EUDAIMONIA

A veces he pensado que una palabra que expresa mejor el concepto de bienestar es el término eudaimonia, que viene a ser “estar bien y vivir bien” Y repasando los términos welfare y wellbeing, en los mismos estaría implícita. No obstante, tanto el término bienestar ligado a welfare en nuestra práctica profesional, como el de eudaimonia, han evolucionado a lo largo del tiempo, teniendo acepciones que en muchos casos son difusas dependiendo desde el prisma que se analicen. Eudaimonia viene del griego felicidad, y a buen seguro que la misma es claramente diferente entre Aristóteles y Bill Gates. Para el primero, esta sería lograr las mejores condiciones del ser humano no centradas en cosas materiales, mientras que para el segundo sería la cualidad de quien posee un buen daimon o espíritu protector, lo que viene a ser alguien bendecido por la fortuna. No me imagino a los griegos ni a los romanos hablando de la carne sintética. Otros términos utilizados en inglés para definir esto mismo son upbeat y prosperity, mientras que el antónimo es ill-being, que ya lo dice todo. Sin salud no puede haber bienestar. Bien conocen todos ustedes el amplio reglamento de bienestar animal en nuestro sector, con gran basamento científico, centrado en la ausencia de hambre, sed, enfermedad, dolor, stress y condiciones ambientales adversas. No concibo el bienestar en cualquiera de dichas circunstancias. Por lo tanto, todas las prácticas basadas en que nuestros animales tengan bienestar son eudemonísticas. Pero, no hedonistas, que van más ligadas a nosotros los humanos actuales, donde se justifica todo en la búsqueda del bienestar individual conceptuado como placer inmediato. Aquello de que el fin justifica los medios, es claramente diferente si hablamos de personas que, si nos referimos a los animales, y más en una sociedad nihilista, cultura del individuo sobre el grupo.

La “vieja Europa” es un ejemplo de eudaimonia si tenemos en cuenta que más de 3.000 millones de personas en el mundo no tienen la posibilidad, no ya de ponerse cada dos por tres el gel hidroalcohólico en las manos, sino de ni siquiera poder lavarse las manos. Somos una sociedad privilegiada, donde una gran parte estamos y vivimos bien, aunque en muchas ocasiones tengo la sensación, escuchando a muchas personas que se quejan por todo, que otras muchas personas en el mundo con muchos menos recursos que nosotros, me parecen más felices en base al término que nos ocupa. Quién no lo ha podido comprobar al viajar por África o América del Sur. En mi opinión bienestar y felicidad no tienen una correlación lineal y mucho menos estadísticamente significativa. Personalmente, me siento profundamente agradecido a la vida que me está tocando vivir, y sin ir más lejos soy uno de ese 5% afortunados ya vacunados frente al Covid-19, lo que quiero agradecer muy sinceramente a los compañeros y junta directiva del Ilustre Colegio de Veterinarios de Segovia y en especial a nuestro presidente Don José Miguel Gil Sanz, a quienes dedico esta columna de opinión.

Estamos en plena Semana Santa, conocida como Semana Mayor, última semana de la cuaresma, que va desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua. Estas fechas me provocan eudaimonia y me recuerdan la felicidad con la que la celebrábamos en nuestro pueblo junto con todos los vecinos, siendo una festividad que nos unía y nos hacía sentir bien (estar + vivir). Quizás es que la fe sea un importante componente de la fe-licidad en cualquier circunstancia, y aún más en los momentos convulsos como los que nos están tocando vivir. Quizás estos días sean unas fechas propicias para reflexionar – pensar – meditar en cómo estar bien y vivir bien. Y ya conocen aquel dicho de tratar de evitar hacer las cosas de Pascuas a Ramos, que personalmente considero no es lo más adecuado. El autor de la Divina Comedia, obra maestra de la literatura italiana y universal, Dante Alighieri que murió de malaria, al no existir vacuna como hoy, y conocido como el poeta de la esperanza, ya hacía mención la idea de que vivir muy ocupados e indiferentes, teniendo excusas para todo, es negativo. Apodado el Poeta Supremo y que ha dado su nombre a un cráter de la luna, ya representaba el paraíso como el saber y la ciencia, al tiempo que el infierno lo asociaba a los indiferentes. Y me interesa destacar como ya representaba en tres animales algunos de los grandes pecados de la humanidad: la pantera representa la lujuria, la loba la codicia y el león la soberbia. A buen seguro que muchos de nosotros conocemos a muchas personas que encarnan a estos tres animales en nuestra sociedad actual. Yo me quedo con el cerdo, totem muy poderoso, que da prosperidad, fuerza, organización e independencia. También simboliza la sensibilidad, la humildad y la honestidad, además de su significado espiritual que menciona la importancia de los pequeños detalles, además de relacionarse con la buena suerte, la riqueza, el desinterés, el progreso y el bienestar. Por lo tanto, el cerdo también es eudemonista.

FELIZ SEMANA SANTA ¡

“Nuestra generación, si no quiere quedar a espaldas de su propio destino, tiene que orientarse en los caracteres generales de la ciencia que hoy se hace, en vez de en la política del presente, que es toda ella anacrónica y mera resonancia de una sensibilidad fenecida. De lo que hoy se empieza a pensar depende lo que mañana se vivirá en las plazuelas” – José Ortega y Gasset – El tema de nuestro tiempo (1923)

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA