El futuro: los robots en el mundo agrario

He tenido la oportunidad de exponer, en el marco de una reunión profesional con varios empresarios, una serie de consideraciones acerca de la geométricamente creciente presencia, en un futuro a corto – medio plazo, de la robótica y de la inteligencia artificial en el mundo agrario y muy especialmente en el mundo pecuario.

Para empezar debemos tener en cuenta que, de acuerdo con las predicciones del Foro Económico Mundial (FEM) en el año 2025 la mitad de los puestos laborales que existen en la actualidad serán realizados por robots.

Ante predicciones de esta naturaleza (que comparto) parece evidente que existe en nuestra sociedad un elevado temor, en el marco de un nueva dimensión de la llamada “cuarta revolución industrial” que en realidad es la ya presente “revolución laboral”, a que la “automatización más o menos inteligente” (lo expreso así para que entendamos a lo que me refiero) sustituya a las personas en funciones laborales dónde, hasta el presente, las neuronas han tenido y aún tienen en este año 2018, un protagonismo significativo.

Lo cierto es que desde medianos del siglo pasado los robots se han ido encargando cada vez  más de un número mayor de tareas laborales en muchos ámbitos, por una triple razón: de eficiencia (hacer lo que hay que hacer), de eficacia (hacerlo bien) y de costes (productividad real por unidad de tiempo).

Y también es cierto, nos guste o no, que la robótica y la propia inteligencia artificial se van integrando, con una velocidad creciente, en diferentes ámbitos en el seno de los modelos productivos y de las propias organizaciones.

Por estas razones hay que asumir que las consecuencias de estas realidades tienen y. sobre todo tendrán, generando importantes repercusiones en los modelos productivos en razón de los cambios cuantitativos de los factores de producción.

No me cabe duda alguna que, en el marco de muchas explotaciones pecuarias, especialmente las ligadas a moldes intensivos de producción,, para ceñirnos a un caso concreto, el capital financiero (en aplicación tecnológica) seguirá sustituyendo cuantitativa pero también cualitativamente al capital humano (digo seguirá porque aplicaciones tecnológicas como el robot de ordeño de cuarta generación o las última generación de estaciones de alimentación automática, ya lo están haciendo).

En términos globales se estima que en los próximos 10 – 12 años se pueden destruir en el Mundo del orden de unos 100 millones de puestos de trabajo humano, porque los robots llevarán a cabo la mayoría de las tareas rutinarias (ordinarias) que actualmente realizan los humanos.

Pero, paralelamente el Foro Económico Mundial (FEM) prevé que se van a crear, a nivel mundial, del orden de unos 135 millones de nuevos puestos de trabajo; puestos que exigirán a personas con un muy elevado nivel de formación y dispuestas a realizar un gran esfuerzo de adaptación y de implicación (lo que obligará, en muchos casos, a los empleados a mejorar significativamente sus capacidades, sus habilidades y sus conocimientos actuales).

Esta revolución dará lugar paralela e inexorablemente, a una serie de cambios significativos en la localización, el formato, la calidad y la durabilidad en la gran mayoría de los nuevos empleos.

Obviamente las empresas agrarias no podrán permanecer ajenas a esta realidad haciéndose muy aconsejable que vayan orientando con criterios económicos el futuro de la relación factor de producción “capital humano”/factor de producción “capital financiero” en la dirección descrita sino quieren quedar, en unos pocos años, fuera del ámbito de la competitividad.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.

 

Categorías: Investigación,Formación,Porcino,Vacuno de carne,Vacuno de leche,Ovino/Caprino,Avicultura,Empresas