El mercado laboral en España

Uno de los datos que con más interés esperamos muchos es el de la Encuesta de Población Activa porque pone, aun con sesgos, en negro sobre blanco la situación de nuestro mercado laboral. Mis reflexiones sobre el tema, considerado globalmente (el sector agrario lo trataré la próxima semana), se van a basar en los últimos datos publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística) correspondientes a la Encuesta de Población Activa (datos del 25 de enero de este año 2018).

Vaya por delante, lo he dicho decenas y decenas de veces, que nuestro mercado laboral tiene unas importantes y verdaderamente graves deficiencias, que son históricas y que, en mi opinión, es absolutamente necesario reformar profundamente la decimonónica estructura que tiene.

Para empezar, es un mercado excesivamente regulado por mor de nuestro sistema de relaciones laborales, que lleva irremediablemente, por una parte, a una muy importante distorsión del mismo y, por esta razón, a una exclusión (laboral y social) de un porcentaje importante de nuestra población. Por otra parte, da lugar a que nuestra tasa de paro media, en los últimos 40 años, se sitúe alrededor del 17 – 18 por 100 y que nuestra tasa de temporalidad se encuentre siempre alrededor del 31 – 32 por 100. Realidad que es sencillamente tan dolorosa como deplorable e inadmisible.

La verdad es que nunca he entendido (será porque no tengo suficientes conocimientos macroeconómicos) la verdadera razón (si es que la hay) de que todas las fuerzas políticas, sean del signo que sean, se hayan negado y se nieguen, sistemáticamente, a liberalizar nuestro mercado de trabajo; liberalización que, a mi entender, es absolutamente necesaria y urgente (tan necesaria y urgente como es el erradicar la tremenda corrupción que soportamos).

A pesar de ello, nuestro mercado laboral ha mejorado en estos últimos cinco años; se han creado del orden de 2 millones de puestos de trabajo, con lo que se ha logrado recuperar prácticamente el 50 por 100 de los puestos que se perdieron durante la parte más dura de la crisis.

En el último año, se han creado casi 500.000 nuevos empleos. Bien es cierto que, durante el cuatro trimestre del año pasado ha cambiado la tendencia y se han perdido 50.800 puestos de trabajo (- 0,27 respecto del tercer cuatrimestre) y en el conjunto de nuestra economía volvemos a tener menos de 19 millones de ocupados (lo cual, evidentemente, es una muy mala noticia).

No obstante, el número de horas trabajadas, en contra de lo que afirman algunos, no ha disminuido, sino todo lo contrario. En efecto, en el cuatro trimestre del 2017 las horas trabajadas han aumentado en más de 40 millones de horas, hasta llegar a los 604 millones de horas trabajadas semanales. Verdad es  que en el cuarto trimestre esta cifra siempre es notablemente mejor que la del tercer trimestre (por el tema “vacaciones”). Pero, a su vez (y esto sí es importante señalarlo), el número de horas trabajadas en el cuarto trimestre de 2017 han sido del orden de 10 millones más elevado que en el mismo cuarto trimestre del año 2016.

Además, el empleo se va estabilizando. En efecto, si bien en el último trimestre del año pasado se perdieron 103.000 empleos temporales y las ocupaciones de los no asalariados se redujeron en 67.000, los empleos fijos aumentaron del orden de los 120.000. A ello hay que añadir que durante 2017 se generaron 358.000 puesto de trabajo indefinidos (un 73 por 100 de toda la nueva ocupación generada). Es cierto, como ya he mencionado, que en el cuarto trimestre de 2017 se han perdido puestos de trabajo pero afortunadamente hay más horas trabajadas y una mayor estabilidad en el empleo.

Lógicamente cabe preguntarse qué sucedería realmente si fuéramos capaces de modernizar las estructuras de nuestro mercado laboral. Estoy absolutamente seguro que éste mejoraría significativamente y ya no digo nada de la mejora que se generaría si, paralelamente, se redujeran, por ejemplo, en un 80 por 100 los efectos de la corrupción (directa e indirecta) que tanto lastra a nuestra economía.

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.