LACTALIS y la contaminación por Salmonella

Es una noticia muy negativa para todo el sector pecuario, pero especialmente para el sector lácteo de la Unión Europea porque mina la confianza del consumidor: la multinacional francesa LACTALIS fue la responsable directa del escándalo de las decenas de niños que resultaron contaminados con salmonella por los alimentos para bebés que habían salido de una de sus plantas de producción, según el informe de la comisión de investigación parlamentaria publicado el miércoles 18 julio y que deja abierta la puerta a las investigaciones que se efectúen en otros países afectados, como también fue España.

Recuérdese que el escándalo estalló el pasado mes de diciembre, cuando se hizo público un brote de salmonela generado en las torres de secado de Craon (donde se fabricaba leche en polvo), que afectó a decenas de niños en Francia pero también en otros países, como, por ejemplo, España. En realidad, afectó a todos los Estados a los que se exportaron los alimentos contaminados para bebés.

Los parlamentarios franceses que han trabajado en este informe subrayan que LACTALIS no supo gestionar las diferentes señales de alerta sobre la contaminación por salmonela de sus productos en la mencionada planta de Craon (oeste de Francia), pero consideran que la cadena de fallos no se limitó al gigante lácteo.

En efecto, los grupos de distribución (es decir, el último eslabón de la cadena antes del consumidor) no actuaron como debían para retirar con celeridad y eficiencia las leches en polvo y otros productos sospechosos.

“Los ciudadanos, los padres, las madres saben que encontraron en las estanterías (de las tiendas) productos contaminados. Eso no debe ocurrir nunca más”, subrayó el presidente de la comisión de investigación, Christian Hutin, en declaraciones a la emisora “France Info”.

Otro de los problemas fue la falta de independencia de los encargados de llevar a cabo los controles de esos productos, ya que, en muchos casos, los laboratorios que hacen los análisis pueden depender hasta en un 90 % de la actividad con una sola empresa, que es lo que sucedía con LACTALIS, señaló el diputado a “Europe 1”.

El Eurodiputado Hutin hizo notar que su comisión de investigación no tiene como misión “ni castigar ni juzgar”, sino “proponer soluciones para que eso no vuelva a pasar”; por eso presentó 49 propuestas en torno a varios ejes.

El primero de estos ejes compete a los fabricantes a los que se debe exigir que hagan controles con más rigor y que sus controladores sean a su vez controlados por otros. La idea es que se les impongan sanciones económicas cuando incumplan la deontología en el sistema de verificaciones.

El segundo se refiere a una reorganización de los servicios de control de la Administración, que actualmente están divididos entre el antifraude del Ministerio de Economía, los equipos del Ministerio de Sanidad y los del departamento de Agricultura.

En su lugar, proponen que se cree una especie de “policía sanitaria”, que dependería de la Dirección General de la Alimentación, del Ministerio de Agricultura, y para la que se podrían crear 700 puestos, financiados por un futuro canon pagado por los fabricantes.

Lo que sí resulta evidente es que, a pesar de los muchos controles ya existentes, hay que proceder a afrontar importantes mejoras en los mismos, especialmente en productos con una potencial incidencia tan marcada en la salud de los consumidores como son los destinados a los bebés.