Piden el cierre inmediato de la granja de visones, reservorios del Covid, situada en un pueblo de Ávila anexo a Madrid

Ecologistas en Acción de Ávila y la plataforma de vecinos afectados por la explotación de visones De la Roca Peleteros han exigido este lunes el cierre inmediato de esta granja instalada en la localidad abulense de Peguerinos, «por acumular diversas irregularidades, suponer un grave impacto ambiental, provocar molestias en la población colindante y un gran riesgo de contagio de Covid-19».

La granja de Peguerinos tiene autorización para 33 naves y alojar a 28.500 animales. Pero, según figura en un informe del Seprona aludido por Ecologistas, habría en realidad 40 naves y habrían llegado a criar cerca de 40.000 individuos. Este asunto fue motivo de una sanción administrativa, «pero no se han derribado las naves extra y se teme que sigan criando más visones de lo que permite su autorización».

«Esta irregularidad se une al incumplimiento de algunas medidas a las que obligaba la Declaración de Impacto Ambiental. Una es el almacenamiento de estiércoles, que se están vertiendo directamente al suelo en lugar de hacerlo en balsas impermeabilizadas, lo que supone una fuente grave de contaminación para las aguas superficiales y subterráneas, además de provocar malos olores, que las personas afectadas califican de insoportables», denuncian.

Por otro lado, la granja está ubicada a apenas 340 metros de las primeras viviendas de la localidad madrileña Santa María de la Alameda, a pesar de que la legislación vigente exige que sea al menos de 500 metros. Los vecinos se quejan de que algunos visones se escapan y acaban viviendo en sus jardines y han denunciado en diversas ocasiones plagas de moscas, malos olores y opacidad en la gestión.

Por otro lado, Ecologistas en Acción señala que la cría de visiones «supone un gran impacto ambiental». El visón americano es considerado como el carnívoro invasor con mayor impacto en la fauna autóctona de Europa, afectando negativamente al menos a 47 especies amenazadas.

Por un lado, compite fuertemente con las especies autóctonas y las desplaza. Por otro, depreda aves acuáticas, reptiles y anfibios y peces o pequeños mamíferos, como el desmán de los Pirineos (una especie severamente amenazada). También puede transmitir enfermedades a mustélidos autóctonos (como la nutria). «Las fugas de visiones de las granjas son suficientemente frecuentes como para que estos animales constituyan una amenaza para la fauna», apuntan los ecologistas.

A todos estos problemas, se une ahora la amenaza de que esta granja constituya un reservorio de SARS-CoV-2, lo que ha generado una mayor alarma en la población. «La forma en que se cría a los animales de granja en las producciones intensivas, con muchos ejemplares de una misma especie hacinados en espacios reducidos, contribuye a que se produzcan brotes y expansión de enfermedades, al reducirse la respuesta inmune y aumentar la tasa de transmisión entre animales», apuntan.

De hecho, se han detectado brotes de coronavirus en visones americanos en al menos 13 granjas peleteras de Holanda, y se ha confirmado la transmisión de esta enfermedad de visones a humanos. En España, se conoce al menos un brote de covid-19 en una granja peletera de visón americano en Puebla de Valverde (Teruel), en la que se contagiaron al menos 7 de los 14 trabajadores.

Más recientemente, en Dinamarca se han sacrificado 17 millones de ejemplares para frenar una mutación de la cepa que pone en peligro la efectividad de la vacuna. Es por todo ello, por lo que los ecologistas y esa plataforma vecinal exigen «el cierre de esta granja de visiones, que no cumple ni tan siquiera con los requisitos esenciales de este tipo de instalaciones».