Opinión Antonio Palomo: DIÁLOGO

Opinión Antonio Palomo: DIÁLOGOOpinión Antonio Palomo: DIÁLOGO

En ocasiones uno tiene un presentimiento o sexto sentido que te hace esperar un poco más, haciendo uso de la serenidad. Ya tenía la columna de opinión (CO) escrita el jueves 7 y el sábado 9 recibí la triste noticia del fallecimiento de la presidenta de la Asociación Americana de Veterinarios de Porcino (AASV) con quien había compartido un trabajo e interesante conversación en Nashville – TN el lunes 26 de febrero. El título y el cuerpo de esta CO no ha cambiado prácticamente nada, salvo este primer párrafo, considerando que, si en algo destacaba la Dra. Ángela Baysinger era en su capacidad de diálogo. Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, esta CO va en su honor y memoria con toda mi admiración, cariño y respeto de siempre. Ella bien representaba lo que yo entiendo es el 8M. Por ella y por todas las mujeres de nuestra profesión – sector que demuestran cada día estos valores.

El editor norteamericano Lee Nichol entendía el diálogo como un proceso multifacético que trasciende, con mucho, las nociones típicas al uso sobre la charla y el intercambio de comunicación. Esto es lo que sentí la pasada semana al reunirme con un grupo de personas de una empresa catalana en su fábrica de piensos, saliendo con una grata sensación, tanto por los temas profesionales tratados, como por haber disfrutado de dicho proceso en sus múltiples facetas que superaba la simple comunicación. Como bien saben, en la era de las comunicaciones, tenemos graves problemas de comunicación entre las personas. Comunicarse es mucho más que chillar, gritar, vociferar o insultar, es más, creo que no son compatibles. Como base de la comunicación, según el físico teórico David Bohm, es esencial partir de la sensibilidad mutua a lo que nos une y nos diferencia, que en mi trabajo referido es básico al hablar de cliente – proveedor – asesor. Partimos de que ambas partes tenemos nuestras razones y se trata de unificarlas con el diálogo. Considero que aquella frase manida de que “el cliente siempre tiene la razón” no encaja en los principios de la comunicación, y mucho menos del diálogo. Hoy se habla de la existencia de una “abismo generacional” que dificulta la comunicación profunda entre los jóvenes y los adultos pertenecientes a un mismo grupo social. Tampoco estoy del todo de acuerdo. Lo primero para comunicarnos es escucharnos, lo cual aumenta la comprensión y la confianza, una de las bases de nuestra actividad profesional, y por supuesto personal.

La comunicación es un término que deriva del latín commune y del sufijo ie – similar a fie – que significa hacer, con lo que una de sus acepciones es hacer común, partiendo que la transmisión de información o de conocimiento entre personas debe ser fiable y factible. Y aquí es donde aparece el concepto aún más elevado que la comunicación, que es el diálogo, el cual no solo trata de hacer – compartir las ideas comunes que conocemos, sino también para hacer algo en común, es decir, para crear conjuntamente algo nuevo. La comunicación solo comparte, algo que hoy escuchamos multitud de veces al día, pero el diálogo crea. Claro que para que se establezca un diálogo debemos comprometernos con la coherencia y la verdad. Creo que estos dos términos hoy están ausentes en la vida pública – política, además de en numerosos medios de comunicación, que no son más que comunicación, por desgracia, y más que crear contribuyen a destruir. Lo he mencionado en otras ocasiones y no dejo de asistir a dichos bloqueos entre personas que parten de que una de las partes, o las dos, en lugar de escuchar solo se centran en defender sus propias ideas. ¿Cuántas veces has tenido la sensación de que tu interlocutor no te está escuchando, que no oyendo?

El origen etimológico del término diálogo viene del griego diálogos, palabra compuesta por la raíz logos, que significa palabra y el prefijo dia, que significa a través de. Así, para dialogar nuestra palabra debe tener valor (te doy mi palabra) tanto en su forma como en su contenido (qué es lo que quiero decir), además de que se vehicule a través de nuestro/s interlocutor/es, ya que el diálogo puede tener lugar entre numerosas personas. ¿Cuántas veces asistimos a comunicaciones donde hay demasiadas cosas incuestionables y no negociables? Eso no es dialogar y si discutir, término que tiene la misma raíz que la concusión y la percusión, cuyo significado es disgregar, donde quienes lo practican solo entienden un fin, que es “ganar o ganar” o “yo gano – tú pierdes”. En mi opinión, entiendo el negocio como un win to win en el que todos ganamos, debiendo obtener más beneficios quien más pone. El poder del grupo supera al de las personas que lo componen y los pensamientos contradictorios tienden a anularse entre sí. Es como comparar la luz ordinaria con el láser. La primera es incoherente ya que los fotones se mueven en todas las direcciones, mientras que el láser dirige sus ondas en la misma dirección. A ver si es que hay más personas ordinarias que láser. Quizás es que confundan dialogar con convencer o persuadir, que significan cosas muy diferentes. Convencer significa ganar y persuadir, cuyo origen es el mismo de suave, tiene un significado parecido. ¿Cuántas veces has visto como en una conversación la otra persona tiene una actitud defensiva? Tratar de tener la razón por encima de todo, además de no conceptuarse como diálogo, limita nuestra inteligencia.

En los trabajos en los que todos nos involucramos en la misma dirección los resultados siempre son mejores para todas las partes. La negociación tan solo es un estadio preliminar del diálogo, ya que sin el segundo muchas negociaciones tienden a estancarse sin dar frutos. Me remito a la metáfora bíblica de las simientes, algunas de las cuales caen en un erial mientras que otras lo hacen en terreno fértil y terminan por dar sus frutos. Bien mencionaba aquel agricultor sabio segoviano, Don Leopoldo: “hijo, procura echar la simiente en tierras buenas ya que hay terrenos que es mejor no sembrar”.

O somos serios o no podrá haber ningún tipo de diálogo. Freud padeció un cáncer de mandíbula, como Ángela de estómago. Ambos decían una frase que bien los representaba: “El cáncer puede ser fatal, pero no es nada serio”.

Coordenadas de la semana 11: Palacio Congresos de Mérida (Badajoz)

“No es que las nuevas ideas venzan a las viejas. Lo que realmente ocurre es que los viejos científicos mueren y aparecen en escena jóvenes científicos portadores de nuevas ideas”– Max Planck (1858-1947) Científico alemán fundador de la teoría cuántica y Premio Nobel de Física en 1918

 

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