Producción y calidad en la leche de oveja

  • La principal región productora de leche de oveja en nuestro país es Castilla y León, donde se produce alrededor del 60% del volumen total de leche, siguiéndole a cierta distancia Castilla-La Mancha con un 26%. Muy por detrás se sitúan la Comunidad de Madrid (4,5%), el País Vasco (2%), Navarra (1,5%) y Extremadura (1,3%).

Entre los distintos factores ligados al animal que determinan la producción y calidad de leche en la oveja, podemos citar: el estado sanitario, la raza, el nivel de selección, el momento de la lactación, el número de lactación, la época en la que se produzca el parto, el tipo de parto, el peso vivo y las reservas corporales de la oveja, su nivel de producción y el tipo de ordeño.

Estado sanitario

El estado sanitario del rebaño y más concretamente la mamitis tiene una decisiva influencia en la calidad de la leche, ya que disminuye los contenidos en grasa, proteína y sobre todo lactosa. Existen numerosas enfermedades que pueden incidir negativamente en la producción lechera del ovino, las más frecuentes son:

1) Agalaxia contagiosa. Mycoplasma agalactiae destruye el epitelio glandular, lo que origina la agalaxia. En rebaños con presentación endémica, la incidencia de la enfermedad clínica es baja pero se detecta un descenso en la producción de leche.

2) Complejo Paratuberculosis-Pseudotuberculosis-Tuberculosis (PPT) que también provoca una disminución de la producción láctea.

3) Mamitis subclínicas causadas principalmente por Staphylococcus coagulasa negativo (S.C.N.).

4) Mamitis clínicas producidas fundamentalmente por S. Aureus y Streptococcus.

5) Maedi-Visna. El desarrollo de mamitis indurativas crónicas es muy frecuente en esta enfermedad, lo que implica una disminución progresiva de calostro y leche.

6) Trastornos metabólicos, entre los que destaca por su frecuencia la toxemia de gestación. Este proceso afecta gravemente a los animales al final de la lactación, cuando no se ofrece suficiente energía o la oveja gasta más de la que recibe. Es más usual en hembras multíparas y, sobre todo, en las ovejas más engrasadas.

7) Parasitaciones de diverso tipo (sobre todo en sistemas con pastoreo).

Raza y nivel selección

El genotipo determina en gran medida el potencial productivo de los animales, si bien siempre modelado también por los factores ambientales y de manejo que conlleva cada sistema de producción. Lo importante es elegir adecuadamente la raza apropiada para el sistema elegido. En general, existe una correlación negativa entre el volumen y la composición de la leche. A mayor volumen, menor concentración de proteína y grasa.

Los primeros programas de selección en ovino lechero se implantaron en las ovejas Lacaune en Francia y Awassi en Israel, hace unos cincuenta años, luego se han ido poniendo en marcha en muchas otras razas. En nuestro país existen consolidados varios programas de mejora genética de ovino de leche. Son los relacionados con las razas Manchega, Churra y Latxa y Carranzana. Además, núcleos formados por razas extranjeras (Assaf y Lacaune) están comenzando a trabajar en el control de rendimientos y están iniciando los primeros pasos para implantar un  programa de mejora genética. Sirva de ejemplo la raza Manchega, cuyo programa de selección, que se desarrolla desde el año 1986, ha conseguido un progreso genético para la producción lechera de 0,85 litros/año.

Aunque los programas de selección trabajan fundamentalmente sobre la producción de leche y, en algunos casos, sobre la composición de la misma (contenido en grasa y proteína); en ovino lechero también se ha empezado a trabajar recientemente en la selección del morfotipo lechero como en ganado vacuno, al objeto de conseguir animales de mayor capacidad de producción vitalicia, pero en esta especie se centran casi todos los esfuerzos en la consecución de una morfología mamaria adecuada, que permita un ordeño mecánico fácil y rápido. Se buscan por tanto, ubres bien insertadas, con buena capacidad pero no profundas y, especialmente, con unos pezones bien colocados debajo de cada mitad de la ubre y bien orientados que permitan una evacuación de la leche prácticamente por gravedad.

El peso vivo y las reservas corporales de la oveja

Se observa que ovejas paridas con mayor peso y en mejor estado de reservas corporales producen entre un 7 y un 20% más de leche. De aquí la importancia que tiene la alimentación en el último tercio de gestación y durante la lactación. La condición corporal de la oveja al parto (que debe ser entre 3 y 3,5) condicionará las reservas grasas de la oveja, lo que influirá decisivamente en como va a afrontar el animal los períodos de balance energético negativo posteriores al parto, especialmente importantes en ovejas de alta producción láctea. Asimismo, las reservas grasas tienen una gran eficiencia para obtener una buena cantidad de grasa en la leche.

Momento y número de lactación

La máxima producción se obtiene en las primeras semanas después del parto. A lo largo de la lactación se observa un incremento en los contenidos en grasa y proteína, aunque es más intenso el que se produce en el porcentaje de grasa.

Respecto al número de lactación, la producción de leche es mayor en la 3ª, 4ª y 5ª lactación, siendo más significativo el incremento que se presenta entre la 1ª y 2ª lactación que suele ser de un 20%.

Tipo de parto y número de corderos criados

El incremento de producción se manifiesta más por el número de corderos amamantados que por el número de corderos gestados. Las ovejas que amamantan a dos corderos presentan una producción más elevada que aquellas que sólo crían uno, debido a que hacen el vaciado completo de la ubre con más facilidad. Las ovejas que crían más de un cordero mantienen durante más tiempo el máximo de producción.

El ordeño y la máquina de ordeño

Tiene una gran influencia en la cantidad y calidad de la leche, según el método de ordeño que se emplee, el número de ordeños diarios y el intervalo entre ellos. Al sustituir el ordeño manual por el mecánico no se ha observado una variación significativa en la cantidad y calidad de la leche, permitiendo una intensificación en los sistemas de producción.

Aumentando el número de ordeños diarios se favorece la producción de leche. La práctica de manejo más generalizada es la de dos ordeños diarios, con un intervalo nocturno más largo (15-16 horas) que el diurno (9-8 horas). La supresión de un ordeño puede suponer la pérdida de un 30% de producción.

Respecto a su adaptación al ordeño mecánico existen dos tipos de ovejas respecto a la cinética en la emisión de la leche:

a) fáciles de ordeñar, que dan primero la leche cisternal (1ª emisión o pico de leche) y después la leche alveolar (2ª emisión o pico de leche). Estas ovejas tienen un tiempo de ordeño mayor y una mayor producción lechera, y b) difíciles de ordeñar, que liberan sólo la fracción de la cisterna (1ª y única emisión de leche). Estas ovejas deben ir siendo eliminadas en los programas de selección.

Conjuntamente a estos factores intrínsecos, ligados al animal, existen otros factores externos, ligados al ambiente y al manejo, que determinarán la producción de leche en el ganado ovino. Todos estos factores pueden, además, interaccionar entre si de diferentes formas, por lo que resulta difícil separar sus distintas acciones claramente.