Opinión Antonio Palomo: ULTRACREPIDARIO

Opinión Antonio Palomo: ULTRACREPIDARIOOpinión Antonio Palomo: ULTRACREPIDARIO

A raíz de la columna de opinión de la semana pasada sobre inteligencia artificial he tenido la ocasión de que algunos compañeros que la leyeron me hicieran algunos comentarios y aportaciones que mucho valoro y agradezco, al tiempo que me han dado luz para escribir la de esta semana haciendo referencia al concepto de ultracrepidario. Dicho término procede del latín ne sutor ultra creidam (zapatero a tus zapatos), el cual hace referencia a aquellas personas que opinan sobre cualquier tema, y por tanto sobre temas que exceden a sus conocimientos. Y no me refiero al que veía brotes verdes en la economía sin saber de finanzas, como bien se demostró y sigue quedando vigente. Muchos de los comportamientos contemporáneos los podemos encuadrar en este tipo de ultras, que en mi vaga opinión son más que los dos extremos políticos polarizados que a una gran mayoría nos preocupan. Estudios sociológicos los refieren a personas faltas de razón que ya los romanos llamaban stolidus o estólidos, hoy clasificados como individuos con torpeza mental. El historiador romano del siglo I Tito Libio los clasificaba como obtusos e imperturbables, capaces de seguir órdenes sin cuestionarlas. ¿No les suena a lo que estamos viviendo, donde ni los mayores escándalos nos perturban? En inglés se traduce como stolid, es decir impasible. Personalmente me preocupa, como le preocupaba al gran pensador de la generación del 98 Antonio Machado Ruiz, quien creía en la educación como un poder transformador de la sociedad para combatir la ignorancia, pretendiendo enseñar a pensar a sus discípulos. Estoy convencido que si muchos se pararan a pensar antes de opinar, habría menos ultracrepidarios. Llego a una sencilla conclusión: más educación es igual a menos ignorancia y a menos estólidos.

Una audaz compañera de profesión recién graduada y en el inicio de su actividad profesional me preguntaba sobre mi opinión sobre la suya de poner como condición laboral trabajar un máximo de horas diarias (7 a 8 de lunes a viernes). Mi respuesta puede ser múltiple si me ciño a mis cuatro décadas trabajando y poco cercana a la realidad actual, pero sabiendo donde nos encontramos socialmente puedo resumirlo con el antiguo adagio de los tres 8´s: 8 horas para trabajar – 8 para dormir y 8 para descansar. Esto nos darían 56 horas semanales de trabajo, 56 durmiendo y 56 descansando, lo que equivale a 11,2 horas si solo trabajásemos de lunes a viernes. Vaya, siento que mis cuentas no cuadren con las de los grandes defensores de los trabajadores. Yo me considero uno de ellos con más de 40 años cotizando y laborando más de 40 horas semanales que suman más de 100.000 horas, por lo tanto muy solidario y sostenible para la seguridad social. No obstante, no tengo ningún inconveniente en que las personas quieran tener más horas libres al día “para sus cosas”, siempre y cuando sean conscientes de lo que ello supone. Ya decía mi Padre, quien trabajó más que yo y con peores medios, lo cual tiene más mérito: ”Hijo, si trabajas 8 horas al día bien trabajadas eso cunde mucho y puede ser suficiente, pero si trabajas más con la misma eficacia puedes llegar a notable o sobresaliente”. En este punto leí en agosto un estudio de las Universidades americanas de Pensilvania y California sobre el tiempo libre al día para tener un buen equilibrio emocional. Los investigadores llegaban a la conclusión de que son entre dos y tres horas al día, pudiendo marcar la diferencia en cómo nos sentimos y cómo afrontamos las responsabilidades diarias. El estudio también menciona como más de tres horas libres al día pueden provocar sentimientos negativos y producir, en vez de relajación, sentimiento de culpa y agobio. Tenía razón mi Madre cuando me decía que las personas cuánto menos hacen menos quieren hacer y peor se encuentran. Aquí también me viene a la mente algo que repito en numerosas ocasiones y es aquello de que si quieres pedir a alguien que te ayude a hacer algún trabajo, pídeselo a quien esté muy ocupado, ya que el ocioso nunca tiene tiempo fuera de su ociosidad. En mi opinión ocio y tiempo libre no necesariamente convergen. Aquí dejo otra reflexión del gerente de una fábrica de piensos la semana pasada: “Es terrible las pegas que se pone a todo con el fin de no hacer nada”, refiriéndose a algunos de sus trabajadores. A ver si esto va a estar en el trasfondo de esa incertidumbre que observamos en tantos compañeros que baten récords de estancia mínima en un trabajo (entre 1 día y una semana).

Me pregunto si parte de ese tiempo libre extra se dedica a estudiar para mantener una necesaria formación continuada en una profesión, que como la nuestra es exigible para estar actualizados. Un CEO de una empresa de biotecnología de nuestro sector me decía que solo utilizaba el ChatGPT para profundizar en temas de los que ya sabía bastante para poder hacer un análisis de la información que le aportaba, con lo que estoy alineado. El problema surge cuando se utiliza para consultar sobre temas que ignoramos y utilizamos dicha información como a sabiendas sin saberlo, lo que en mi opinión incrementa el porcentaje de ultracrepidarios y por tanto el índice de ignorancia con sus fatídicas consecuencias. Soy partidario de no dar por sabido ningún conocimiento de base en mi práctica profesional, aún más sabiendo el perfil de trabajadores que tenemos en las granjas y empresas, tan alejados del medio rural y desconocedores de las bases biológicas y fisiológicas del cerdo. En una visita la semana pasada a una granja de tamaño milenario, por aquello de tener más de mil cerdas, que no macrogranja, una excelente encargada de partos, bien joven y con un gran sentimiento del cuidado a los animales arraigado en su entorno familiar, coincidía conmigo en este punto y me decía: “Antonio, tengo que enseñar a los que contrata la empresa, incluidos veterinarios, las cosas más básicas”. La paridera daba gusto verla y el bienestar de cerdas y lechones era más que palpable. Esta columna se la quiero dedicar a esta joven promesa de la porcinocultura castellano manchega llamada María. “To go back to the basics”.

 

Coordenadas semana 37: 11S–Día de Cataluña y Jornada Jamón Teruel-AVPA

“La única persona con la que deberías compararte, es con la que eras ayer. Esa es la persona a la que debes superar y en la que debes fijarte para ser mejor”  – Carlo Gustav Jung (1875-1961). Médico psiquiatra y psicólogo suizo fundador de la escuela psicología analítica, también llamada psicología de los complejos

 

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