Opinión de Antonio Palomo: APAGÓN SINÁPTICO
Opinión de Antonio Palomo: APAGÓN SINÁPTICO
Este pasado 2 de mayo se cumplieron 8 años del fallecimiento, en accidente de tráfico, con tan solo 64 años, junto a Deb Spronk y Pam Wetzell en Praga – República Checa, del extraordinario profesor Bob Morrison de la Universidad de Minnesota, mientras asistíamos al European Symposium of Porcine Health Management (ESPHM) con el ánimo de seguir aprendiendo (Lifelong learning), una de sus máximas potenciada por su buena conexión sináptica neuronal, al que me unía una admirable relación profesional y personal, motivo por el que quiero dedicarle esta columna de opinión. También, ese Dos de Mayo de 1808 el pueblo de Madrid se alzó con sus armas, que no en armas, al ejército francés de Napoleón, al que venció y quien murió, también, un 5 de mayo en la Isla de Santa Elena (1821). Me quedo con Bob y su actual Morrison Swine Health Monitoring Program – UM, proyecto creado en su nombre para responder a tiempo real a las enfermedades infecciosas emergentes de porcino, un proyecto voluntario establecido en 2011 para la industria porcina estadounidense. Ese si supuso para mí un gran apagón dentro de nuestra profesión y no el lamentable cese del suministro eléctrico del lunes oscuro 28 por motivos que parece ser que los técnicos y científicos que saben del tema tienen bastante claro, pero que los responsables políticos no terminan de asumir, y mucho menos pedirnos disculpas en primer término. Y no es que no se lo habían venido anunciando en numerosas ocasiones.
No es menos cierto que es algo muy habitual en el comportamiento humano, que los que saben de un tema, lo cual también padecemos en nuestro propio sector, vayamos anunciando de los riesgos por acción y/u omisión de ciertas prácticas sin ser tenidas suficientemente en cuenta, y cuando surge el problema, osan, incluso, pedir explicaciones por los daños sufridos. A esto es a lo que llamo apagón sináptico. En términos populares escuchaba a personas que saben de electricidad aquello de: “menos ideología y más tecnología”. Es realmente sorprendente lo mucho que confían ciertas personas en sus propios prejuicios y valoraciones. Bien saben de mi afición por la evidencia científica y mi respeto a cualquier opinión, como la que verso en esta misma columna de opinión semanal que hace el mismo número que el Papa Francisco, previo al que está a punto de ser elegido en Cónclave dentro de esa maravillosa Capilla Sixtina de estilo renacentista en la Ciudad del Vaticano, construida al final del siglo XV y decorada con El Juicio Final por el genio Miguel Ángel entre 1508-1512, a quienes sus contemporáneos llamaban el Divino.
En algunas ocasiones dentro de mi actividad profesional me he encontrado que más que programas y/o planes de desarrollo en granjas, desarrollan obsesiones, lo que en no pocas ocasiones es antagónico y produce no pocos apagones sinápticos con sus lógicas consecuencias. Afortunadamente en cuatro décadas han sido las menos y considero que uno de los puntos a tener en cuenta para guiarse en estas lides es la asertividad, es decir, tratar de expresar nuestras opiniones de manera adecuada, clara, coherente, directa, firme y respetuosa, sin agresividad, con datos – trabajos – experiencias prácticas que corroboren las mismas. Lo del simplemente creo o me parece sin argumentos de base técnica pueden derivar en incongruencias y errores, a veces de bulto. ¿Puede que el problema se derive de una caída de la corriente energética a nivel de las sinapsis neuronales o simplemente aquello de que tu dime lo que quieras que yo haré lo que considere? En el segundo punto digo: hágase usted responsable de sus actos, momento en que una vez que has creído en alguien pero él ha traicionado tu confianza. Los psicólogos han descubierto que tan solo el 10% de los conflictos pueden atribuirse a discrepancias reales de opinión; el noventa por ciento restante surge como consecuencia de un tono disonante.
En el primer caso, sabemos que la sinapsis neuronal es la zona de contacto especializado entre dos neuronas o entre una neurona y otra célula, donde se produce la transmisión de señales nerviosas y la información se transmite entre ellas, permitiendo la comunicación dentro del sistema nervioso. Se sabe que dicha transmisión permite el aprendizaje, la memoria y la percepción, motivo por el que si no hay aprendizaje, no hay recuerdo memorístico y tampoco percepción, quizás es que haya habido un apagón sináptico. Se diferencian dos tipo esenciales de sinapsis: la eléctrica que es directa a través de esa transmisión directa de la información y la química donde la transmisión se produce a través de los neurotransmisores, que no transistores. En el gran apagón del lunes falló la eléctrica y se utilizaron muchos transistores (radios a pilas) y pocos neurotransmisores. Si la sinapsis falla se produce neurodegeneración y con ella tienen lugar numerosas enfermedades neurológicas. Sabemos que una alimentación adecuada en proteínas animales de alto valor biológico, vitaminas y minerales es esencial en la fabricación de dichos neurotransmisores: acetilcolina, dopamina, endorfina, epinefrina (adrenalina), GABA, glutamato, histamina, norepinefrina, oxitocina y serotonina, entre algunos otros.
En inglés, viajar se dice to travel, verbo que procede del francés travailler (trabajar) que se interpreta como aplicarse o dedicarse con tesón, por aquello del Día 1 de Mayo. Con ello quiero concluir esta columna con lo que el poeta chileno Pablo Neruda dejó en sus memorias, Confieso que he vivido.
Coordenadas semana 19: ANAVEPOR – Cartagena y Habemus Papam!
“No hay nadie más ciego que quien no quiere ver, ni más sordo que quien no quiere oír” – Escuela filosófica Vedanta
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