El sector del vacuno de carne en la Unión Europea y su futuro a corto plazo
Se trata de un sector importante en el seno de la actual Unión Europea. La producción del vacuno de carne en la UE ronda los 8 millones de toneladas anuales (frente a una producción mundial de unos 60 millones de toneladas). El consumo global real en la U.E. está sobre los 7,6 – 7,7 millones de toneladas anuales, con un consumo medio aparente per cápita de unos 15 Kg (en España el mismo, teniendo en cuenta el “efecto turismo”, puede estar alrededor de los 11,5 – 12 kg/cápita).
Las exportaciones de carne, animales vivos y despojos superan las 700.000 toneladas anuales, mientras que las importaciones de estos mismos conceptos rondan las 335.000 toneladas anuales, lo que significa que su tasa de autoabastecimiento global se sitúa alrededor del 108 por 100; en este marco, España produce unas 650.000 t anuales de carne equivalente canal (lo que supone casi el 10 por 100 de la producción cárnica española global); exporta un total de unas 273.000 t e importa unas 209.000 t lo que nos lleva a una tasa de autoabastecimiento real en España de un 107 por 100, muy parecida a la de la Unión Europea.
El valor de las exportaciones globales de la Unión Europea supera los 2.215 millones de euros anuales y las importaciones se acercan a los 2.000 millones. Si no se consideran los animales vivos, las importaciones de la U.E. se sitúan alrededor de las 306.000 t/año y las exportaciones en las 530.000 t/año y, en euros, las exportaciones rondan los 1.250 millones y las importaciones se sitúan cerca de los 1.875 millones (cifras que conviene tener muy presentes).
En un futuro a corto plazo, el sector vacuno de carne de la “futura Unión Europea (U.E. – 27)” se presenta realmente complicado, porque deberá lidiar con el Brexit (que parece que finalmente será una realidad en el año 2021) y donde habrá que ir pensando, por ejemplo, en las 140.000 t anuales que Irlanda vende a otros Estados de la Unión Europea (y, sobre todo, en que Irlanda también vende anualmente unas 70.000 t a Irlanda del Norte y unas 40.000 t a Inglaterra). Además, está el acuerdo con el que se acabe llegando con el Mercosur (que sigue luchando por tener un contingente superior a las 100.000 t anuales; no hay que olvidar aquí que la U.E. es el mayor socio comercial, sumando más del 22 por 100 del comercio del bloque).
En esta situación, cabe pensar en la posibilidad de que se genere un significativo aumento del nivel de autoabastecimiento en la U.E. – 27 (algunos estudios hablan del 115 – 116 por 100), lo que puede llegar a suponer, a medio plazo, una pérdida de los precios al productor de un 5 a un 6 por 100.
Paralelamente, no hay que minusvalorar el hecho de que a medio plazo los operadores deberán comunicar al consumidor el impacto en términos de emisión de CO2 de sus productos, y más tarde habrá gravámenes en función de la huella de carbono. Y no por último no hay que olvidar cómo irán evolucionando, también para el sector del vacuno de carne, temas tales como el medioambiente, la sostenibilidad y los estilos de vida saludable (lo que puede condicionar negativamente, por ejemplo, la evolución del consumo de carne de vacuno y de sus productos).
En definitiva, el futuro del sector del vacuno de carne en la Unión Europea a 27 y, por ende, en España, no deja de generar una lógica preocupación y va a obligar a tomar una serie de importantes medidas, tal y como expliqué en mi intervención de la semana pasada en la II Escuela de Verano Agroalimentaria, AGICOOL, organizada por la Junta de Castilla y León y como abordaré en el próximo número de este boletín.
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.