Serendipia y Ciencia

En nuestro día a día son muchas las cosas que ocurren a menudo y sobre las cuales no nos paramos a buscar cuál es su explicación. Y en ocasiones nos encontramos con ese hallazgo de forma casual sin que ni siquiera lo estemos buscando de forma voluntaria. A esto se le conoce como serendipia y ocurre a veces en la ciencia, donde encontramos algo distinto de lo que estábamos buscando. Serendipia proviene del inglés serendipity, no estando en nuestro diccionario de la Real Academia Española, y fue utilizada por primera vez por Horace Walpole hace 250 años cuando hacía referencia al cuento de hadas persa “Los tres príncipes de Serendip”, quienes estaban siempre haciendo descubrimientos accidentales y sagaces, de cosas que no buscaban. Por ejemplo, el hallazgo por parte de Alexander Fleming de la penicilina cuando estaba buscando bacterias, es una serendipia. Hay otros muchos descubrimientos más o menos importantes en la vida, como el descubrimiento de América por Cristobal Colón, el hallazgo de la gravedad por Isaac Newton o el simpático caso de la invención del velcro por el ingeniero George de Mestral a raíz de tener que quitarle a su perro los cardos que se le enredaban al pelo después de ir a pasear. Esto implica que muchas veces la ciencia avanza por serendipias, pero no es menos importante resaltar que para que se produzca una serendipia, tenemos que estar buscando algo. Dicho de forma coloquial, me atrevería a decir aquello de “que la suerte nos pille trabajando”.

Cuando estamos ante un problema en nuestras granjas que nos provoca alteraciones en los parámetros productivos tenemos ante nosotros el reto de resolverlo de la forma más correcta y rápida posible, ya que cada día que pasa las pérdidas nos penalizan tanto económicamente como lo hacen sobre el bienestar de los animales y la moral del equipo de personas que estamos involucrados. En muchas ocasiones el origen de los problemas que padecemos en nuestras granjas es multifactorial (sanitario, ambiente, nutrición, genética, manejo, infraestructuras..), por lo que es preciso realizar una anamnesis del problema, además de conocer la epidemiología tanto a nivel de granja como regional, y por supuesto hacer un diagnóstico definitivo preciso (Carda Aparici, 1982). Estas son las bases de la propedéutica, que es la parte de la patología general destinada a enseñar los fundamentos necesarios para que sirvan de introducción a la medicina clínica, y que tiene por objetivo sentar las bases previas para poder hacer un diagnóstico preciso. De todos es bien conocido el axioma clínico de que no hay síntomas absolutamente patognomónicos, por lo que creo preciso hacer un abordaje global, de lo general a lo particular, sin dar nada por hecho ni sabido. A buen seguro que entre lo que analizamos, escuchamos, pensamos, sentimos y decidimos hay lagunas sobre las que la serendipia puede echarnos una mano.

Eso no hace que dejemos nada al azar y que trabajemos con rigor científico en búsqueda del origen primario del problema, tomando como base de trabajo la correcta recogida de síntomas(semiotecnia) y convertirlos en utilidad diagnóstica(semiología). A buen seguro, que como tantas veces hemos experimentado, cuando estamos analizando un problema en la granja nos encontramos con soluciones para prevenir otros. Así, prefiero mantener una actitud activa de estar atento y abierto a lo inesperado aunque esté buscando otra cosa, o lo que viene siendo, no obviar nada y valorar todo. ¿Estará el networking actual tomando como referencia la serendipia?

“La ciencia, amigo mío, está hecha de errores, pero se trata de errores en los que ha sido útil caer porque nos han ido acercando poco a poco a la verdad” – Jules Gabriel Verne (08.02.1828-24.03.1905)

                                                                      

Columna Dedicada a la memoria de nuestro excelente y referente compañero Veterinario D. MIGUEL ÁNGEL DÍAZ YUBERO – D.E.P.. GRACIAS por todo y por tanto.

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA