Descerebrados y delincuentes: “El Frente de Liberación Animal”

Mi posición ética, moral y profesional está, cómo es bien conocido por todos, en las antípodas de la de aquellas personas que consideran que los animales (me refiero, en primer lugar, a los animales de renta, aunque lo puedo hacer extensivo a todos los seres vivos pertenecientes al reino animal), tienen los mismos derechos que los seres racionales. Por esta razón, estas personas exigen a la sociedad el mismo trato y el mismo respeto para con los animales que debemos tener los humanos para con nuestros semejantes.

Estas personas tienen todo mi respeto, siempre y cuando en sus manifestaciones orales y escritas mantengan las normas de la educación y de la compostura; en sus actuaciones no sobrepasen los límites que marca legalidad vigente y respeten, con sus palabras y con sus hechos, a las personas que no compartimos sus postulados (bajo estas premisas tengo meridianamente claro que todo ser humano es libre de pensar y de sentir como crea más conveniente).

Lo que no admito bajo ningún concepto ni tolero es la posición de los descerebrados, que bajo el “paraguas” de su “amor incondicional” por los animales y arrogándose (fundamentándose en lo que ellos denominan “ética animal”) el derecho de su defensa hasta las últimas consecuencias, realizan, en no pocos casos, sencillamente actos de “TERRORRISMO ANIMALISTA” (entendiendo aquí por terrorismo el uso sistemático del terror para coaccionar a la sociedad y conseguir sus objetivos).

Este es el caso, por ejemplo, de los ataques que están sufriendo empresas cárnicas asturianas y que han sido reivindicados por el FRENTE DE LIBERACIÓN ANIMAL. El Frente de Liberación Animal, también conocido por su nombre en inglés Animal Liberation Front, fue creado por Ronnie Lee en el año 1976 y es el nombre utilizado por activistas por los derechos de los animales que, en primer lugar, usan la acción directa para liberar animales, aunque no rehúsan utilizar ilícitos métodos indirectos coercitivos (escraches, posverdades, etc.) como lo conocen bien, por ejemplo, grandes superficies de la Zona Centro o importantes empresas ganaderas.

Asturias ya lleva varios meses sufriendo este “TERRORISMO ANIMALISTA”; en este caso, las víctimas de estos ataques, que, afortunadamente, están siendo investigados por la Policía Nacional, son empresas cárnicas de aquella Comunidad Autónoma (empresas dedicadas a la comercialización de productos cárnicos). Estos hechos han dado lugar a que la Asociación Asturiana de Industrias Cárnicas, ASINCAR, haya enviado un comunicado a sus 84 empresas asociadas instándolas a extremar las precauciones.

Hasta ahora, en Asturias y concretamente en estas acciones, no ha habido daños personales, pero sí hay que lamentar daños y pérdidas materiales; las últimas, dos furgonetas de una empresa de la parroquia de Granda (Gijón) que aparecieron calcinadas, pudiéndose comprobar que se habían utilizado sustancias acelerantes para provocar el fuego (se trata de sustancias que cuando se inflaman dan lugar a una rápida propagación del fuego; desde el punto de vista químico los acelerantes generalmente son sustancias combustibles, bien usadas en locomoción o como disolventes).

Es muy importante que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado actúen en todos estos casos con la eficiencia y la eficacia que les caracteriza y que el Poder Judicial aplique la Ley con la máxima diligencia y el máximo rigor posibles. Si no procede así. mucho me temo que esto va a acabar, más temprano que tarde, como “el Rosario de la Aurora” o como un “Fuenteovejuna”; al tiempo.

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.