La ética y la sensatez en la gestión empresarial

La semana pasada tuve la oportunidad de dictar a un grupo de empresarios una conferencia titulada “dimensión empresarial, gestión, ética y sensatez”. En ella, partiendo de la polémica suscitada en España por las macro – granjas y la complejidad de sus gestión, hice especial mención, por razones que voy a exponer a continuación (igual como lo hizo en su momento en su blog el Prof. Julián Pavón, Catedrático Emérito de la Universidad Politécnica de Madrid), a tres importantes personajes muy conocidos en el mundo de la gestión empresarial.

En primer lugar está el caso de don José Ignacio López de Arriortua, conocido empresarialmente como “el Súper López”. Su fama se fundamentó en la aplicación de una durísima política de control de costes, estrujando al máximo a los proveedores, primero en la General Motors (a la que salvó de la quiebra) y posteriormente en el grupo Volkswagen.

Su carrera la truncó una denuncia de General Motors que le acusó de espionaje industrial por haberse llevado documentación confidencial pero su política de optimización técnica de los costes también llevó, especialmente en el grupo Volkswagen y más concretamente en su filial española a una bajada de la calidad de los productos finales lo que tuvo muy importantes consecuencias a nivel del mercado.

El segundo caso es el de don Carlos Ghosn, expresidente del fabricante automovilístico Nissan (a la que salvó de quiebra al aplicar en ella su forma de entender el control de la cuenta de resultados). Actualmente sigue siendo presidente del Grupo Renault al que llegó en el año 1996. Al señor Ghosn, que fue el “alma  mater”, en el año 1999, de la alianza Renault – Nissan, se le conoce empresarialmente como el “mata costes”. A él se le responsabiliza de varios suicidios que han tenido lugar en Renault.

Carlos Ghosn fue detenido en Japón el pasado 19 de noviembre y acusado formalmente el día 10 de diciembre de haber ocultado parte de su salario durante años. Los fiscales japoneses consideran que dejó de declarar, para evadir impuestos, unos ingresos de unos 9.000 millones de yenes (unos 70 millones de euros). Paralelamente se le acusa de desviar recursos de la empresa para fines propios. Estas acusaciones han llevado a la justicia nipona a prolongar su prisión provisional para seguir con las investigaciones y presentar nuevos cargos contra el empresario.

El tercer caso es el de don Elon Musk, un hombre al que se le considera un genio ligado al éxito en la gestión. Pero, se trata de una persona aparentemente histriónica que, entre otras cuestiones, es propenso a tener “ataques repentinos de despidos”. Por esta razón a los empleados de Tesla se les recomienda que no pasen cerca de su despacho para no poner en peligro su carrera. También es una persona que grita a la gente y que con frecuencia les califica de “idiotas” (en Tesla su comportamiento se titula “frase de idiotas”).

El señor Elon Musk, fue obligado en el pasado mes de octubre a renunciar como presidente de Tesla, (no podrá volver a asumir este cargo por lo menos durante los próximos tres años. Esto sí, puede seguir siendo el CEO de la empresa, pero Tesla tiene que elegir dos nuevos directores independientes para la junta y un abogado revisará todas sus comunicaciones públicas del señor Musk incluidos sus tweets) Además, tanto él como la propia Tesla deberán pagar cada uno 20 millones de dólares como multa pactada en relación a una acusación de fraude. Los 40 millones de dólares se distribuirán entre los inversores que hayan podido verse perjudicados por los movimientos que hizo el señor Elon Musk al anunciar que consideraba comprar Tesla.

Se trata de tres personajes “workalcoholic” (trabajo – compulsivos o adictos al trabajo), pertenecientes al mundo de los “altos ejecutivos”, famosos por sus métodos de gestión, pero que por una u otra causa, no estuvieron o no han estado, a la altura de las circunstancias y que, finalmente, tampoco unieron a su gestión ni la ética ni la sensatez, porque, para los tres, fueron y son, valores a la baja.

Y precisamente la ética y, sobre todo, la sensatez es la que echo tanto de menos cuando una parte de nuestra sociedad dice incongruencias y barbaridades acerca de las macro–granjas o de cualquier otro aspecto de nuestra actividad, siendo atacada, especialmente cierta actividad ganadera, sin argumentos técnicos o científicos.

Pero lo que más echo de menos, en no pocas oportunidades, son respuestas adecuadas y contundentes del propio sector agrario (agrícola y ganadero) y un apoyo sin fisuras de las Administraciones a una actividad económica clave: la agraria.

Y es que, también en España, frente a lo denominado “políticamente correcto”, la ética, la sensatez y también el valor, son valores muy claramente a la baja y ya va siendo hora que nos dejemos de zarandajas, de hipocresías y de “poses para la galería” y llamemos al vino, vino y al pan, pan ¿no les parece?

¡Muy felices Fiestas para todos y unas magníficas salida del 2018 y entrada en el 2019!