Opinión Antonio Palomo: METACOGNICIÓN
Opinión Antonio Palomo: METACOGNICIÓN
Una de las cosas fascinantes de dedicarse a la ciencia es que exige un intercambio constante de ideas con amigos y colegas. La búsqueda del conocimiento es inherente al ser humano, al menos a priori y para mí. Quien más y quien menos, cada uno a nuestra manera, tratamos de aprender algo nuevo cada día. Ya saben aquel dicho de que podríamos darnos por satisfechos si somos capaces de aprender al menos una cosa al día. No estoy tan seguro de que sea lo habitual ni la máxima de algunos, a tenor del ruido social. Aquello de que para aprender hay que ir a Salamanca, lo cual está bien, y yo mismo iré esta semana, no garantiza el conocimiento. Claro que entre conocimiento y autoconocimiento hay un sinfín de factores. Tener la capacidad de saber cosas lo podemos encuadrar en el plano del conocer, pero yendo un poco más lejos, nuestra capacidad para saber más cosas, pensar y reflexionar, eso ya sí que me satisface. Bien comprobamos cada día como personas que, sabiendo mucho suelen fracasar al adolecer de las otras dos facultades, mientras que otras, sin tener grandes conocimientos y siendo capaces de pararse a pensar, triunfan. A la habilidad que tengamos para conocer nuestra capacidad para pensar, reflexionar y saber sobre nosotros mismos, incluyendo cómo percibimos, recordamos, sentimos y decidimos, es a lo que se conoce como metacognición. En su etimología griega (meta: más allá) es la capacidad de pensar sobre el propio pensamiento. Ya decía el filósofo francés del siglo XIX Auguste Comte que el pensamiento individual no se puede partir en dos: una que observa y otra que reflexiona. Quizás, esto es lo que les pasa a los bulócratas actuales. No tengo ninguna duda de que si se parasen a pensar se sonrojarían. No hay nada más que tirar de hemeroteca. Ya lo decía Sócrates: “Solo el hombre sabio o templado se conocerá a si mismo y será capaz de entender lo que sabe y lo que no sabe”.
Un investigador noruego con el que hablaba la semana pasada en Dinamarca, me decía que en su grupo de trabajo promocionaban mucho la autoconciencia, tanto individual como colectiva, centrándose en reconocer los errores y evaluar nuevos planteamientos dentro de sus proyectos. En la sociedad en la que vivimos hoy, con una creciente polaridad política y confusión informativa, cultivar la autorreflexión y cuestionarnos las propias opiniones – creencias, lo considero esencial. Creo que es mejor combinar perspectivas que seguir con la confrontación, aunque sabiendo como el cerebro humano es una excelente máquina de detección de la incertidumbre, quizás podamos explicar que esta lleva a la inseguridad que aliñada con falta de reflexión genere el problema inverso a la metacognición. Sabiendo que conocer el nivel de certeza de las diferentes fuentes de información es algo dudoso, a muchos les puede costar percibir las cosas tal y como son, que no como parecen, lo que da lugar a una gran incertidumbre, especialmente en las personas más jóvenes, e incluso algunos ya mayorcitos. No es infrecuente que compañeras que están comenzando a trabajar en nuestro sector me digan aquello de que “no tengo claro que es lo que quiero”, para lo que me limito a que se paren a pensar y reflexionar en base a su conocimiento que, en muchas ocasiones, es elevado. Saco a colación a Elena, a quien dirigí su Trabajo Final de Grado y quien acaba de sacarse una destacada oposición, quedando dentro de las Top25, por lo que además puede elegir, lo cual no siempre es así en la vida cotidiana, y a pesar de lo cual manifiesta cierta incertidumbre. A compañeras como ella, y a ella especialmente y su Padre, dedico esta columna de opinión con la gran satisfacción de que van encauzando su vida. ¿No estará dañando la capacidad de pensar y reflexionar a personas bien capacitadas, humanamente hablanco y con elevados conocimientos, la bulocracia y todos sus actores? Hay un término médico que los neurólogos llaman “proceso de inferencia inconsciente” y otro que no tiene nombre y que nos decía nuestra Madre desde pequeños: “si el día amanece gris, pintarlo de colores”.
Claro que, solo podemos reconocer nuestros errores y arrepentirnos de ellos si sabemos lo que deberíamos haber hecho y no hicimos, que es a lo que los franceses llaman “l´esprit d´escalier” (modo escalera). Viendo a nuestro alrededor personas con cargos relevantes que, no solamente no reconocen sus errores, es más, ni tampoco se arrepienten, me pregunto cuál es el ejemplo que están trasladando a los más jóvenes. Con esta política del “y tú más” en vez del “tú más y mejor” poco estamos ayudando a la metacognición. Personalmente creo que, tal y como conocemos personas que se dicen a si mismas poseedoras de un gran cerebro, creo que lo que les falta es algo más de cerebelo, que viene del latín pequeño cerebro, ubicado en la parte posterior inferior del gran cerebro, pero que tiene realmente el 80% de las neuronas (60.000 de los 80.000 millones totales), donde destacan las neuronas de Purkinje. Estas células nerviosas suponen la única salida para toda la coordinación motriz en la corteza cerebral, coordinando funciones como la cognición y la emoción. A pesar de que se descubrieron por el fisiólogo checo Jan Evangelista Purkyne en 1837 parece que algunos desconocen su uso. En este caso, adolecen tanto de metacognición implícita como explícita.
Precisamente, uno de los aspectos diferenciales entre personas y animales en cuanto al aprendizaje, según los biologos evolutivos, fue que los primates acumularon un mayor número de neuronas en un determinado volumen cerebral. Un ejemplo es que una vaca y un chimpancé tienen cerebros de pesos muy similares, pero el segundo puede llegar a tener hasta el doble de neuronas. En esta línea, podemos destacar como ese incremento neuronal tuvo lugar en los roedores, además de en un grupo que se diferenció del linaje de los primates hace unos 100 millones de años, llamados afroterios, que incluyen tanto a los elefantes africanos como a los artiodáctilos, que incluye a los cerdos y las jirafas, que son mis dos animales preferidos. Así que, en términos de evolución neurológica, y en base al dicho de que cuántas más personas conozco, más me gustan los cerdos, apuesto por la metacognición como base para tener mayor éxito en nuestro desarrollo personal y profesional.
Coordenadas semana 48: Thanksgiving Day y Ancha es Castilla.
“Hay tres cosas que son extremadamente duras: el acero, el diamante y conocerse a uno mismo” – Benjamin Franklin (1707-1790) “The First American” – Gran aficionado a la lectura y al ajedrez
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