ya que la media puede ser muy engañosa cuando los datos en bruto no forman una pauta simétrica alrededor de un valor central, sino que están sesgados hacia un lado. La media de la muestra no tiene porqué coincidir con la media de la población. Distinguir entre media y mediana es fundamental, ya que no es lo mismo el promedio de ingresos (media) que el ingreso de la persona medio (mediana). Y la moda, que es el valor más común. Ya en 1809, el matemático y físico alemán Carl Friedrich Gauss, con su característica curva en forma de campana o distribución normal, analizaba los errores de medida en las encuestas. Parece mentira que algunos del CIS, en más de dos siglos, no lleguen a los talones a CFG. Por ello, el rango de los datos es crítico, ya que es muy sensible cuando los valores son extremos. Un caso típico es el peso medio de los lechones al nacimiento, donde tenemos grandes dispersiones del mayor al menor, con un porcentaje elevado de lechones de bajo peso. Algunos estudios, para maquillar los datos utilizan el rango intercuartílico, que elimina los valores extremos. Desde mi punto de vista, eso es como hacerse trampas al solitario, aunque no dejo de ver muchos resultados de ensayos tanto experimentales como prácticos que lo utilizan, teniendo resultados sesgados de dudosa credibilidad y reputación. Ya saben aquello de retorcer los números e ir analizando los datos de las tablas Excel con diferentes tratamientos estadísticos hasta que nos den resultados significativos. De aquí salen también las desviaciones típicas y atípicas, que no atópicas, que son las lesiones cutáneas asociadas al prurito que padezco ante datos manipulados. Menos mal que para valorar dicha dispersión de datos tenemos el coeficiente de correlación de Pearson, publicado ya en 1895 por el fundador de la estadística moderna, el británico Karl Pearson y la correlación de rango de Spearman, procedente del psicólogo británico, Charles Spearman, quien desarrollo la idea de la inteligencia general subyacente que depende solo de los rangos de los datos, y no de sus valores específicos.

Debemos preguntarnos qué queremos aprender de los datos, para lo cual debemos ir más a la inferencia inductiva que a la deductiva, ya que la deducción es lógicamente cierta, mientras que la inducción es generalmente incierta. Empezamos por casos particulares e intentamos llegar a conclusiones generales más que de estas a conclusiones particulares. En la inferencia inductiva empezamos desde los datos, pasando por la muestra que tomamos, luego la población objeto del estudio y, finalmente a, la población objetivo. La correlación no necesariamente implica causalidad. El neurólogo del departamento de oncología médica del Hospital Clinic de Barcelona, el Dr. Pere Gascón nacido hace 74 años, uno de los mayores exponentes internacionales en la investigación que vincula el sistema nervioso con el cáncer, correlaciona ambos, sin que necesariamente el stress crónico tenga como causalidad el cáncer. Lo explica diciendo que los macrófagos y fibroblastos, que los tenemos como mecanismos de defensa, se cambian de chaqueta y se ponen de la parte del tumor. Esto, llevado a la propia vida o nuestras granjas lo podemos referir haciendo mención a lo que hablaba con Jesús, donde sabiendo que, aunque seamos conscientes, con frecuencia, que nos estamos saltando las 3M´s, la vida o la marcha de la granja nos van fenomenal, como la economía de nuestro país; “como una moto”, por lo que seguimos forzando la máquina hasta que la última gota colma el vaso y los problemas nos explotan en las manos. Por lo tanto, si hacemos las cosas mal se correlaciona con que en algún momento nos saldrán mal, lo cual no es por casualidad. Luego están aquellos que tienden a hacer correlaciones espurias, también conocidas como absurdas, de las cuales pueden encontrar una página completa en internet (www.tylervigen.com/spurious-correlations).

Para completar la tríade de los 3M´s (magníficos estadistas), el otro británico, Ronald Fisher, que en 1920 ya implantó el valor P de significancia estadística, decía que para separar la correlación de la causalidad debemos utilizar un buen diseño y técnicas estadísticas aplicadas a datos observacionales, combinando todo ello con ciertas dosis de escepticismo. No olvidemos que ya el científico victoriano, primo de Charles Darwin y aficionado a coleccionar datos, Francis Galton, a lo que hoy denominamos regresión a la media, él lo llamaba regresión a la mediocridad. Por ello, considero que para analizar el gran número de datos tanto en cantidad, como necesariamente en calidad, debemos disponer de programas robustos para su análisis, considerar los sesgos implícitos, tener en cuenta las variabilidades estadísticas, evitar asunciones inapropiadas, basarnos en el estudio transparente, reconocer la incertidumbre, basarnos en correctas prácticas científicas y ser humildes en las interpretaciones. Esto me recuerda mucho a aquel dicho de que: “hay que tener cuidado si intentas hacer un bolso de seda a partir de una oreja de cerdo”. El distinguido estadístico y bloguero estadounidense, nacido en 1965, profesor en la Universidad de Columbia, Andrew Gelman nos dice que la diferencia entre significativo y no significativo no es estadísticamente significativa. Atención a interpretar la no significatividad como sinónimo de no efecto, así como a utilizar la información selectiva de los resultados que son prácticas científicas cuestionables al margen de las evidencias científicas con base apofénica, y que dan lugar a lo que hoy se conoce como HARKing, inventar una hipótesis después de conocerse los resultados. La filósofa británica kantiana Onora Sylvia O´Neill, nacida en 1941, autoridad en el campo de la confianza, señala que las personas no deberíamos intentar que se confíe en nosotros, dado que esto nos lo dan los otros, sino más bien demostrar lo digno de confianza que es nuestro trabajo. ¡Abogo otrora por Onora!

 

FELICIDADES A TODOS LOS NOMINADOS, NO NOMINADOS Y ESPECIALMENTE A LOS PREMIADOS EN LA GALA PORC D´OR IBÉRICO DEL PASADO VIERNES 30 JUNIO EN GRANADA.

 

“La vida es un frenesí, una ilusión y que los sueños, sueños son” – Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Escritor madrileño y sacerdote español.

 

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