Cuando no es imprescindible asumir riesgos

En Melilla, de acuerdo con las últimas estimaciones oficiales, reside casi el 7 por 100 de los creyentes musulmanes de toda España. Aproximadamente el 40 por 100 de la población española que reside en Melilla es musulmana.

Estas cifras sitúan a Melilla como la autonomía española con mayor porcentaje de habitantes de religión islámica, cinco puntos por encima de Ceuta, la ciudad caballa, que se coloca en el segundo lugar.

Para los musulmanes, sin duda, una de las dos fiestas más importantes del Islam es la “Fiesta del Sacrificio”, Aid El Kebir, Aid al-kabir o Aid kebir, llamada también Aid al-Adha, que significa literalmente «la gran fiesta” y que se celebrará este año el día 1 de septiembre. Esta celebración, llamada también fiesta del cordero, marca el fin de la peregrinación (Al Hajj), y se efectúa cada año el 10 del mes de Dhou Al Hijja que es el último mes del calendario musulmán.

Según relata la historia, la fiesta de Aid El Kebir conmemora la obediencia de Ibrahim (Abraham) a Dios, que le ordenó sacrificar a su hijo Ismaël. Ibrahim no vaciló a la hora de proceder a sacrificar a su hijo para mostrar su sumisión a Dios. Esta forma de actuación constituye para los musulmanes el modelo del creyente.

Para este año 2017 y con el fin de permitir, exclusivamente para esta festividad, la entrada en Melilla de borregos procedentes de Marruecos, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ha elaborado un proyecto de nueva orden.

El mismo se encuentra en un periodo de alegaciones antes de su entrada en vigor y ha sido elaborado después de que «se haya alcanzado un acuerdo técnico veterinario para posibilitar la entrada de animales de la especie ovina desde Marruecos, con destino exclusivo a Melilla, para esta celebración.

En el mismo, se han establecido una serie de condiciones a cumplir para permitir que borregos procedentes de Marruecos puedan pasar a Melilla una vez «estabilizado» el brote de fiebre aftosa en el país vecino.

Así, los animales que pretendan pasar a Melilla deberán hacerlo entre el 1 de agosto y el 2 de septiembre del año 2017 «acompañados siempre de un certificado veterinario, expedido por los Servicios Veterinarios Oficiales del Reino de Marruecos».

Paralelamente, se establece que, “antes de su entrada en el territorio de Melilla, los animales serán objeto del correspondiente control en frontera por los servicios veterinarios oficiales, en un punto de control autorizado».

Por otra parte, los vehículos en los que sean transportados los animales (con destino a una explotación ganadera o matadero sito en Melilla) deberán ser correctamente desinfectados dos veces con productos contra el virus de la fiebre aftosa; primero en Marruecos y después a su entrada en Melilla, y «no podrán venir con restos de paja y demás productos utilizados como cama o alimento para los animales”.

A este proyecto, la Ciudad Autónoma de Melilla ha presentado tres alegaciones.  La primera está referida a la condición fijada por el MAPAMA acerca de que “se tratará de movimientos comerciales, efectuados por operadores comerciales y con destino a una explotación ganadera o matadero sito en Melilla”.  La Ciudad Autónoma ha pedido que se elimine el matadero de esta condición por falta de capacidad del mismo para tantos animales.

La Ciudad Autónoma de Melilla solicita, como segunda alegación, que los ganaderos que vayan a importar borregos marroquíes deberán comunicarlo “con muchísima antelación” a la Dirección General de Sanidad y Consumo.

La tercera alegación se refiere a que el transporte desde el país vecino deberá respetar el bienestar animal. Por esta razón pide que se efectué el mismo en camiones refrigerados y con espacio suficiente.

En el año 2016, cuando el paso de borregos por la frontera estaba prohibido, debido al brote de fiebre aftosa en los países del Magreb, no hubo problemas de abastecimiento, dado que dos ganaderos melillenses importaron los borregos de la península.

Con todos estos antecedentes me preguntó si vale la pena, en las actuales circunstancias sanitarias globales del Magreb, correr el riesgo de importar borregos desde Marruecos cuando no es imprescindible dado que el suministro final de los mismos está garantizado.

Para mí la respuesta es clara: NO.

 

 

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.