Opinión Antonio Palomo: IMFLAMMAGING
Opinión Antonio Palomo: IMFLAMMAGING
Después de estar una semana en Estados Unidos, creo que ese eslogan manido de Make America Great Again ya está superado, y no precisamente por los que se ponen la gorra con el traje, sino por los que se la ponen cada día, desde hace muchos años, para trabajar en las granjas de porcino en el segundo país productor mundial con algo más de 6 millones de reproductoras. Muchas personas de mi generación bien escucharon al grupo británico Supertramp allá por los años 80, los cuales crearon un álbum titulado “Breakfast in América” que poco tiene que ver con Supertrump, y cuya melodía me gusta mucho más, como también el término del superhombre de F. Nietzsche frente a este otro hombre que va de super, en sentido contrario a la evolución humana según Banksy, junto a sus asalariados de Silicon Valley, hace no muchos años vinculados al partido demócrata. No entro en el fondo de la cuestión, pero si considero que las formas no son las más correctas.
Es un poco lo mismo que nos pasa con el virus Síndrome Reproductivo y Respiratorio porcino (PRRSv) en su cepas de alta virulencia, que entra en las granjas como un elefante en una chatarrería, lo cual, en la mayoría de los casos, nos provoca un gran desequilibrio productivo. Claro que, ni todo en las granjas es PRRS, ni todo son cepas Rosalía. Como bien se ha demostrado en numerosos trabajos presentados la semana pasada, la filogenia de las cepas debe hacernos parar a reflexionar sobre si sus similitudes por encima del 98% ya suponen coincidentes consecuencias. Creo que a estas alturas, la mayoría somos conscientes, y en mi caso lo tengo muy claro desde hacer mucho tiempo, que la epidemiología, patogenia y virulencia clínica de cepas con elevada homología pueden darnos cuadros muy diferentes. Un ejemplo práctico es que si nos comparamos con nuestros hermanos biológicos, podemos encontrar que, en algunos casos, tan solo nos parecemos en el blanco de los ojos. He conocido cepas con una gran similitud (>99%) a la cepa Rosalía con cuadros clínicos muy leves, y otras distantes en el árbol filogenético con una mayor virulencia e impacto sanitario – económico, como también otras con un impacto medio o bajo. Pongo como ejemplo dos cepas equidistantes en el tiempo que tuve la oportunidad de poder trabajar para solucionar el cuadro con su equipo veterinario, separadas 23 años, y que llevan el nombre y apellido de sus responsables técnicos. Una fue la cepa Paloma en honor a Paloma Suárez Ferrero, tal y como aparece en su tesis doctoral defendida en octubre de 1995 titulada “Genética molecular del virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino: aspectos evolutivos, diagnóstico e inmunógenos”. Y la otra es la cepa Plume, identificada en un cuadro agudo en la provincia de Toledo en 2018, en honor al veterinario Jorge Plume Díaz Plaza. A ambos, y muy especialmente a Jorge quiero dedicar esta columna por haber cumplido sus primeros 3.000 días de actividad laboral trabajando juntos y que ha decidido comenzar una nueva andadura profesional, contando con todo mi apoyo y gratitud por el gran trabajo realizado y su ética humana. Felicidades Jorge y adelante todo lo bien sabes.
Ni todo es Rosalía, ni Rosalía lo es todo, ni todo es PRRSv ni PRRSv lo es todo, como ni todo EEUU es Trump, ni Trump es todo EEUU, lo que también lo podíamos hacer extensivo a otros muchos países de nuestra vieja Europa. En no pocas ocasiones, el ruido es más que las nueces, como que entre infección y enfermedad hay un tramo. Siempre que hay enfermedad es que ha habido infección, pero no viceversa, donde la capacidad de respuesta de nuestro sistema inmune es decisiva. Y aquí es donde entra en juego el concepto imflammaging. Ya en el siglo I el escritor agronómico romano Aulo Cornelio Celso (conocido como el Hipócrates latino), en su texto De medicina, hacía referencia a la inflamación, describiéndola por sus cuatro signos: calor, rubor o enrojecimiento, tumor o hinchazón y dolor, a los que posteriormente Galeno añadió la pérdida de función del tejido afectado. Hoy sabemos que la inflamación es un proceso biológico necesario, pudiendo ser bueno o malo, dependiendo de numerosos factores. Ya Celso decía aquella frase sonada de que “más ayuda la mano que el medicamento”, que podríamos hacerlo perfectamente extensivo a nuestras condiciones actuales de producción en base a la reducción de las resistencias antimicrobianas por el uso prudente de los antibióticos. Nuestro objetivo debe ser controlar la inflamación, no eliminarla, ya que un cierto grado es necesario para que el animal o persona despliegue la inmunidad más eficaz posterior a una infección por el patógeno X. En los últimos 25 años hemos pasado de conocer tan solo unos cinco marcadores – mediadores de la inflamación a miles.
 Se sabe que, como ha demostrado el equipo de Ron DePinho en el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston, cuando pasamos de los 60 nuestra capacidad de respuesta inflamatoria se deteriora, como les pasa también a las cerdas viejas (>6 o 7º parto según genéticas, ambiente, nutrición, sanidad, manejo). Esto es lo que se conoce como inflamación asociada al envejecimiento o inflammaging, donde se reduce la respuesta adaptativa sobre la innata, por lo que mantener cerdas de elevado número de partos supone aumentar el riesgo sanitario que, asociado a la mayor presión de infección cuanto mayores son las granjas, nos condicionará la capacidad de respuesta inmunitaria por ese proceso de inflamación senescente. Pero sabemos, también, que problemas patológicos por agentes inmunosupresores en porcino como el PRRSv, el Herpervirus de la enfermedad de Aujeszky, el Circovirus Porcino o el simple parásito de la Sarna (Sarcoptes scabie) provocan este proceso de inflammaging. Así, mantener un censo equilibrado con una adecuada distribución de partos y mínimo número de cerdas viejas, nos ayuda a reducir los factores de riesgo sanitarios. También, gestionar correctamente la inflamación como mecanismo de defensa (linfocitos, citoquinas) nos ayudará a que dichos procesos no se cronifiquen o no sean demasiado agudos como los casos de septicemias que provocan la tormenta de citoquinas y la muerte. Dependiendo del nivel de inflamación, sabiendo que la misma inicialmente actúa como un mecanismo de defensa, y por lo tanto algo de inflamación es necesaria, también debemos actuar controlando la misma con corticoides prostaglandínicos o no, que permitan al sistema inmune responder adecuadamente. Así, reiteramos la necesidad de considerar cuándo y cómo debemos tratar con antibióticos y/o antiinflamatorios, o bien no tratar permitiendo al sistema inmune que resuelva por sí mismo, evitando comprometer la respuesta inmune propia del animal. En este contexto, podemos llegar a la conclusión de que tener granjas envejecidas aumenta el riesgo sanitario, como también el uso indiscriminado de fármacos. A veces es mejor dejar a la naturaleza que haga su trabajo, y sin duda, más rentable. Ya lo decía Celso que dividía las artes en siete secciones: Agricultura, Arte Militar, Derecho, Filosofía, Historia, Medicina y Veterinaria.
Coordenadas semana 11: Semana Cervantina.
“Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente” – Hipócrates de Cos (460 – 370 a.C.) Médico griego
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