El futuro de la carne sintética pasa por superar barreras y reticencias del consumidor

  • La carne sintética está en el punto de mira de los investigadores, que aún detectan barreras económicas y biotecnológicas, además de las reticencias de los consumidores.

 

Investigación de una muestra agroalimentaria en un laboratorio. Foto: Cedida por Interprofesional del Aceite español

La carne sintética, obtenida en el laboratorio, se enfrenta a barreras de diversa índole y a la reticencia de no ser natural a ojos del consumidor para asegurar su éxito en el futuro, según ha señalado el vicepresidente de la compañía Elanco en Europa del Sur, Juan Pascual.
Así lo ha asegurado hoy durante su intervención en el VI Foro Internacional organizado por la interprofesional del cerdo de capa blanca (Interporc), en el que ha analizado si la carne obtenida en laboratorio será una amenaza o una oportunidad para el sector en el futuro.
Actualmente, el 1 % del consumo de carne corresponde a alternativas ya existentes en los lineales de los supermercados, como las vegetales, y se espera que ese porcentaje suba al 10 % en 2029, como recoge un estudio reciente de Barclays.

Coste económico

El impulso de la carne sintética depende de que se solventen varias “barreras”, como su coste económico (la primera hamburguesa creada en laboratorio costó 300.000 dólares) o su dependencia actual de suero fetal bovino, rico en nutrientes y factores de crecimiento pero que excluye al vegano de su consumo, ha subrayado Pascual.

También es un hándicap para esta carne artificial la dependencia, para su obtención, de células con capacidad de réplica duradera en el tiempo “parecida a las tumorales”, o su tasa de emisión de gases contaminantes (más elevada que la del vacuno, según un estudio reciente de la Universidad de Oxford), lo que puede generar reticencias en el consumidor.

“La percepción como no natural es lo que más rechazo genera sobre esta tecnología”, ha incidido este experto.

En su opinión, el crecimiento de alternativas cárnicas es un hecho, por lo que ha pedido al sector cárnico que apueste por ellas y, entre otras cosas, sepa “manejar el relato” de lo se dice en torno a la carne para que la tradicional no quede con la etiqueta de “no ética”.
Por su parte, el profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia, José Miguel Mulet, ha asegurado que el sector del porcino tiene un “problema” de comunicación a la hora de rebatir informaciones negativas, que son, a su vez, las más habituales porque generan “impacto mediático”.
Ha aconsejado al sector que esté disponible “24 horas” para aportar su visión sobre noticias “no siempre” ciertas o inexactas.

En esas informaciones adversas hacia el sector un tema recurrente, ha dicho Mulet, es la de achacar a la producción de carne de cerdo un elevado efecto negativo medioambiental, cuando “se ha mejorado mucho”, ya que el impacto de producir un kilo de carne de cerdo ha bajado y no tiene “nada que ver” con el de hace 50 años.

Cerdos en una granja. EFE/Archivo.DOMENECH CASTELLO/A.A

A su juicio, en las informaciones sobre la utilización de agua para producir esta carne no se explica que el mayor porcentaje de ésta proviene de la lluvia depositada en la tierra y el menor de la de grifo: el consumidor, sin embargo, piensa lo contrario.

Mulet ha destacado también la apuesta por la mejora genética de razas que hacen un uso “más eficiente” de los recursos naturales y por tanto generan un menor impacto medioambiental. Por otro lado, ha hecho una defensa de la apuesta por la tecnología transgénica que hacen en China para conseguir cerdos con mejores perfiles nutricionales.

Ha criticado políticas como las de la UE, que impiden cerdos transgénicos para consumo pero sí para la obtención de órganos para trasplantes o para la industria farmacéutica.

El director general de Interporc, Alberto Herranz, también ha hecho referencia a la carne sintética; un producto que genera “muchas incertidumbres” en aspectos como los sanitarios o de seguridad alimentaria pero “es una realidad” a asumir.
Herranz ha resaltado el reto al que se enfrentan para abastecer la fuerte demanda actual debido a los casos de Peste Porcina Africana (PPA) en el sudeste asiático y a los aumentos de consumo previstos para las próximas décadas, con una población mundial creciente.
Se ha referido a los movimientos animalistas para asegurar que sus acciones son un “ataque frontal” contra el desarrollo rural y la España vaciada porque “donde hay granjas, hay vida”.

La apuesta por comunicar los avances que han hecho en bienestar animal, sostenibilidad y economía circular es “fundamental”, en opinión de Herranz, para conseguir “fidelizar” a un consumidor que está “sobreinformado”. Respecto a la situación de la PPA, ha admitido que existe un “gran temor” ante su proliferación en algunas zonas del mundo por lo que es algo que “nos ocupa y preocupa”.