MASCARILLAS

Las mascarillas médicas con el objetivo de proteger la salud fueron inventadas por Berger y Mukulicz en 1897 y se popularizaron en 1918-19 con motivo de la gripe española. Las mismas son multiformes en su fabricación, y no digamos ya en su aplicación, y cómo algunos se las colocan. Sea como fuere, póntela bien, que en este caso al ser por transmisión oral – vías respiratorias, no es necesario que se la pongas. Pero ya en los siglos XVI y XVII las hubo de muchos tipos, usándose en ocasiones especiales como el carnaval, costumbre que además de en Venecia se sigue haciendo en gran parte del mundo, o en obras culturales por actores. Pero quiero destacar que hace 4-5 siglos se la ponían para salir de casa las mujeres de elevada clase social para proteger su cara y darse un halo de misterio. No son pocos los cuadros que representan a damas de la nobleza andando o montando a caballo cubiertas por máscaras que cubrían parcial o totalmente su cara (ojos, nariz y boca). El escritor inglés Randle Holme a finales del siglo XVII describió dos tipos de máscaras: una llamada mask de forma cuadrada o semicircular hechas de terciopelo negro que cubría solo las cejas, los ojos y la nariz, y una segunda que llamó visard que cubría toda la cara. Estas segundas en Francia se llamaban loup (lobo). De uno u otro modo se convirtieron en un complemento femenino que toda mujer con clase debería poseer en su fondo de armario. Bueno, pues al final en este 2020 es un complemento para todo género y todas las edades. ¡Quien iba a decirnos que se iban a poner de nuevo de moda!

Hemos pasado en medio año de no disponer de las mismas para toda la población, a que cada uno tengamos un buen número de ellas tanto desechables como reutilizables, sanitarias o diseño, baratas o caras (quizás de aquí alguno interpreto bien lo de más-carillas y las puso un IVA elevado) e incluso incluidas gratis en el Kit de protección Élite+ con un lavado de coche en las gasolineras. En fin, curiosidades aparte, son sin duda de las medidas de prevención importantes para evitar la infección por el Coronavirus y también, porque no, del virus gripe, rinovirus, micoplasma; junto con el lavado frecuente de manos, el uso del gel hidroalcohólico y el respetar la distancia social. Y es que siempre “más vale prevenir”, que es el título del capítulo siete de los doce de los que consta el libro recién publicado sobre “Uso responsable de antibióticos en producción porcina” escrito por nuestros compañeros Cristina Muñoz, Miguel Ángel Higuera Pascual, Belén Gutiérrez y Sara Sacristán, que considero de recomendable lectura y a quienes quiero felicitar por el mismo. Y aprovecho para dedicar esta columna de opinión a los cuatro, y muy especialmente a Miguel Ángel, por aquello de que a uno le tira el terruño segoviano. Como bien manifiestan, el objetivo de la prevención es que un animal no llegue a desarrollar la enfermedad, evitando por un lado la entrada del patógeno en la granja (bioexclusión), por otro reducir la presión de infección de agentes infecciosos en granja (biogestión) y, por último, pero no menos importante, evitar el desarrollo de las enfermedades en base al fortalecimiento del sistema inmune. En los dos primeros casos, tanto la bioseguridad interna como externa son las principales medidas para dichas pautas preventivas, y en la tercera, además de evitar cualquier factor de stress, aportando unas condiciones ambientales, de manejo , infraestructurales además de una adecuada nutrición enfocada no solo a obtener los mejores parámetros productivos, sino también a mejorar su estado sanitario en base a la interacción nutrición-microbiota-inmunidad, el uso de programas de desparasitación y vacunación específicos, serán las claves para conseguirlo.

Y a esto añadimos la biocontención que hace referencia al control de patógenos en una zona geográfica determinada, y que implica la diseminación de agentes infecciosos entre granjas. Cuando menciono estos términos, no se que les parecerán a ustedes, pero los mismos me parecen mucho más profesionales y rigurosos que los que estamos escuchando cada día con el cerramiento perimetral de municipios, comunidades autónomas… Lo bueno que en nuestras granjas ya aplicamos desde hace muchos años el toque de queda durante toda la noche. ¡Vamos por delante en prevención!  Aquí quiero reflexionar sobre el caso del Circovirus porcino vs Coronavirus humano con historias paralelas en su biocontención. Recuerdo perfectamente, hace tan solo dos décadas, aquellos datos de mortalidad del 10+10% que teníamos en lechones destetados y cerdos de engorde hasta que dispusimos de las vacunas que se han demostrado tan eficaces. Las medidas previas al desarrollo de la vacuna se basaban en el Método McRebel, con resultados parciales, por lo que no puedo dejar de alegrarme sobremanera por el comunicado de la semana pasada por parte de la farmacéutica Pfizer americana y su socio alemán BioNTech de que su prototipo de vacuna BNT162b2 basado en ARN mensajero tenga una eficacia superior al 90%, excelente por otra parte considerando que la Agencia del Medicamento de Estados Unidos autoriza las que tengan más del 50%. Y aún me congratula más saber que detrás de su desarrollo está un Veterinario griego afincado en USA y un matrimonio de Médicos turcos que emigraron a Alemania junto, a buen seguro, un gran equipo de investigadores y directivos que están poniendo todo el conocimiento y medios materiales necesarios.

Para mí, dentro de todas las medidas de bioseguridad que bien conocemos todos, me interesa especialmente la de la concienciación por parte de todos los implicados en nuestro sector porcino de las mismas, sabiendo que la formación del personal es un punto crítico. Se imaginan que a nuestros equipos de trabajo a todos los niveles de la cadena alimentaria en nuestro sector (personal granjas, personal externo, transporte pienso, transporte de animales vivos y a matadero) les diésemos informaciones sesgadas e incoherentes sobre las medidas de bioexclusión, biogestión y biocontención, es decir de las medidas a tomar para evitar que nuestros cerdos se infecten y por lo tanto puedan llegar a enfermar (que bien debemos diferenciar), cuáles podrían ser los resultados, y cuáles son realmente cuando fallamos en la implementación de cada una de ellas. Aboguemos por ser exhaustivos en todas las medidas de prevención para mantener una elevada sanidad en nuestras granjas y en nuestro país, lo que siempre supone una ventaja competitiva.

 

“Una cerda y una perra reñían por su fecundidad. La perra aseguraba que ella era la que más pronto paría de los cuadrúpedos. La cerda le respondió: “Pero cuando dices eso, reconoce que echas al mundo cachorros ciegos””.  La fábula muestra que las cosas no se juzgan por la rapidez con que se hagan, sino por su perfección.  Fábula 223 “La cerda y la perra” – Esopo – Fabulista griego (600-564 a.C.)

 

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA